Martí Llorens presenta una retrospectiva en la capital del estado de Hidalgo
Propone artista catalán ''colarse por la puerta trasera de la historia''
Mediante la fotografía, el espectador puede ''asistir'' a hechos en los que no estuvo presente
La máquina de la memoria incluye imágenes de distintas series y formatos
Ampliar la imagen Fotograf�de la serie Port de Barcelona, 1989, de Mart�lorens, que se exhibe en el contexto del encuentro de fototecas
Congelado en un daguerrotipo tomado en 1847, un soldado que acaba de perder una pierna, dirige su mirada llena de horror y dolor a Martí Llorens (Barcelona, 1962).
Anoche, el fotógrafo catalán inauguró su exposición La máquina de la memoria, en el Cuartel del Arte, ex Convento de San Francisco, en Pachuca, Hidalgo, en el contexto de la versión seis del Encuentro Nacional de Fototecas que ayer comenzó y terminará este viernes.
Objeto surrealista
Minutos antes de la entrevista con Llorens, trabajadores de la Fototeca Nacional le enseñaron al fotógrafo la imagen en la que unos soldados sujetan a otro, a quien le acaban de amputar una pierna. Aunque son personas que ''desaparecieron" hace muchos años, ''están allí" y se pueden ver sus caras.
Es una imagen ''fuera de tiempo, pero realmente ocurrió. La acabo de ver, allí está y de una manera muy vívida", expresa Llorens, para quien la fotografía es un objeto extraño, siempre fuera de lugar, surrealista por antonomasia.
Explica: ''El tiempo no se para. De hecho, la historia de la fotografía se puede contar de muchas formas y una puede ser que es un medio que lucha para detener el tiempo, para congelar el instante. Es una lucha perdida de antemano. El tiempo sigue su rumbo y las fotografías quedan por el camino. Entonces, siempre es impactante que nos mire un soldado de 1847, al menos así lo percibo.
''Allí está la fascinación por ese tipo de objetos, imágenes, como en ese caso que se trata de la misma placa colocada dentro de la cámara que manipuló el fotógrafo."
Juegos con el tiempo
A Martí Llorens le emociona la capacidad de jugar con el tiempo, de ''transportarnos adelante y detrás".
La máquina de la memoria, integrada por 30 piezas de distintos formatos, reúne imágenes provenientes de varias series realizadas a partir de 1987. Una, Memorias aeronáuticas (1999), en torno de fotos ''jamás realizadas", comprende una toma hecha por un pescador irlandés que muestra el vuelo en que Charles Lindberg cruzó el Atlántico en 1927.
Para el entrevistado es posible tener ''recuerdos" de hechos en los que no se ha estado por ''obvias razones". Además, uno puede introducirse en esos hechos mediante la fotografía.
Llorens no estuvo cuando Lindberg despegó de Nueva York, ni cuando aterrizó en París, pero al buscar en sus ''archivos" encontró la imagen en cuestión.
Explica: ''Ese juego de hallar documentos que jamás han existido, y colarse por la puerta trasera de la historia, es fascinante. La foto jamás existió, aunque sí el vuelo. Para fabricarla se toma una foto, quizá, de un barco antiguo, se está arriba, se puede encontrar en el puerto, y a partir de allí con una sencillísima maqueta, pequeñita, el avión de Lindberg".
Hoy y mañana, Martí Llorens impartirá un taller.