Jihad Islámica se atribuye el atentado en Hadera

Ataque suicida en Israel mata a cinco civiles; 34 heridos

ERIC SILVER THE INDEPENDENT

Jerusalen, 26 de octubre. Un atacante suicida palestino mató a cinco civiles israelíes e hirió a otros 34 al hacerse estallar junto a un puesto de comida en un populoso mercado de la ciudad norteña de Hadera, a unos 13 kilómetros de la vieja frontera de la Línea Verde, en tanto que ambulancias y voluntarios seguían recogiendo fragmentos de cuerpos dos horas después de la explosión.

Yosef Kahalon, de 27 años, estaba en un automóvil con su hermana, afuera del mercado. "Escuchamos un estallido", dijo. "Inmediatamente corrí al lugar de la explosión. No sé por qué lo hice. Vi a un hombre a quien le chorreaba sangre del brazo. Me quité la camisa y se la até alrededor de la herida para que dejara de sangrar".

Agregó: "Junto a él había un adolescente con esquirlas clavadas en el rostro, en la espalda y en los brazos. Los socorristas se lo llevaron al hospital. Había otro hombre al que no pude ayudar. Le salía un chorro de sangre del estómago".

David Zarihan, un hombre de mediana edad, va al mercado todos los miércoles y estaba a cinco metros del puesto. "Vi a un hombre bien vestido y afeitado, alto y moreno", dijo. "Se veía sospechoso. De pronto explotó. Su cuerpo salió volando y cayó sobre mí. Todo se puso negro. No podía ver nada más que hollín y polvo".

Tres minutos más tarde, Zarihan iba rumbo al hospital Hillel Jaffe, de Hadera, donde recibió tratamiento para sus heridas superficiales. "Me salió barato", afirmó, todavía muy consternado. "Iré al mercado nuevamente el próximo miércoles".

Yigal Katz, otro paciente en la sala de urgencias, narró: "Vi muchos horrores. Trozos de carne volando en todas direcciones. Había allí una mujer árabe, gordita, haciendo sus compras. Seguramente murió. ¿Por qué ocurren estas cosas?"

En el mercado, ubicado en la esquina de las calles Rothschild y Herbert Samuel, los techos de lámina y las vigas del puesto de falafel y los demás establecimientos vecinos terminaron fracturados.

Frutas y verduras estaban regadas por el camino. Los trozos de vidrio, dispersos por el pavimento, parecían granizo. La explosión le arrancó la corteza a los viejos árboles de eucalipto de ese lugar.

Jihad Islámica se responsabilizó del ataque que, dijo, fue en venganza porque los israelíes asesinaron el lunes pasado a Louay Saadi, en Cisjordania, durante un tiroteo.

Fuentes de seguridad israelíes afirmaron que el atacante suicida provenía de la localidad de Qabatiya, cerca de Nablus.

Testigos dijeron haber visto a dos hombres a bordo de un automóvil blanco dejar en el mercado a un sujeto que pudo ser el atacante, antes de alejarse a toda velocidad. La policía cerró los caminos cercanos con la esperanza de apresarlos.

Comerciantes del mercado se quejaron de que no había guardias de seguridad presentes en el lugar. No obstante, la policía confirmó que había recibido una advertencia generalizada de posibles ataques en la región de Hadera.

El ministro de Defensa israelí, Shaul Mofaz, aseguró que Israel seguirá buscando a militantes de Jihad Islámica y otros grupos que planean ataques, desafiando así las órdenes de sus líderes, que han pedido un periodo de calma.

Saeb Erekat, negociado palestino en jefe, fustigó el atentado. "Condenamos el ataque en Hadera como condenamos todos los atentados suicidas contra civiles de Israel. Esperamos que este ataque no socave el cese de violencia entre ambas partes. Al final del día, la violencia sólo genera más violencia, y no queremos volver a vernos enfrascados en ese círculo vicioso".

El presidente de la Autoridad Nacional Palestina (ANP), Mahmoud Abbas, también condenó el ataque. Anteriormente, en discurso ante el Parlamento palestino en la ciudad de Ramallah, advirtió a las milicias que por cada agresión suya Israel respondería con una acción triplicada.

Israel aseguró que la ANP debe asumir su responsabilidad. Mark Regev, vocero del Ministerio del Exterior, señaló: "La Autoridad Palestina debe desarmar y desmantela a estos grupos".

© The Independent

Traducción: Gabriela Fonseca