Usted está aquí: viernes 28 de octubre de 2005 Política Niegan maiceo, pero echan abajo impuesto al tabaco

Diputados exigen pruebas a Toscano; no dio lista negra

Niegan maiceo, pero echan abajo impuesto al tabaco

Definitivo, apoyo de panistas para desechar el gravamen

ROBERTO GARDUÑO, ENRIQUE MENDEZ, GEORGINA SALDIERNA Y RENATO DAVALOS

Ampliar la imagen Campesinos de Nayarit festejan en la C�ra la decisi�e echar atr�el impuesto al tabaco FOTO Francisco Olvera Foto: Francisco Olvera

Del nuevo escándalo que involucró el trabajo de algunos diputados federales con un supuesto soborno de dos trasnacionales dedicadas a la producción de cigarrillos en México, no resultó ninguna lista de involucrados, como ofreció el panista Miguel Angel Toscano. Simplemente, los grupos parlamentarios participaron en un aparente debate, que les sirvió para limpiar su imagen frente a la denostación pública y de los medios de comunicación.

En tribuna, la mayoría de los diputados enviados por sus fracciones reprochó a Miguel Angel Toscano -quien horas antes fue regañado duramente por sus compañeros de bancada en la reunión plenaria de Acción Nacional- su atrevimiento y ausencia de probidad, al lanzar acusaciones sin presentar pruebas, y dejaron entrever que en sus filas no ocurren actos rreprochables, como aceptar viajes o recibir prebendas.

No obstante, horas más tarde mostraron otro rostro, al convalidar el esfuerzo de las cigarreras para cortar de tajo la propuesta que pretendía incrementar de 110 a 130 por ciento el impuesto al consumo de tabaco, que significaría un aumento de 80 centavos por cajetilla.

Con 268 votos en contra, 19 abstenciones y 116 en favor, el gravamen se desechó definitivamente gracias a la operación y cabildeo de dos personajes centrales enviados por la cigarrera British American Tobacco: José Rafael Capó, director de asuntos corporativos, y María Vargas, quien se desempeña como enlace con los diputados.

La fracción blanquiazul fue el factor definitivo para que el gravamen se fuera abajo. Durante el debate en la Comisión de Hacienda impulsó el aumento del impuesto, y en cuestión de horas, tras una negociación soterrada con el PRI -que siempre estuvo en contra- definió que el gravamen no convenía, por lo que debía rechazarse en el pleno camaral.

Y así fue. Sólo Miguel Angel Toscano, quien obedece al grupo de Felipe Calderón Hinojosa -considerado de ultraderecha-, mantuvo su postura acusatoria desde su curul, como predicador en el desierto, pero no se atrevió a subir a tribuna para denunciar el hecho ni dar a conocer los nombres de los diputados involucrados en el escándalo.

Ese silencio fue interpretado por otros diputados como "cómplice, ligero, irresponsable y ocurrente", pues nunca comprobó el maiceo a los legisladores. No obstante, en nombre de Federico Döring, amigo de Toscano, los panistas intentaron defender, sin conseguirlo, al denunciante.

La sesión empezó con gran expectativa, pues se esperaba que Toscano divulgara los nombres de los involucrados en la aceptación de viajes a Asia, Europa y Centroamérica. Pero en cuestión de minutos el morbo devino en desilusión, pues el panista ni siquiera intentó solicitar la palabra para replicar a sus detractores, quienes lo acusaron de falsario.

Los diputados participantes en el "debate", el cual fue organizado por la Junta de Coordinación Política para lavarse la cara, simplemente intentaron tender una cortina de humo para intentar resarcir ante la sociedad su desgastada imagen.

El priísta Luis Antonio Ramírez se manifestó con dureza porque, dijo, "no permitiremos que sin pruebas se involucre a un diputado en actos de corrupción con empresas trasnacionales. Nos negamos a aceptar tal perversidad política; los legisladores del PRI no vendemos nuestras conciencias y rechazamos la diatriba, el chisme y la calumnia".

En nombre del PRD, Eduardo Espinoza exigió a Toscano que hiciera pública la lista de los legisladores presuntamente sobornados por las cigarreras, y fue Guillermo Velasco, el mismo diputado del Partido Verde que empezó el escándalo, quien terminó por reconocer que "no tenemos prueba alguna de los sobornos, pero sí es sospechoso que se defiendan los intereses de las tabacaleras y después se retracten".

Pedro Vázquez, del Partido del Trabajo, refirió que es común en los países capitalistas el intento de manipular la voluntad de los legisladores, por lo que "se debe perfeccionar el marco jurídico para evitar dichas prácticas, y no vender la soberanía ni la ética parlamentaria a intereses comerciales".

Y fue Federico Döring quien, en nombre del PAN, sostuvo que Toscano no haría públicos los nombres, e inclusive advirtió que no se ofrecería una disculpa a nadie.

En la Cámara de Senadores, el panista César Jáuregui Robles se pronunció por una investigación en el caso de la denuncia hecha por su correligionario Miguel Angel Toscano sobre la posibilidad de que algunos diputados hayan sido sobornados por empresas tabacaleras. "Es algo muy preocupante, pues no puede haber esas cooptaciones, regalos o viajes".

Resulta muy peligroso que no se haya regulado legalmente el cabildeo, dijo, y refirió que ésta es una de las prioridades en el Senado, pues a la fecha sólo existe un reglamento, que data de 1934.

Jáuregui afirmó que se trata de un tema que se analiza con un asociación de cabilderos que ya existe, pero que no está debidamente reglamentada. El más reciente caso de la presión de los cabilderos, dijo, fue el dictamen de reforma a la Ley del Mercado de Valores, que se devolvió a comisiones; "son intereses que se tienen que conocer", apuntó.

 
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