La devastación
Las supuestas tareas de ayuda y reconstrucción a las comunidades devastadas tras los pasos de Stan (4 de octubre) y ahora de Wilma (22 de octubre) están fracasando en medio del más absoluto desorden por la incompetencia del gobierno, pero también y sobre todo por su fanatismo neoliberal.
1. En México no hay un gobierno capaz de cumplir sus responsabilidades constitucionales y de atender las necesidades más urgentes del pueblo mexicano. Y no es de sorprender por ello que tras el paso de los huracanes Stan y Wilma no esté respondiendo con eficacia y deje a cada quien que asuma el costo de lo acontecido.
2. Los funcionarios foxistas creyeron a principios de mes, tras el paso del primer huracán, que era de buen tono hacer propaganda pro neoliberal aprovechando el infortunio de miles de mexicanos pobres de Oaxaca, Chiapas y Veracruz, diciéndoles que tendrían que reconstruir todo por ellos mismos, y ahora, después de la devastación ocasionada por Wilma el último fin de semana en Quintana Roo y Yucatán, estimaron que su misión era desgarrarse las vestiduras no por la gente, sino por la industria turística y lanzar todos sus recursos por ella mientras orquestan una campaña de que ahí sí se puede.
3. Las acciones del gobierno de Fox para supuestamente "coordinar" las tareas de rescate del pueblo, de los turistas y de los hoteles y la infraestructura turística, tras la devastación causada por Wilma en Isla Mujeres, Cozumel, Holbox, Cancún, Playa del Carmen y la llamada Riviera Maya están fracasando, empero, porque no se decidieron dentro del marco constitucional, ni con todos los recursos del Estado, ni mucho menos anteponiendo los principios sociales de nuestro régimen legal y el interés de aquellos que todo lo perdieron al propio fanatismo neoliberal de Fox y de sus colaboradores.
4. Las patéticas imágenes mostradas por la televisión el lunes 24 de una reunión de trabajo de Fox en Quintana Roo con funcionarios federales, estatales y municipales para coordinar las tareas oficiales tras el paso de Wilma, no nada más mostraron la incompetencia de Fox para desempeñar el cargo, pues lo que se buscaba era hacerle publicidad a un supuesto gobernante enérgico y lo que se evidenció fue un individuo sin autoridad y con pretensiones despóticas. En nuestro sistema constitucional, el Ejecutivo federal no tiene atribuciones para regañar y dar órdenes a las autoridades municipales y locales y, lo que es más grave, no puede, por actos de autoridad, decretar "el control federal" de una zona, entregar un mando y funciones que no tiene al Ejército, como tampoco suspender las garantías individuales, y eso fue lo que Fox hizo, pensando acaso en el sistema estadounidense, al dar diversas órdenes, decretar el "toque de queda" y limitar la circulación de las personas.
5. La Constitución Mexicana establece muy claramente en su artículo 29 que las garantías individuales sólo pueden suspenderlas el Ejecutivo Federal, en todo el país o en un lugar determinado, de acuerdo con los titulares de las Secretarías de Estado y de la PGR y con la aprobación del Congreso, y por tiempo limitado, y éste no fue el caso, como en la única ocasión en que esto aconteció y que fue en 1942, cuando el Congreso votó una ley.
6. Fox no ha dejado de mostrarse como un individuo de poca vergüenza, que ha delegado la mayor parte de sus atribuciones constitucionales en sus colaboradores, en las fuerzas armadas y en el sector privado (con la obsesión patológica de desmantelar al Estado), que no ha ocultado que pasa dos días de la semana "descansando" en su rancho de San Cristóbal (Guanajuato), y que con jactancia actúa como un contumaz violador de la Constitución; este estilo personal de gobernar tiene ahora graves consecuencias.
7. Las últimas decisiones de Fox quebrantaron una vez más el orden constitucional del país, pero esto no parece preocupar a nadie: ni al sector privado que ha avalado todas sus tropelías, como tampoco a los legisladores ni a la Suprema Corte, y mucho menos a los medios, y el precedente ahí queda.
8 . Y lo que es más grave, las decisiones por las cuales Fox pretendía quitarse la responsabilidad de un problema, y de paso impulsar las campañas publicitarias suya y de los militares, hicieron quedar en ridículo al Ejército, pues en materia de seguridad, ante los saqueos, tanto éste (que no tiene esa facultad constitucional) como la PFP (cuya legalidad constitucional está en entredicho) quedaron rebasados por los hechos y en las zonas pudientes fueron finalmente pobladores armados los que en brigadas también ilegales se encargaron de la vigilancia. Y en materia de apoyo social varios medios como Reforma (27 de octubre) acusaron al Ejército de haber brindado un apoyo "de primera" en Texas tras el paso del Katrina, pero "de segunda" en Cancún y seguramente "de tercera" o nulo en Chiapas, en Oaxaca y en Veracruz.
9. La tontería puede ocasionar gravísimo daños, y los que está causando la incompetencia oficial están teniendo consecuencias más graves que los efectos devastadores de Stan y Wilma, en particular en las comunidades de Chiapas y de Oaxaca, pues muchos miles de mexicanos están siendo sentenciados a la muerte o a una vida carente de salubridad, de vivienda, de trabajo y de educación. El rechazo de Fox a la generosa ayuda del gobierno cubano -anunciada por Fidel Castro el día 13, quien estaba a punto de enviar brigadas de médicos, víveres y medicinas, que Fox petulante rechazó por motivos políticos e ideológicos, como tuvo que hacerlo por ello con la ayuda decidida por la Unión Europea-, aunado a su negativa de ayudar en serio a las víctimas porque ello sería hacer "populismo", como dijo, no hace más que ahondar la crisis nacional.
10. El gobierno foxista está liquidado moral e históricamente y en el último año no sólo no tiene la capacidad para levantar el prestigio de Cancún, "la joya" del México trasnacional, sino tampoco quiere tener los recursos para apoyar a las comunidades más humildes dañadas por el siniestro y reorientar el destino del país.