Ni un paso atrás, advierte primer ministro; envejecimiento poblacional
Marchan miles en Bruselas en rechazo a la reforma del sistema de pensiones
Ampliar la imagen Marcha en Bruselas, acto que se suma a una huelga general FOTO Reuters Foto: Reuters
Bruselas, 28 de octubre. Más de 100 mil personas, según los organizadores, salieron este viernes a las calles de Bruselas para pedir al primer ministro Guy Verhofstadt, que retire su proyecto de reforma del sistema de pensiones.
Convocada por los sindicatos en el marco de una huelga general con alto seguimiento, la manifestación tuvo un "éxito histórico" que el gobierno "no podrá ignorar", clamó desde una tribuna al final del recorrido Jean-Claude Vandermeeren, uno de los dirigentes del sindicato socialista valón FGTB.
A pesar de la movilización, Verhofstadt reiteró que no dará marcha atrás en su reforma y explicó que los grupos de trabajo interministeriales constituidos la llevarán a la práctica "en textos de ley".
"El objetivo es que se mantengan más personas en el mercado laboral para que las generaciones futuras también se beneficien de nuestra excelente seguridad social a un precio razonable. Pienso que se lo debemos a nuestros hijos", argumentó.
Desde primeras horas de la mañana, decenas de trenes y cerca de 600 autobuses transportaron manifestantes hasta la estación del norte. La concentración se dirigió después de forma ruidosa, con silbidos y petardos, hacia la estación del Mediodía, en el sur de la ciudad.
Los manifestantes (unos 75 mil según la policía) formaban una marea verde, roja y azul, los colores de los tres principales sindicatos organizadores, mientras que las banderolas llevaban la inscripción "No toques mi pensión" como reivindicación pricipal.
Enfrentados a un envejecimiento de la población que amenaza el equilibrio de la Seguridad Social belga, los responsables de la coalición socialista-liberal, que dirige Verhofstadt, han decidido prolongar, de forma progresiva, de 58 a 60 años la edad para acogerse a la jubilación anticipada.
La actividad en el país quedó altamente afectada, especialmente en la administración, correos, hospitales, educación y grandes almacenes.
Los transportes públicos sufrieron paros en todas las regiones y, aunque el aeropuerto nacional de Bruselas y los ferrocarriles funcionaron con normalidad, los aeropuertos de Lieja (sureste) y Charleroi (sur) estuvieron cerrados.
En la industria, la huelga también tuvo una fuerte incidencia, sobre todo en la región de Lieja, según la agencia de prensa Belga.
El 7 de octubre se produjo una huelga por este motivo, la primera que acontecía en el país desde hace 12 años.