Usted está aquí: domingo 30 de octubre de 2005 Opinión BAJO LA LUPA

BAJO LA LUPA

Alfredo Jalife Rahme

La OCS: nuevo polo de poder euroasiático

EL BRITANICO ERIC Hobsbawm, el mejor historiador viviente y autor del libro aclamado La edad de los extremos, causó revuelo en su conferencia magistral en la Universidad de Harvard. Hobsbawm comparó el imperio británico, cuya trayectoria del siglo XIX nadie conoce mejor, con el "presente imperio estadunidense condenado al fracaso y a ocasionar desorden, barbarie y caos, en lugar de promover la paz", como reseña Lev Menand (Harvard Crimson; 20-X-05).

EL INSIGNE HISTORIADOR británico arguyó que "no existía precedente para una supremacía global (sic) que el gobierno de Estados Unidos intenta establecer", y concluyó en forma soberbia que el "imperio estadunidense seguramente fracasará". Su reciente conferencia, ya no se diga su obra descomunal, debe formar parte del acervo civilizador de las universidades del mundo y servir de consulta permanente para quien desee dedicarse a la política y a las relaciones internacionales, en especial, a medir el declive inexorable del imperio estadunidense, quizá, el más pretencioso y efímero de todos los conocidos: partiendo de la desintegración de la URSS, en 1991, hasta la quiebra de la correduría de hedge funds (fondos de cobertura de riesgos) LTCM, en 1998, nuestro cálculo es de un mínimo de nueve años; para no pelearnos con nadie, se puede extender seis años más y sumar un máximo de 15 años, hasta la primavera de 2004, cuando fue notorio que el ejército de Estados Unidos no podía vencer a la asombrosa guerrilla iraquí, lo cual marcó oficialmente para los anales de la historia el "inicio del fin" del imperio estadunidense (sumada a la "segunda decadencia" de Gran Bretaña, que parece no haber aprendido de sus errores pasados).

QUIENES SEGURAMENTE HAN asimilado los portentosos teoremas históricos de Eric Hobsbawm son los estrategas de las grandes potencias eurasiáticas (Rusia, China e India), que desde 1998 (bombardeo de Serbia y de la embajada china en Belgrado por Estados Unidos; el famoso "error inteligente") se dieron cuenta de las verdaderas intenciones malignas de la dupla anglosajona de Estados Unidos y Gran Bretaña para apoderarse, en una primera etapa, del triángulo marítimo superestratégico conformado por el mar Negro, el mar Caspio y el golfo Pérsico, y posicionarse luego en las entrañas de Asia central, con el fin de desestabilizar mediante la "carta islámica" y el montaje hollywoodense de Al-Qaeda, al "triángulo estratégico" de Rusia-China-India, un concepto geopolítico de profundidad estratégica lanzado por el premier ruso Yevgeni Primakov, justamente después de la conquista de Yugoslavia por la OTAN. No fue casual que tres años más tarde, Rusia y China hayan fundado la Organización de Cooperación de Shanghai (OCS), considerada como la "OTAN del Este", y que puede simbolizar el verdadero barómetro de la influencia geopolítica de la dupla anglosajona obligada a replegarse en Asia central.

A STRATFOR, CENTRO del pensamiento texano-israelí vinculado a la plutocracia petrolera anglosajona, no se le escapó la reciente cumbre ministerial de la OCS, la cual concluyó el 27 de octubre en Moscú y que configura el "desarrollo de un nuevo centro de poder" (28-X-05). En seis años la OCS ha asentado sus reales conforme Estados Unidos está siendo expulsada de algunos países clave de Asia central. A nuestro juicio, el mayor golpe fue el asestado por Uzbekistán, el país más poblado de todas las repúblicas islámicas centroásiáticas, que irradia su influencia a las demás de una u otra forma. No es por nada que la URSS ubicó a Tashkent, la capital de Uzbekistán, como su segunda capital para el Este después de Moscú. Stratfor no oculta que ahora la "administración Bush exhibe creciente preocupación, después de que un miembro de OCS, Uzbekistán, cerró una base militar de Estados Unidos en julio pasado".

LA RECIENTE CUMBRE ministerial de la OCS, que no valió ni una sola línea de los sesgados multimedia anglosajones consagrados a la frivolidad, rebasó la contingencia inicial en asuntos de seguridad para "expandir su alcance geográfico". A juicio de Stratfor "conforme crezca, la OCS se convertirá en una figura más autorizada en asuntos de Eurasia y del mundo (sic)". Pues sí: con sólo Rusia y China sobra y basta para poner en su lugar al más pintado, llámese Estados Unidos o Gran Bretaña.

ASI LAS COSAS, la "OCS desarrolla dos direcciones estratégicas. Primero, crece de una organización unidimensional en materia de seguridad hacia un grupo multifuncional, que incluye colaboración política y económica; segundo, a partir de ser una organización centroasiática se expande para incluir a Eurasia". ¡Nada más!

HABRIA QUE RECORDAR el axioma geopolítico inmutable de sir Halford McKinder, fundador del concepto de la OTAN y de la London School of Economics, quien concibió a Eurasia como el "pivote de la historia mundial", a lo que décadas más tarde se sumó el polaco-canadiense-estadunidense Zbigniew Kazimierz Brzezinski, ex asesor de seguridad nacional de Carter, quien aplicó el esquema de McKinder contra la URSS mediante la "carta islámica" de los mujaidines en Afganistán. En El tablero de ajedrez mundial: La supremacía de Estados Unidos y sus imperativos geoestratégicos, Zbigniew Kazimierz Brzezinski no deja duda de su pertenencia a la escuela geopolítica de McKinder.

PARA LA MENTALIDAD anglosajona, quien domine Eurasia gobernará el mundo. Para todos los gobiernos de Washington y Londres del siglo XX e inicios del XXI, Eurasia ha constituido un asunto de vida y muerte, por lo cual difícilmente Estados Unidos va a operar la graciosa huida sin presentar batalla, como se lo han vuelto a solicitar Rusia y China, según South China Morning Post (28-X-05), para quien la participación del premier chino Wen Jiabao en la cumbre "representa otro paso para cimentar la influencia de China en la región de Asia central". Después de cuatro meses, Rusia y China han vuelto a pedir un cronograma de retiro del ejército de Estados Unidos de Asia central, una región "inmensamente rica en recursos energéticos". Ni Rusia ni China están tranquilos con el ejército estadunidense no muy lejos de sus fronteras, y el poderío ascendente de la OCS lo marca en el lapso de cuatro meses.

STRATFOR APRECIA QUE "en caso de que la OCS prosiga el desarrollo en términos de proyectos económicos comunes e iniciativas de seguridad, podría convertirse en un nuevo centro de poder colectivo (sic)". La OCS no es "explícitamente anti-Estados Unidos, aunque el choque de cabezas con éste es inevitable, dado que Washington lucha para mantener una (sic) presencia en Asia central". Ninguno de los miembros, en particular Rusia y China, desea una confrontación con Estados Unidos, y lo único que les preocupa es "poner su casa en orden mientras se desarrollan al interior, como es el caso de China, que está a punto de lanzar una gran campaña social interna y de redistribución económica y no desea ser percibida formando un bloque para contrarrestar los intereses en seguridad de Estados Unidos, cuando Rusia está atareada tratando de revivir su economía y en busca de amigos en el exterior que no deseen seguir a Estados Unidos y le ayuden a volver a ganar algo (sic) de su prominencia anterior".

QUIZA SE HAGAN demasiadas ilusiones los analistas de Stratfor, pero la alianza de la OCS va en el sentido opuesto al del eje Estados Unidos-Gran Bretaña, y cualquier chispa puede llevar a una colisión accidental. Lo que no puede ocultar Stratfor es que la nueva alianza euroasiática de la OCS avanza en detrimento de los intereses geopolíticos de Estados Unidos en Asia central.

PARECIERA DESPRENDERSE DE los asertos de Stratfor que China, más que Rusia, encabeza el liderazgo del nuevo polo colectivo de poder mundial que subsume la OCS, cuando "Putin todavía desea occidentalizar (sic) a su país, lo cual implica por lo menos alguna (sic) cooperación con Estados Unidos", mientras "India se coloca como futuro poder mundial y quiere beneficiarse del conocimiento tecnológico nuclear de Estados Unidos".

LAS NECESIDADES DE las repúblicas islámicas centroasiáticas miembros de la OCS (Kazajstán, Uzbekistán, Tayikistán y Kirguizia) -a la cual asisten como observadores India, Irán y Pakistán- han hecho de la complementariedad de su política económica un imperativo geopolítico que será propulsado con la construcción de corredores energéticos y de transporte, algo así como una "nueva ruta de la seda" para el siglo XXI, que fue plasmada en un ambicioso programa de cooperación económica y de comercio multilateral para los próximos 15 años: plantas hidroeléctricas, mejora de las carreteras, redes de comunicación de fibra óptica, exploración de hidrocarburos y construcción de gasoductos; es decir, un total de 127 proyectos, como se asombra Stratfor.

CON CERCA DE 850 mil millones de dólares de reservas monetarias, China se puede dar el lujo de financiar los primeros proyectos con 900 millones de dólares pagaderos a 20 años y a tasas muy bajas, además de estar dispuesta a entrenar a mil 500 ingenieros. Pareciera que China pretende aplicar en Asia central su versión del Plan Marshall, cuando todavía la dupla anglosajona pensaba en el "bien común", antes de sucumbir a la codicia monetarista que la está llevando a su cataclismo.

RUSIA NO DESEA quedarse atrás y ha propuesto "alianzas estratégicas" de inversión con China para impulsar los proyectos de infraestructura centroasiática que redundarán en el beneficio común de todos los pueblos regionales, mientras Estados Unidos y Gran Bretaña solamente piensan, desde la narcocracia que instalaron en Afganistán, realizar cuantiosos negocios ilícitos (¡un suculento negocio anual equivalente al déficit de cuenta corriente de Estados Unidos!) e intoxicar con opio y heroína a los moradores de Eurasia.

EL ABORDAJE DE la dupla anglosajona Estados Unidos-Gran Bretaña es eminentemente nihilista y necrófilo, mientras el enfoque de Rusia y China es eminentemente constructivo y biófilo, por lo que las naciones centroasiáticas preferirán el modelo que les aporte mayor bienaventuranza frente a la "guerra permanente" bushiana y blairiana. La derrota que han sufrido en Irak, uno de los selectos rincones euroasiáticos, Estados Unidos y Gran Bretaña, dos países depredadores que viven de la carroña bélica, no será únicamente geopolítica, será también espiritual, mental y civilizadora, como apreció el inconmensurable Eric Hobsbawm en el caso específico de Estados Unidos.

 
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