Buscamos dejar de ser una isla para abrirnos a la gente, asegura su director
Ante público, el nuevo examen final en el Centro Universitario de Teatro
Que los jóvenes se den cuenta de que el espectador es necesario para que surja el fenómeno teatral: Antonio Crestani
Cada año se reciben 170 solicitudes de ingreso, se aceptan 12 o 15
Ampliar la imagen Ensayo de la obra El pregonero de Toledo, escenificada los s�dos por los alumnos del CUT para aprobar su a�scolar FOTO Carlos Cisneros Foto: Carlos Cisneros
Por sus condiciones académicas y estructurales, el Centro Universitario de Teatro (CUT) de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) se ha convertido en una escuela "privilegiada, poco comparable con otras de su tipo: extraordinaria", afirma el director de ese recinto, Antonio Crestani.
Desde hace varias décadas agrega, los ex alumnos del CUT "son quienes están dirigiendo los pasos del teatro nacional".
El alma mater de algunos de los mejores hacedores de teatro que ha tenido el país durante los pasados 40 años inició el fin de semana pasado, por primera vez en su historia, una novedosa modalidad de exámenes de fin de curso: la escenificación, durante cinco semanas, de tres obras que representan el periodo y estilo estudiados en cada grado escolar.
Se trata de enfrentar a los alumnos a su espacio natural: el foro con público, en lugar de las funciones únicas y en solitario con las que en el pasado los alumnos del centro debían aprobar año; "queremos abrir esa ostra en la que se había mantenido el CUT, era una especie de isla que se mantenía independiente de su entorno", apunta Crestani.
La apuesta por esa modalidad va más allá, explica: se pretende derrumbar esa "cuarta pared" que hizo que muchos actores hicieran su trabajo sin ir a la par "de la respiración del espectador", con un virtual alejamiento del auditorio.
Ahora "queremos que desde el principio esté presente el contacto con el público, que los jóvenes se den cuenta de que el fenómeno teatral se hace gracias a que uno está parado en un escenario frente a alguien sentado en una butaca viendo. Si falta uno de ellos no hay teatro".
Por eso el CUT imparte a los muchachos de reciénte ingreso las materias de iniciación a la actuación y teatro popular, basadas en los conocimientos del italiano Darío Fo, incluidos en su libro Manual mínimo del actor, texto muy poco estudiado en el país.
Los muchachos "ingresan de una manera lúdica a la actuación, pues mediante esta metodología logran aceptarse de inmediato en el escenario, manejando cosas muy tangibles y concretas que les permiten desarrollar personajes o escenas difíciles. Los resultados han sido increíbles, y se han dado a partir de una transformación radical de nuestros planes de estudio", afirma el funcionario.
Autonomía creadora
Crestani considera que la condición administrativa del CUT con respecto a otras escuelas o facultades de la UNAM les otorga varios privilegios: poder determinar rigurosos mecanismos de selección de alumnos, tener una planta docente amplia, que permite brindar una enseñanza acorde con los intereses no sólo de cada grupo, sino de cada estudiante, y lo fundamental: poder renovar los planes de estudio con la celeridad que el acontecer del medio teatral y del mundo requieren.
Cada año se reciben entre 170 y 150 solicitudes de ingreso, pero sólo se aceptan a los 15 o 12 jóvenes que, en opinión de un cuerpo colegiado, tienen eso que llaman "madera de actor": pasión, disciplina, entrega, dedicación, ganas de estudiar y trabajar en el mundo de las artes escénicas, inclusive, las 24 horas del día, durante toda su vida.
En promedio, en el CUT existe un profesor por cada dos estudiantes. "Es un privilegio estar en una escuela como ésta", explica el director de esa institución: "las condiciones del CUT son inalcanzables para cualquier otra escuela; por ejemplo, somos los únicos que tenemos para nuestro uso exclusivo dos foros, uno a la italiana y otro experimental.
"La Escuela Nacional de Arte Teatral (que se encuentra en el Centro Nacional de las Artes) también tiene dos teatros, pero lamentablemente no los tiene para ellos solos; los debe compartir con temporadas de teatro profesional que programa ese centro. Otras escuelas no llegan a tener ni foros pequeños, sino salones adaptados, con condiciones incluso de riesgo en sus instalaciones.
"Por eso la exigencia con nuestros alumnos es muy alta. Los parámetros mínimos que alguien debe cumplir semestre tras semestre para continuar en el CUT son: tener promedio mínimo de ocho; si un estudiante saca 7.99 al final del semestre es dado de baja, lo mismo sucede si reprueba alguna materia o si acumula cuatro faltas en seis meses. No estamos jugando con los privilegios que se les brindan."
El director del centro, quien formó parte de la generación 1987, afirma que el promedio general de los 72 alumnos actualmente inscritos en esa escuela es de nueve; "este año no dimos de baja a nadie por faltas, por bajas calificaciones o por haber reprobado, es decir, son personas muy conscientes de los recursos que ha invertido la universidad para mantener un recinto de excelencia como éste".
Trabajar la máscara
El miércoles por la tarde, en la clase de teatro que reciben los jóvenes de primer año del CUT les enseñaron a trabajar máscaras faciales. Entusiasmados, subieron al foro uno a uno para esconderse detrás de unas cajas negras y, de repente, aparecieron transformados en "ardilla", en "la viejita que se quemó", en "Lencha", en "Don Sebas", o en "la niña del Exorcista".
El trabajo es arduo: deben contener la risa, concentrarse, descubrir las posibilidades de los músculos de su cara y de su creatividad. En sesiones posteriores tendrán que ponerle cuerpo a la máscara, hacer nacer un personaje.
Cuando concluye la clase se les pregunta qué se siente estar sobre el escenario y dejar de ser ellos mismos para empezar a ser actores y actrices. Sin dudarlo responden: "metamorfosis", "magia", "libertad", "plenitud".
Antonio Crestani explica que en la actualidad la principal preocupación del Centro Universitario de Teatro es formar "actores con perfil humanista, con el mayor rigor artístico que se pueda y profundamente comprometidos con su entorno social. Nuestros alumnos egresan con las armas necesarias para desenvolverse en el mundo del teatro en un nivel de calidad muy alto.
"Pese a la crisis educativa en materia teatral que existe hoy, las condiciones de nuestro centro van mejorando. En marzo inauguramos un nuevo edificio donde se ubican un foro, un salón y una biblioteca, que cuentan con lo último en mobiliario para optimizar el espacio que ocupa nuestro acervo. Además de las ventajas que nos brinda nuestra pertenencia a la UNAM, contamos con un presupuesto que no está condicionado a tener ingresos vía inscripciones, como sucede en otras escuelas de teatro."
Televisión y debate
Cuando se pregunta a los muchachos de nuevo ingreso si les gustaría trabajar en telenovela sólo tres (de 12 alumnos) confiesan sin pudor que sí. El profesor les dice que no es ninguna vergüenza tener ese anhelo, y empieza un debate acerca de las ventajas e inconvenientes de chambear para un medio electrónico.
Crestani recuerda cuando laboró en Televisa, empresa a la cual de ninguna manera condena por "tener un sistema de producción totalmente distinto al del teatro".
Explica que hay ex alumnos del CUT que "sí saben sobrellevar" actuar para televisión y hacer teatro, "pero creo que la gran mayoría sabemos y estamos convencidos de que en el actual sistema de producción televisivo un actor no puede crear personajes, sino tiene que basarse en estereotipos, convenciones y maneras muy sabidas para resolver lo que el personaje de telenovela pide.
"Hacer un programa de televisión es algo tan rápido y vertiginoso que un actor no tiene tiempo de sentarse a crear, como se hace en el teatro cultural, donde uno tiene, inclusive, la obligación de construir una forma de ver la vida y un discurso ideológico. El trabajo actoral que exige la televisión sólo pide que alguien se condicione, no formarse y evolucionar."
El funcionario asegura que casi 80 por ciento de los egresados del CUT en los pasados 10 años trabajan haciendo teatro, "porque a pesar de que ésta es una escuela de actuación, los alumnos salen tan bien preparados que se pueden dedicar a la dirección de escena, a la dramaturgia, a la gestión cultural, a la producción, a la administración".
Los simples nombres de los egresados del Centro Universitario de Teatro dan una idea del compromiso de ese recinto con las artes escénicas: Jesusa Rodríguez, Julieta Egurrola, Rosa María Bianchi, Sabina Berman, Margarita Sanz, José Caballero, Blanca Guerra, Morris Gilbert, David Olguín, Humberto Zurita, Arcelia Ramírez, Juan Manuel Bernal, Lumi Cavazos, Astrid Hadad, entre otros.
Crestani señala que el CUT también se ha convertido en un lugar muy atractivo para los buscadores de talento o directores de casting, inclusive de producciones cinematográficas extranjeras.
Tan sólo la semana pasada acudieron dos personas del equipo de trabajo del actor estadunidense Mel Gibson, quien produce la película Apocalypto, con la cual pretende rescatar el idioma maya. La cinta se rodará principalmente en la comunidad de Nanciyaga, en el municipio de Catemaco, Veracruz. Dos jóvenes egresados del CUT ya fueron elegidos para los papeles protagónicos.
"Los alumnos del centro estamos preparados para todo, no en balde tenemos fama de cirqueros, es decir, existe gran formación en torno al conocimiento corporal, en cuestiones vocales y de apreciación musical; durante tres años cada alumno recibe clases particulares de canto, de música, de solfeo.
"Pero también el área teórica es fundamental. Pugnamos mucho por actores propositivos en el ámbito ideológico, que sepan que cuando deciden aceptar un papel, cualquiera que sea, es porque se van a comprometer con un discurso político que va a tener determinados efectos. No todos los alumnos de otras escuelas de teatro se dan cuenta de esto.
"Por eso, desde hace varias décadas, sin importar el lugar donde vayan a trabajar al egresar del CUT, todo mundo reconoce en nuestros alumnos la autodisciplina y el rigor personal, algo que es vital para el trabajo actoral", concluyó Antonio Crestani.
A partir de este viernes, los estudiantes del Centro Universitario de Teatro tendrán en temporada obras de teatro realista, medieval y barroco. Los viernes a las 20 horas se presentará La bodas, de Luisa Josefina Hernández, dirigida por Gilberto Guerrero y Paola Izquierdo; los sábados a las 19 horas estará El pregonero de Toledo, montaje basado en la vida del Lazarillo de Tormes, compuesto por Ilya Cazés, dirigido por Antonio Crestani y José María Mantilla, y los domingos, a las 18 horas, La cisma de Inglaterra, de Pedro Calderón de la Barca, dirigido por Emma Dib y Miguel Angel Canto.
La cita es en el foro del CUT, Insurgentes Sur 3000, Centro Cultural Universitario, atrás de la sala Nezahualcóyotl. La entrada será libre. La temporada concluye el 27 de noviembre.