MEXICO SA
Los Azcárraga Andrade reciben Mexicana rescatada y saneada
Precio de ganga para poderosos empresarios mientras los mexicanos pagan la factura
POR FIN EL GOBIERNO logró vender Mexicana de Aviación. Parece increíble, aunque lo verdaderamente sorprendente no es el hecho en sí, ni que la operación se concretara una década después del "rescate" de inversionistas privados con dineros públicos en el marco del Fobaproa, ni el consumo de miles de millones de pesos provenientes del erario para que la aerolínea regresara a manos privadas.
LO SORPRENDENTE ES el precio de venta que el IPAB y el consejo de administración de Cintra aceptaron, y que Mexicana de Aviación regrese a manos de un grupo de empresarios que una década atrás -es decir, cuando la aerolínea y sus bancos acreedores fueron generosamente "rescatados" por el Fobaproa- ocupaban cargos de primer nivel (toma de decisiones, directrices financieras, contratación de empréstitos, etcétera) en la empresa que, finalmente, ahora el gobierno "desincorpora".
NO ES UNA HISTORIA nueva en los negocios entre el poder público y el poder privado, aunque sí ilustrativa en estos tiempos del "cambio". El IPAB y el consejo de administración de Cintra decidieron vender Mexicana de Aviación al Grupo Posadas, encabezado por Gastón Azcárraga Andrade, al mismo tiempo presidente del Consejo Mexicano de Hombres de Negocios, la elite de elites del empresariado nacional.
POSADAS SE COMPROMETE a pagar 165.5 millones de dólares por el 100 por ciento de las acciones de Mexicana de Aviación; el consejo de administración de Cintra aplaude y el IPAB considera que dicho monto "refleja un valor de recuperación aceptable" para las arcas nacionales.
ALGO OSCURO SUCEDIO (situación normal en la historia del Fobaproa-IPAB), porque cinco meses atrás el propio Instituto para la Protección del Ahorro Bancario presumía que el valor de mercado de Cintra no era menor a 319 millones de dólares, cantidad prácticamente dos veces superior a la que aceptó del Grupo Posadas a cambio de Mexicana de Aviación.
¿POR QUÉ VENDIO la aerolínea a la mitad del precio por él mismo establecido cinco meses atrás? Sólo el IPAB tiene la respuesta, y aunque no esté acostumbrado a responder, como entidad pública tiene la obligación de hacerlo, porque finalmente quienes pagan los platos rotos -de éste y todos los casos asociados al Fobaproa- son los mexicanos.
SI LOS 165.5 millones de dólares que por Mexicana de Aviación pagaría el Grupo Posadas parece una cifra reducida, menor aún será el monto que finalmente ingrese a la chequera del IPAB: 83.56 millones de dólares, por el "rescate" y "salvamento" de una aerolínea que requirió miles de millones de pesos a lo largo de diez años.
DE ACUERDO CON su propia información, los integrantes de la familia Azcárraga Andrade que participan en Grupo Posadas son propietarios de aproximadamente 51 por ciento de las acciones serie A. Gastón es el presidente del consejo de administración, en el que también participan como sus hermanos Enrique y Pablo, amén de otros parientes. En 1994 la composición de dicho consejo no era, en esencia, distinta a la que hoy se observa.
PUES BIEN, EN ese año -uno antes de que el gobierno zedillista "rescatara" a las líneas aéreas nacionales, y junto a ellas a los bancos y banqueros involucrados- los hermanos Enrique y Pablo Azcárraga Andrade no sólo participaban en el Grupo Posadas, como lo hacen ahora, sino que formaban parte del consejo de administración (de hecho, Enrique lo presidía, y en la tienda de enfrente su hermano Gastón presidía el de Aerovías de México, o lo que es lo mismo, Aeroméxico) de la Corporación Mexicana de Aviación, órgano colegiado que no pudo, no supo o de plano no quiso evitar el colapso financiero de la aerolínea -reprivatizada en tiempos de Carlos Salinas de Gortari- que la llevó (no sin la generosidad del gobierno del "bienestar para la familia") a la panza del Fobaproa-IPAB.
DIEZ AÑOS DESPUÉS la familia está feliz, porque Mexicana de Aviación, íntegra, regresa a sus manos: rescatada, saneada, lavada y planchada, y todo el paquete por un precio de ganga: 165.5 millones de dólares, no los 319 millones que el IPAB presumía cinco meses atrás. La factura por el costo de operación a lo largo de esa década ha sido y seguirá siendo cubierta por los demás mexicanos, la mayoría de ellos sin posibilidad de viajar en avión, ni hospedarse en los siempre serviciales hoteles del Grupo Posadas.
SE HA PUBLICADO en este espacio, pero vale la pena recordar algunos de los jugadores dentro o en torno a Cintra: controladora de empresas aéreas, entre las que destacan Aeroméxico y Mexicana de Aviación, reprivatizadas en los gobiernos de Miguel de la Madrid y Carlos Salinas, respectivamente. Originalmente fueron vendidas a un grupo de empresarios, entre los que sobresalían los hermanos Pablo e Israel Brener Brener, del Grupo Xabre. Pablo fue miembro de la comisión de financiamiento del PRI para la campaña presidencial de Carlos Salinas de Gortari.
EN 2005, LOS hermanos Brener se dedican a construir "la torre más alta" de la ciudad de México, mediante la inversión de 100 millones de dólares de su dinero, algo así como 60 por ciento de lo que el IPAB considera un monto que "refleja un valor de recuperación aceptable", es decir, la venta de Mexicana de Aviación, empresa en la que la pareja de apellido repetido hizo y deshizo, más esto último.
EL GRUPO CINTRA fue dirigido por Gerardo de Prevoisin Legorreta, quien huyó del país luego de un fraude al corporativo. Desde su exilio, reconoció haber entregado 8 millones de dólares propiedad de la empresa a la campaña presidencial de Ernesto Zedillo.
ENTRE SUS ACCIONISTAS destacaba Eugenio Clariond Reyes Retana (presidente del Consejo Mexicano de Hombres de Negocios entre junio de 1997 e igual mes de 1999, accionista del Grupo Financiero Serfin y cabeza del Grupo IMSA y promotor del pase de charola en favor de Francisco Labastida en 1999) y Carlos Gómez y Gómez (ex presidente de la Asociación de Banqueros de -en- México).
PARECE CASUALIDAD, pero todos pertenecen a una de las más sólidas familias del país: la familia Fobaproa.
Las rebanadas del pastel:
EL IFE FIJO EL TOPE para la campaña presidencial de 2006: 651 millones de pesos por candidato; si se unieran tres de los aspirantes podrían comprar Mexicana de Aviación, y les sobrarían algo así como 12 millones de dólares.