Critica niño a funcionarios por la inseguridad
Rafael salió ayer de su casa para recibir su reconocimiento por haber obtenido el primer lugar en el cuarto Congreso Infantil y Juvenil organizado por la Secretaría de Seguridad Pública del DF por su ensayo sobre la inseguridad en la ciudad de México.
En el trayecto oyó que a unas cuadras de su casa, en la colonia Moctezuma, delegación Venustiano Carranza, un hombre fue ejecutado a balazos.
La víctima, Alejandro Martínez, caminaba sobre la calle Norte 13 y en el cruce con Oriente 166 un sujeto le disparó desde un automóvil.
El adolescente, de 13 años, quien como premio será el secretario de Seguridad Pública por un día, estremeció al auditorio con su discurso: "He escuchado hasta el cansancio y desde muchas bocas que la delincuencia va a la baja, pero yo percibo lo contrario. Aunque sea joven, he sufrido hurtos en mi escuela, el pandillerismo y la violencia. ¡Olvidémonos de los números, señores! No vivimos de eso, ni sus palabras son profecías que brinden bienestar".
Las palabras de Rafael Ramírez, de la Escuela Secundaria Técnica 24 Felipe Carrillo Puerto, acallaron el barullo en el Teatro de la Ciudad, lleno de niños de diferentes planteles de primaria y secundaria, que participaron en este concurso.
"No digan que no pueden, por ello tienen un cargo, porque se supone que son capaces, y si no pueden, dejen el puesto a alguien que sí sea capaz de hacerlo y de mejorar la situación", añadió.
La otra ganadora del concurso de ensayo, en la categoría infantil, fue Teresa de Jesús Gallardo, de nueve años, quien señaló que a sus primos les han quitado sus teléfonos celulares en la calle y a su papá el auto. Ella y su familia viven en la colonia Portales, y la inseguridad es un tema que les inquieta, expresó.
Otro ganador fue Marco Antonio, pero en artes plásticas, por lo que su mamá, Teresa Olvera, dijo estar muy orgullosa.
Todos ellos recibirán una computadora, que les prometió el secretario de Seguridad Pública local, Joel Ortega Cuevas, quien manifestó que las becas escolares se deben entregar a niños y jóvenes que las necesitan y no sólo a los sobresalientes, para evitar que deserten de las escuelas, pues éste es un factor que los orilla a la delincuencia.