Católicas por el Derecho a Decidir reprueba la instrucción de Benedicto XVI
La Iglesia contendrá desde el seminario a homosexuales
Si un seminarista se aferra a una amistad, tiene comportamientos afectivos "exclusivos", y a los oídos de autoridades religiosas llegan versiones dudosas sobre su comportamiento, se le somete a un examen sicológico para determinar si tiene tendencias homosexuales, las cuales lo ''imposibilitan'' ordenarse.
La instrucción vaticana sobre el tema, de acuerdo con el rector del seminario de Ciudad Valles, Leonardo Manuel Pérez Rubio, obliga a jerarcas a poner más atención en las políticas que desde hace años se llevan a cabo en dichos centros católicos y, por tanto, estar alertas para que "el ambiente erotizado" que actualmente, según el prelado, se vive en la sociedad, no penetre a la Iglesia.
No se trata, afirmó en entrevista, de atacar, discriminar o poner en evidencia a nadie, sino de encontrar solución a una problemática que también, aceptó, ha perjudicado a la Iglesia católica.
La institución "siempre se ha topado con este tipo de problemáticas", a las cuales pretende poner distancia, toda vez que, dijo, "en algunos seminarios ha habido descuidos, aunque son esporádicos", pero la Iglesia "siempre se aferra a lo mejor. Por eso, se observa a los candidatos al sacerdocio para ver si son aptos para esta vida, "que pide castidad, obediencia, y entrega al servicio", entre otros aspectos.
Vía telefónica, el clérigo precisó que en los seminarios, si algún muchacho tiene tendencias homosexuales, "lo encaminan hacia otros caminos, no se le deja pasar", pero eso se confirma mediante un test que aplican sicológos, así como la observación de su comportamiento.
Durante los cursos escolares, reconoció, se hacen los escrutinios "y se va viendo qué persona es positiva para seguir adelante, y si es negativa, decírselo y apoyarla con tratamiento, pero no dejar pasar el tiempo".
Pérez Rubio anotó que la instrucción Criterios de discernimiento vocacional en relación con las personas de tendencias homosexuales, antes de su admisión al seminario y a las órdenes sagradas, obliga a que todos los formadores, obispos y demás involucrados en estos centros tomen ''más en serio la formación en un futuro y, así, en caso de que se den situaciones de este tipo, vayan poniendo solución".
Hay que entender, mencionó, que la Iglesia ''quiere irse purificando, se arrodilla" frente a los cuestionamientos recibidos por actos cometidos por algunos de sus representantes. Se trata, insistió, de que los sacerdotes ''nos entreguemos a nuestra misión y seamos responsables de la misma, de lo que llevamos en nuestras manos. Que sean hombres equilibrado, que brinden confianza todos".
Los rectores de los seminarios, especificó, tienen que analizar la manera en que deben aplicar y atender el llamado del papa Benedicto XVI para no permitir el ingreso de homosexuales a los seminarios y órdenes religiosas, y con ello "evitar problemas"; que se demuestre que "si la Iglesia cae, tiene fuerzas para levantarse. Debemos tener más cuidado y en eso los obispos también están trabajando porque, aunque se dan pocos casos, se producen escándalos derivados de esto''.
Defendió que la Iglesia no discrimina al ser humano, pero cuando se trata de sacerdotes se les forma para que sean maestros, vivan la fe y sean castos. "Van a tener a su alrededor a niños, adultos, jóvenes y ancianos, por lo cual deben ser hombres íntegros", subrayó.
Por otra parte, Católicas por el Derecho a Decidir en América Latina sostuvieron que con esta instrucción la Iglesia "no nos devuelve la imagen de lo que buscamos ver: que proclama la libertad de las personas y reconoce su dignidad, y que acompaña en mejorar la calidad de vida a quienes viven sus sexualidades diferentes".
Catalogaron de afrenta que se impida el acceso a los homosexuales a congregaciones religiosas, en un mundo donde "soplan nuevos vientos, hay nuevas expresiones de libertad", frente a "resabios autoritarios que buscan imponer cómo vivir la sexualidad".