Por Fernando Mino
La
educación sexual en las escuelas
sí funciona. La incorporación de temas de sexualidad
en los libros de texto gratuito ha dado ya sus primeros frutos:
reducción del número de embarazos entre adolescentes
y aumento del uso del condón en la primera relación
sexual. Los temores quedaron atrás. Instruir a niñas,
niños, púberes y adolescentes en materia de sexualidad
no alienta el desenfreno sexual, como temían los opositores
de esta política, por el contrario, las y los adolescentes
bien informados suelen retrasar el inicio de su vida sexual o son
más proclives a echar mano de algún método
anticonceptivo cuando se deciden a iniciarla. De esta manera, la
escuela ha pasado a ser la principal educadora en los temas de
sexualidad, desplazando a las familias, los amigos y los medios
de comunicación como lo muestran diversas encuestas.
Para difundir entre la población la importancia de la educación
en el combate al VIH/sida, en México se decidió que
la frase "Educación en la sexualidad: nuestro compromiso" fuera
el lema del Día Mundial de Lucha Contra el Sida, a celebrarse
hoy, 1 de diciembre, en lugar del oficial: "Paremos el sida.
Mantengamos la promesa". El lema elegido responde también
a la Campaña Nacional de Educación en Sexualidad
que desde el Conasida se planea impulsar en 2006. En el impulso
de esta campaña se espera un mayor compromiso por parte
de la Secretaría de Educación Pública (SEP),
institución que hasta la fecha ha eludido comprometerse
en el combate a la epidemia del VIH/sida, a pesar de los casos
de niñas expulsadas de sus escuelas por tener el VIH en
su organismo.
En las escuelas primarias y secundarias de todo el país
estudian 14 millones 652 mil 879 niños y niñas de
6 a 15 años de edad. Y enseñan más de un millón
y medio de profesores. A pesar del gran impacto y potencial que
esas cifras representan, la Secretaría de Educación
Pública no se ha sumado de lleno a los esfuerzos por controlar
la epidemia. Tarea que ha recaído en las autoridades del
ramo por considerar al sida como un problema de salud. Lo que se
busca subrayar con la campaña es que el sida es también
un problema de educación.
La educación biologicista
Hace 30 años se incluyeron por primera vez algunos aspectos
de educación sexual en los programas de sexto de primaria
y de secundaria, como complemento a la política estatal
de planificación familiar. Las funciones de los "aparatos
reproductores" masculino y femenino, las etapas del embarazo
y los cambios físicos que aparecen en la adolescencia. No
más. Todo en la materia de Ciencias Naturales, para ratificar
su vocación meramente biológica. Aún así,
la Iglesia católica manifestó su rechazo y grupos
de padres católicos organizaron quemas de libros de texto.
En 1999 se modificaron los planes de estudio y se incluyeron
nuevos temas relacionados con la sexualidad en la nueva materia
de secundaria
Formación Cívica y Ética. El género,
las relaciones de pareja y la diversidad cultural fueron algunos
de los temas incorporados. Los órganos sexuales dejaron
de ser llamados "aparatos reproductores" y se comenzó a
hablar de la desigualdad de género. La visión, más
integral, fue una respuesta necesaria al avance de las infecciones
de transmisión sexual y de los embarazos tempranos como
problemas de salud pública entre los jóvenes y
adolescentes.
Hoy ya nadie, salvo unas cuantas trasnochadas aunque poderosas
voces, se opone a la educación sexual en las escuelas. Como
afirma el filósofo español, Fernando Savater, "Hace
unas cuantas décadas aún era posible discutir sobre
cuándo sería más prudente iniciar la información
acerca de temas sexuales y cómo resultaría más
aconsejable graduar esa iniciación delicada. Pero hoy el
influjo subversivo de la televisión (así como también
la mayor permisividad de las costumbres) ha transformado radicalmente
el panorama". En su ensayo El valor de educar, afirma que
si bien en el pasado reciente la educación sexual buscaba
hacer frente a los mitos provocados por el ocultamiento y la hipocresía
encubridora, ahora, por el contrario, debe enfrentarse a los mitos
nacidos del exceso de publicidad y comercialización del
sexo, de la exposición constante de niñas, niños
y adolescentes al tema. "Es importante tarea educativa explicar
que el sexo nada tiene que ver con los récords olímpicos,
que es más rico cuando involucra sentimientos y no sólo
sensaciones, que lo importante no es practicarlo cuanto antes y
cuanto más mejor, sino saber llegar a través de él
a la más dulce y fiera de las vinculaciones humanas",
expone Savater.
Obstáculos a la protección
Pero existe otro influjo aún más "subversivo" que
la televisión y que limita grandemente el alcance de la
educación sexual: la deserción escolar. La educación
sexual ha entrado de lleno a las aulas en el momento en que un
número cada vez mayor de adolescentes las abandonan. De
acuerdo con encuestas realizadas por Mexfam, el porcentaje de adolescentes
varones que asisten a la escuela bajó de 73.4 a 66 por ciento
en tan sólo tres años (de 1999 a 2002). La gran mayoría
desertó por motivos económicos (79 por ciento) y
antes de cumplir los 19 años (89 por ciento), según
la encuesta del Instituto Mexicano de la Juventud. El problema
que se presenta aquí es ¿cómo extender los
beneficios de la educación sexual a esa población
de adolescentes que ya no estudian? Las diferencias de comportamiento
sexual entre las y los adolescentes que estudian y quienes abandonaron
la escuela son notables. De acuerdo con la encuesta Gente Joven
1999, de Mexfam, 32 por ciento de las y los estudiantes entre los
13 y los 15 años de edad que ya iniciaron su vida sexual
utilizaron un método anticonceptivo (condón en su
gran mayoría), mientras que entre los adolescentes que no
asisten a la escuela el porcentaje de uso fue de sólo nueve
por ciento. Esa diferencia es notoria incluso en el grupo de edad
de 18 a 19 años: entre quienes asisten a la escuela, 58
por ciento se previnieron en su primer coito; en cambio sólo
37 por ciento de quienes ya están fuera de las aulas lo
hicieron. Estos últimos son jóvenes con mucha menor
información y acceso a los servicios, por ende, más
vulnerables a las infecciones de transmisión sexual y
a los embarazos no deseados.
Campaña de enseñanza y aprendizaje
El 1 de diciembre se celebra, en todo el mundo, el Día Mundial
de Lucha Contra el Sida. En México, las actividades de 2005
tendrán como tema principal la educación sexual.
Dentro del IX Congreso Nacional de Sida, que se celebra en la ciudad
de Oaxaca, se presentará la Campaña Nacional de Educación
en Sexualidad, impulsada por el Consejo Nacional para la Prevención
y el Control del VIH/Sida (Conasida).
Hasta ahora, la lucha contra el sida y la educación sexual
son temas que corren en paralelo, cada uno circunscrito a su ámbito:
salud o educación, afirma José Aguilar Gil, presidente
de la red de organizaciones civiles Democracia y Sexualidad. "Es
muy importante que el gobierno se dé cuenta que si no hay
una campaña o una promoción de la educación
sexual, va a ser muy difícil prevenir las infecciones por
VIH", agrega el psicólogo especialista en educación
sexual, quien también participa de manera activa en el grupo
de trabajo del Conasida que coordina la Campaña.
La epidemia del VIH/sida está estrechamente ligada a un
problema fundamental de educación, por cuanto involucra
conductas y construcciones culturales que favorecen las prácticas
sexuales de riesgo.
El proyecto de la Campaña Nacional de Educación en
Sexualidad ha sido trabajado en el transcurso del año por
el Conasida, instancia donde también participa la SEP, representada
por el subsecretario de educación básica, Lorenzo
Gómez Morín. Aunque la SEP ha formado parte del Conasida
desde su origen, nunca se había integrado realmente a los
trabajos hasta que el Presidente de la República instruyó,
en la reunión extraordinaria del 23 de septiembre de 2004,
el involucramiento de esa institución en el desarrollo de
la Campaña.
Entre otras acciones, la Campaña se propone realizar en
el transcurso del próximo año un simposio nacional
sobre educación sexual y prevención de infecciones
de transmisión sexual, con participación de instituciones
académicas; la firma de un acuerdo entre el Conasida y la
SEP para la capacitación de maestros a nivel nacional; y
una campaña masiva a través de espots de radio y
televisión, y de carteles.
Sin embargo, su extensión en los estados de la república
dependerá de la voluntad política de cada uno de
los servicios educativos estatales descentralizados. Tal situación
hace prever resistencias en aquellos estados encabezados por
gobiernos conservadores.
Beneficios a la vista
La educación sexual ha dado buenos resultados. De acuerdo
con la antropóloga Gabriela Rodríguez, presidenta
de la organización civil Afluentes, en los últimos
años se ha registrado "un avance sustancial en las
actitudes preventivas de los y las adolescentes; si bien entre
los adultos no se ha extendido la práctica del condón,
es un hecho que las generaciones que escucharon sobre la efectividad
de este dispositivo desde las más tempranas edades, tienen
una actitud más preventiva, y al llegar a su primera experiencia
sexual, por lo menos la mitad, se deciden a utilizarlo" (¿Cuáles
son los beneficios de la educación sexual?).
De igual forma, el maestro es el principal educador en sexualidad.
Dice Rodríguez, con base en la Encuesta Juventud 2000, levantada
por el Instituto Mexicano de la Juventud: "los y las jóvenes
reconocen en la escuela al principal agente de información
sobre sexualidad, los padres de familia ocupan el segundo lugar
y, contrariamente a lo que dice el sentido común, solamente
el diez por ciento recibe información de los amigos".
En este tema se abre otra gran oportunidad, de acuerdo con José Aguilar,
quien junto con Gabriela Rodríguez participó en las
reformas a los libros de texto gratuito: "Ahora el maestro
se coloca como alguien importante para enseñar y, por tanto,
aprender del tema. Por eso es muy importante que la SEP se apoye
en la Campaña para capacitarlos". Sin embargo, la participación
de esa institución educativa aún está por
verse, pues ni siquiera hizo acto de presencia en la plenaria del
Conasida realizada el pasado 24 de noviembre donde se abordó el
tema.
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El
primer round
por la educación
Los actuales pronunciamientos de agrupaciones de ultraderecha como Pro Vida o
la Unión Nacional de Padres de Familia no son nada frente a la oposición
que generó el primer intento por impartir educación sexual en las
escuelas durante la gestión de Narciso Bassols como secretario de Educación
Pública. En 1932, la SEP planteó la necesidad de una reforma de
la educación básica. La comisión técnica consultiva,
recomendó que se impartiera educación sexual desde el tercer año
de primaria que tendiera a aplicar las “leyes biológicas que contribuyen
al perfeccionamiento de la especie humana” e incluyera en sus programas
educativos “las clases de higiene y moral sexuales como obligatorias en
las escuelas oficiales y particulares”.
La medida, incluida en la gran reforma a la educación de 1934 conocida
como la educación socialista, fue fuertemente atacada por sectores de
derecha y por la Iglesia Católica. Dentro de la ola de repudio conservador,
líderes de grupos de padres de familia, todos de filiación confesional,
se oponían con los siguientes razonamientos: “La educación
sexual, cualesquiera que sean los beneficios que reporte, no compensará la
perdida de pudor que trae consigo”; “los asuntos sexuales dichos
al oído por no importa qué persona y cualquiera que sea la forma,
causan menos daño que el que causarán expuestos en forma científica
por los maestros”; “es tan corto el número de lesionados o
degenerados por falta de educación sexual que no amerita aceptar los incalculables
riesgos de ésta”.
Su conclusión era que sólo la Iglesia debía proveer cualquier
tipo de guía sexual: “La educación sexual no debe ser colectiva,
para que los educandos no se pierdan entre sí el mutuo respeto que se
deben. En consecuencia la educación sexual debe ser individual y no debe
ser impartida por los maestros, dada su ignorancia y falta de preparación;
tarea tan delicada sólo puede ser encomendada al confesor”. En lugares
con fuerte presencia eclesial, como la región del Bajío, aún
inflamada por el recuerdo de la guerra cristera, se presentaron movilizaciones
populares que forzaron al gobierno a disminuir paulatinamente el ímpetu
en la aplicación de la educación que buscaba “combatir el
fanatismo y los prejuicios”, según el artículo tercero constitucional.
En 1946, completamente abandonada la operación de la reforma educativa,
se reformó la Constitución para eliminar la frase de la discordia, “la
educación será socialista”, y de paso modificar toda la política
educativa. La educación sexual y los afanes desfanatizantes fueron sacrificados. |
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