Usted está aquí: viernes 2 de diciembre de 2005 Política Escaseará fuerza laboral en AL y el Caribe en 15 años

Las remesas, insuficientes para el desarrollo: expertos

Escaseará fuerza laboral en AL y el Caribe en 15 años

La migración ya dejó a algunos pueblos de México sin jóvenes

FABIOLA MARTINEZ

Ampliar la imagen Sorteo de obst�los en la frontera de Ciudad Ju�z FOTO J. Guadalupe P�z Foto: J. Guadalupe P�z

En los países de América Latina y el Caribe -tradicionalmente expulsores de mano de obra- las remesas han podido reducir los índices de pobreza, pero todavía no representan una herramienta para potenciar el desarrollo sostenido, particularmente en materia de producción doméstica y empleo, señalaron especialistas en el tema.

Una de las causas que impiden el "impacto positivo" radica en que más de la mitad de los recursos recibidos del exterior (en el caso de México este indicador llega a 70 por ciento) siguen siendo utilizados en gastos ordinarios, como alimentación y vestido, y no existen estructuras macroeconómicas sólidas que alienten la reactivación local.

En el segundo día de la Reunión de expertos en migración internacional y desarrollo, convocada por agencias de la Organización de Naciones Unidas, la Comisión Económica para América Latina y el Caribe y el Consejo Nacional de Población (Conapo), se alertó también que dentro de 15 años la región enfrentará un "punto de quiebre" cuando su reserva demográfica termine y no haya suficientes personas en edad de trabajar que impulsen el desarrollo de sus pueblos.

Hasta hace 20 años, la alternativa de movilidad interna era de las comunidades pequeñas hacia las ciudades, pero ahora las recurrentes crisis económicas arrojan a la población al exterior, como única alternativa para mejorar su calidad de vida.

Jorge Mora, investigador de El Colegio de México, advirtió que en el país si bien las remesas pueden significar cierto grado de desarrollo (entendido como disminución de la pobreza y crecimiento económico), el riesgo es que el sector rural enfrenta un paulatino abandono.

Tal es el caso que ya reportan al menos 16 comunidades, en Guanajuato y Zacatecas, donde la población en edad de trabajar ha decrecido significativamente. En dos de éstas -comentó- "ya no hay jóvenes", por lo que el stock demográfico es un "hilo endeble".

Sin embargo, en otras áreas, como algunos municipios de Oaxaca, ya operan actividades distintas y positivas para usar las remesas de manera productiva, por ejemplo, en la operación de cajas de ahorro popular.

Como se ha difundido, se calcula que cerca de 22 millones de ciudadanos de América Latina y el Caribe residen en un país diferente al de su nacimiento, lo que ha convertido a la región en la mayor receptora de remesas enviadas a países en desarrollo, y México se ubica en el primer lugar del grupo.

El Banco de México difundió ayer que las remesas acumuladas de enero a octubre suman 16 mil 545 millones de dólares (415 millones más respecto al mismo periodo del año pasado). Se trata de la primera fuente de ingresos, superando al nivel de inversión extranjera directa, al petróleo y al turismo. El Conapo calcula que al cierre del presente año se alcanzará un monto cercano a 20 mil millones de dólares.

En el encuentro, los expertos enfatizaron que los migrantes no deben ser vistos como responsables del desarrollo de los pueblos, por más que sus envíos económicos alcancen a aliviar la pobreza en sus hogares.

En la exposición de casos, la situación de Ecuador resulta un indicador de las causas y efectos de la migración en América Latina. En 1998, en medio de una brutal crisis económica que duplicó el número de pobres, ocurrió una "estampida" de personas al exterior, básicamente ciudadanos de clase media que pueden pagar hasta 18 mil dólares a un coyote por llegar, en calidad de indocumentados, a Estados Unidos o Europa.

Tras la acelerada emigración, las cifras oficiales reportan que 22 por ciento de la población ecuatoriana que recibió remesas pudo salir de la pobreza extrema. No obstante, eso no es garantía de un desarrollo sostenido, porque poco más de 60 por ciento de esos recursos son utilizados en gastos diarios, y sólo 22 por ciento en inversiones de largo plazo.

 
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