Inauguran radiotelescopio de la UNAM en Michoacán

Colonia General Felix Ireta, Municipio de Coeneo de la Libertad, Mich., 1º de diciembre. Si el cajero automático le informa que está fuera de servicio, si se interrumpe la llamada por teléfono celular, o no puede recibir por medios electrónicos la transmisión de imágenes o datos, seguramente se debe a la influencia de una tormenta solar.

Pero ésos son los efectos menos graves. Un fenómeno de ese tipo puede también interrumpir las señales de radar que guían la navegación de aviones, barcos e incluso ferrocarriles; las señales de radiotransmisión de los servicios de emergencia, o los aparatos que detectan y envían datos sobre movimientos sísmicos u otro tipo de fenómenos naturales.

Las tormentas solares tienen una implicación directa en la vida cotidiana. Y para alertar a los sistemas a cargo de hacer funcionar esos servicios, es necesario contar con sistemas de advertencia, como el inaugurado hoy aquí por el rector de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), Juan Ramón de la Fuente, y el gobernador de Michoacán, Lázaro Cárdenas Batel: se trata de un radiotelescopio capaz de detectar las frecuencias de radio emitidas por una tormenta solar en una frecuencia hasta de 140 megahertz y con una longitud de onda hasta de dos metros.

Se trata de un proyecto iniciado hace cuatro años por investigadores del Instituto de Geofísica de la UNAM, y en el que la comunidad de esta colonia proporcionó en comodato un terreno de cerca de tres hectáreas para la instalación del radiotelescopio, el tercero de una corta lista de este tipo de aparatos en el mundo. Los otros dos se encuentran instalados en la India y Japón.

El nombre científico es Observatorio de Centelleo Interplanetario de Coeneo, Michoacán. Y su objeto es el estudio del Sol, la estrella más cercana a la Tierra, en cuyo interior tienen lugar procesos nucleares que transforman el hidrógeno en helio, liberando grandes cantidades de energía. La corona es la capa externa del Sol, y por razones aún desconocidas, su temperatura se eleva súbitamente hasta alcanzar cerca de un millón de grados.

Esta enorme temperatura hace que la corona se expanda continuamente hacia el medio interplanetario, produciendo un flujo continuo de partículas conocido como viento solar. Las tormentas solares siguen ciclos de aproximadamente 11 años. Durante el máximo de actividad se pueden presentar tres o cuatro tormentas solares en un día, mientras que la frecuencia mínima produce una tormenta cada cuatro días. Este tipo de fenómenos expulsa material con velocidades que pueden rebasar los dos mil kilómetros por segundo y llegar a la tierra en 24 horas.

El investigador universitario Américo González, responsable del proyecto, explica que la antena del radiotelescopio en realidad está conformada por 4 mil 26 pequeñas antenas en forma de T, conocidas como antenas bipolos. El conjunto suma la señal captada por cada una de ellas, que posteriormente es enviada a amplificadores bajo tierra, y de allí se transmite al cuarto de control para su procesamiento; además, los datos son retransmitidos al Instituto de Geofísica.

José Galán, enviado