Su prioridad, atender a los ancianos que carecen de ingresos y de seguridad social
Indígenas del sur de Jalisco se organizan para superar la miseria
Denuncian a dirigente que se ha impuesto para negociar cuotas de poder con el ayuntamiento
Ampliar la imagen Las hermanas Celedonia y Rosario Guti�ez FOTO Rosa Rojas Foto: Rosa Rojas
Tuxpan, Jal. El proceso de reconstitución de las comunidades indígenas del sur de Jalisco pasa por el combate al caciquismo, la defensa de las tierras y el trabajo para que, mediante formas de organización propias, ejerzan los derechos que les corresponden y construyan su desarrollo económico, político, social y cultural, informaron integrantes de la Organización de Comunidades Indígenas y Campesinas de Tuxpan (OCICT), miembro del Congreso Nacional Indígena.
María de Jesús Patricio, Sebastiana Guzmán Leal, Carlos González, Félix Vázquez, Balbina Patricio, Celedonia y Rosario Gutiérrez Martínez y Pedro Patricio informaron en entrevista colectiva en la Casa de Salud Calli Tecolhuacateca Tocha (casa de los antepasados), en el centro de esta población, que la OCICT se creó con la participación de cien familias de Tuxpan, San Juan Espanatica, Los Laureles, Paso de San Juan y Poblado, el pasado 8 de julio, y su finalidad es impulsar la organización de las comunidades indígenas y campesinas de la región, "para que mediante formas de organización propias ejerzan los derechos que les corresponden y construyan por sí mismas su desarrollo económico, político, social y cultural".
Se está partiendo de la realidad, explicaron, de que la mayoría de las familias indígenas de Tuxpan son pobres, gran parte no tiene tierra o los que tienen la suerte de tener, como los 154 ejidatarios que quedan, no tienen los medios para trabajarlas y subsistir decorosamente.
La comunidad perdió en el siglo xix, por la Ley de Desamortización, la mayor parte de las tierras que en 1596 les había reconocido el rey de España, y sólo recuperó, como dotación ejidal, porque en 1918 les invalidaron sus títulos primordiales, 2 mil 244 hectáreas. Sin embargo, los mejores suelos los poseen grandes propietarios y los ejidatarios sólo tienen en promedio entre 10 y 18 hectáreas. Así, la mayoría de los indígenas trabajan como jornaleros en las pizcas de jitomate, chile y caña, con salarios ínfimos y jornadas de hasta 12 horas. De ahí que la migración a Estados Unidos y Guadalajara sea muy alta.
La finalidad inmediata de la organización, mencionaron, es generar ingresos, empleo y acercar beneficios a los ancianos de la comunidad, quienes no tienen seguridad social ni jubilación, sólo el apoyo que les llegan a dar sus familiares; algunos aún desarrollan trabajos pesados.
Denunciaron que en Tuxpan existe una sociedad de solidaridad social denominada Unión de Comunidades Indígenas Nahuas de Tuxpan, fundada, entre otros, por Antonio Vázquez Romero, dirigente desde hace 18 años, "quien es además funcionario de gobierno desde hace mucho tiempo, y parte importante de la comunidad está en desacuerdo con sus prácticas, porque se ha asumido, sin que nadie lo haya nombrado, representante de las comunidades indígenas, y porque ha traficado con los apoyos del gobierno y no sólo ha obtenido beneficios economicos para él y su familia, sino que ha negociado cuotas en el ayuntamiento con los partidos".
Así, con el Partido Acción Nacional hoy "tiene una regiduría y la Dirección de Cultura, ambos espacios de poder son de familiares directos de Antonio Vázquez, pues el director de Cultura es su hermano y la regidora, su prima, por lo que gran parte de la comunidad se ha ido distanciando de él.
Este desarrollo propio "se impulsará mediante la organización de la comunidad y el manejo adecuado y transparente de los recursos públicos para dicho fin. Ya la organización tuvo una reunión con el delegado de la Comisión Nacional para el Desarrollo de los Pueblos Indígenas en Jalisco, donde se le expuso la situación de la comunidad y la forma en que vive la mayoría, y el hecho de que los programas de desarrollo social y los de fomento productivo no están teniendo impacto en las familias campesinas", comentaron.
Agregaron que la mayor parte de los programas de Alianza para el Campo son captados por grandes cañeros, productores de maíz, y ganaderos. "No llegan o son mal distribuidos, como los de la Unión de Comunidades Indígenas Nahuas de Tuxpan, que no son manejados en forma transparente, nadie sabe cuál es el criterio para que una persona se beneficie y otra no; además, la gente que se llega a beneficiar es muy poca."
Aseveraron que ésas son las dos vías que están viendo, dentro de la comunidad y participar con otras organizaciones, como se ha hecho con las localidades que también son nahuas del sur de Jalisco, las de la sierra de Manantlán, y las wirraritari (huicholas), "en el reconocimiento pleno de los derechos de las comunidades indígenas que creemos que sería la base para revertir el proceso que históricamente han vivido las comunidades, de pobreza, marginación y exclusión. Entonces, es importante combinar una estrategia local con una más general, que involucre a todas las comunidades indígenas del estado, y del país, por qué no".
Respecto del reconocimiento de los derechos indígenas, indicaron que se analiza con otras comunidades la noticia de un proceso de reforma constitucional estatal que, sin embargo, no se ha informado ni consultado con las comunidades.
Medicina natural
Acerca de la Casa de Salud, María de Jesús y Balbina Patricio informaron que ésta funciona en el inmueble que fue de sus abuelos. Se dan masajes y servicio de medicina natural. La consulta cuesta 20 pesos; a las personas que no traen dinero se les regala el medicamento. "Se han atendido unos tres casos que ya estaban desahuciados por los médicos y se someten a la medicina de hierbas y se han curado... Eso es lo que nos ha hecho promoción."
María de Jesús mencionó que en la sierra huichola atendieron un caso de apendicitis: "un niño de 12 años que los doctores dijeron que ya se moría, que cuando mucho duraba seis horas, para llegar al hospital que está en Colotlán tenían que hacer como ocho horas de viaje; entonces el doctor fue y nos dijo que si entre la medicina que llevábamos no teníamos algo para el dolor. Pues para el dolor en esos casos pues no, pero lo que yo llevaba en un botiquín eran las tinturas para desinflamar el intestino y antibióticos, que fue lo que le di, el antibiótico natural para nosotros es el estafiate, y le di anís y cuachalalate, que es más bien para úlcera, ahí le dimos al niño para que estuviera tomando y al mes que regresamos a verlo, el niño andaba caminando.
"Ahí los huicholes dijeron 'la medicina que traen ustedes fue lo que lo curó; nos tienen que enseñar qué le dieron, para aprender'. Así es como se crea la relación con otras comunidades y de ahí surge la idea de compartir más conocimientos y se hacen los encuentros regionales de salud para el fortalecimiento de la medicina tradicional y su defensa. En Jalisco, Colima y Michoacán es la regional que se ha venido juntando y ya tenemos seis encuentros, cada tres o cuatro meses nos reunimos. Al principio era intercambiar y ahora se está viendo el rumbo que se tomará para el otro año, que es el fortalecimiento de la medicina dentro de las comunidades, la recuperación de la medicina propia, las formas de ir recopilando cómo se usan las medicinas y darle su propio valor, porque ha sido desplazada... El próximo es en Ostula, en la Costa de Michoacán, a finales de febrero."