Según Censida, crece la cifra de consumidores; ya hay picaderos en DF y Edomex
Usuarios de drogas inyectables pueden intensificar el auge del VIH en el país
Casi ningún adicto a esos estupefacientes tiene acceso a antirretrovirales, señala ONG
Ampliar la imagen Imagen de archivo de personas con sida durante una movilizaci�ontra el desabasto de medicamentos en el Instituto Mexicano del Seguro Social FOTO La Jornada Foto: La Jornada
Oaxaca, Oax., 2 de diciembre. El futuro de la epidemia de VIH/sida en México está en los usuarios de drogas inyectables. Existe la evidencia de que este tipo de adicción va en aumento, aun en el Distrito Federal y el estado de México, donde ya se han localizado lugares que frecuentan los adictos para narcotizarse (picaderos), afirmó Carlos Magis, director de investigación operativa del Centro Nacional para la Prevención y Control de VIH/sida (Censida).
Advirtió que en España, donde igual que en México las jeringas se pueden adquirir en cualquier farmacia sin restricción, la prevalencia de VIH/sida por el uso de drogas intravenosas llegó a ser de 80 por ciento.
Por lo pronto, se informó que la señal de alerta está encendida en las ciudades de la frontera norte, donde se ha detectado que más de 95 por ciento de los usuarios de este tipo de estupefacientes están infectados con el virus de la hepatitis C y casi 3 por ciento son portadores de VIH/sida.
La organización civil Compañeros, que trabaja en Ciudad Juárez, desarrolla una investigación con la Universidad de California. Sus resultados preliminares resaltan la importancia de aumentar el presupuesto para la prevención y atención de los adictos. De lo contrario, las infecciones transmitidas por jeringas compartidas seguirá creciendo.
Carlos Magis explicó que el VIH se contagia más fácilmente vía inyecciones que por contacto sexual. El estudio de Compañeros se lleva a cabo en Tijuana y Ciudad Juárez, cada una con cerca de 7 mil adictos.
Adictos sin acceso a antirretrovirales
Al participar en el noveno Congreso Nacional sobre VIH/sida, María Elena Ramos, integrante de Compañeros, aseguró que de los adictos también infectados por VIH/sida, prácticamente ninguno tiene acceso a fármacos antirretrovirales.
De acuerdo con la Secretaría de Salud, estas personas no garantizan el éxito de la terapia. Tendrían que iniciar un proceso de rehabilitación, demostrar adherencia al tratamiento y que no venderán los fármacos.
Comentó que la alternativa para combatir el riesgo de transmisión de enfermedades es que los usuarios tengan acceso a jeringas estériles, como parte de una acción encaminada a reducir el daño que produce la adicción. Sin embargo, hasta ahora, el único esfuerzo de este tipo en Ciudad Juárez está a cargo de Compañeros, que cada año adquiere 10 mil jeringas.
En tanto, Magis señaló que estaba muy lejos del imaginario de los capitalinos la existencia de picaderos en el Distrito Federal, pero ya existen en Iztapalapa y Tepito. Además, Censida ha recibido solicitudes del personal de salud de Irapuato para organizar talleres de reducción del daño con estrategias para distribuir condones, ofrecer la prueba de detección de VIH y hasta promover la "inyección segura".
El congreso, al que asisten activistas, personas con VIH/sida y especialistas, contó con la participación de María José Bravo, experta en drogas inyectables, de la Organización Panamericana de la Salud (OPS), quien alertó sobre la necesidad de instrumentar acciones para acercar los servicios médicos a los adictos, eliminar el estigma y el rechazo a ese sector, así como asignar recursos económicos específicos para la atención de este problema.
Bravo trajo al congreso el manual para profesionales de la salud sobre infecciones de transmisión sanguínea o sexual entre las personas que se inyectan drogas y sus parejas en América. La edición, a cargo de OPS, menciona que en varios países el problema de las drogas intravenosas se ha detectado cuando ya ha sido demasiado tarde para intervenir, debido a la falta de señales sobre el incremento del fenómeno y de la transmisión de enfermedades.
Sin embargo, la experiencia de los últimos 15 años muestra que una vez introducido el consumo de drogas inyectadas en un país o región, pueden producirse epidemias explosivas de infección por VIH/sida.
El documento subraya que una vez que la prevalencia de infección por VIH entre los adictos supera 10 por ciento, es muy probable que llegue a 40 o 50 por ciento en cuatro o cinco años.
De ahí la importancia de aplicar medidas oportunas y efectivas que, como se ha demostrado en varios países, logran mantener entre los usuarios de drogas inyectables tasas de infección menores a 5 por ciento.