Su economía de autoconsumo, devastada por la sequía que azotó la región, dice
Requieren asistencia alimentaria al menos 80 mil tarahumaras: legislador
Chihuahua, Chih., 4 de diciembre. Al menos 80 mil indígenas de la sierra Tarahumara requieren asistencia alimentaria para enfrentar los problemas ocasionados por la falta de cosechas de maíz y fríjol, y prever hambruna en la región durante la temporada invernal, aseguró el diputado local Humberto Pérez Rodríguez.
El legislador consideró necesario intensificar los esfuerzos interintitucionales, con el propósito de hacer frente a las carencias de las comunidades indíge- nas de Chihuahua, cuyos habitantes dependen de la economía de autoconsumo, la cual fue devastada por la sequía que azotó la región.
Esta situación impidió a la población de la sierra tarahumara obtener reservas de alimentos para los meses de invierno y la temporada de estiaje, antes de que inicie el próximo ciclo de siembra.
Por separado, Eloisa Robledo, titular de la Coordinadora de la Tarahumara, organismo descentralizado del gobier- no del estado, dio a conocer un programa alimentario especial para atender las necesidades de las etnias en la región serrana, donde serán distribuidas en las siguientes semanas 250 toneladas de frijol e igual número de maíz, en beneficio de 16 mil 682 indígenas que habitan 557 comunidades dispersas en 21 municipios.
A esas acciones se suma la entrega de calentones, cobijas y 50 mil despensas en otras 259 comunidades.
Autoridades indígenas tradicionales de la alta y baja Tarahumara solicitaron a distintas dependencias de gobierno ayuda emergente para llevar comida a los poblados, con el propósito de prever problemas graves de salud por la carencia de alimentos en toda la zona.
Cada año, entre enero y mayo, se registra alto índice de migración en las principales ciudades de Chihuahua, procedente de los pueblos indígenas de la sierra Tarahumara, cuyos habitantes abandonan sus comunidades rurales durante la larga temporada de estiaje, en busca de trabajos temporales.
Los hombres suelen obtener empleo en obras de construcción, mientras mujeres y niños recorren durante horas las calles pidiendo korima (dádiva en idioma rarámuri) de casa en casa, o entre los automovilistas que se detienen en los semáforos.