CIUDAD PERDIDA
Fin a la era de los liderazgos morales en el PRD
Las tribus deben desaparecer
El nuevo reto de Ebrard
POR PARTE del presidente del PRD nacional, Leonel Cota Montaño, más que un consejo, al hablar con los candidatos, dio un ultimátum, cualquiera que transgreda las reglas de la elección perderá la contienda y hasta podría salir del partido.
SE TRATO de desactivar todos los planes que podría hacer peligrar la última fase del proceso interno de selección de un candidato a la jefatura de Gobierno del Distrito Federal, y tras aquellas palabras escuchadas, la elección transcurrió casi sin incidentes que pudieran mancharla.
SI NO existen impugnaciones mayores, ésta elección habrá de señalarse, muy especialmente, porque logró demostrar que en ese partido sí se pueden hacer las cosas sin el cochinero al que nos habían acostumbrado, principalmente durante el periodo de Rosario Robles como presidenta, y que sembró muchas dudas respecto de lo que podría suceder en la justa celebrada ayer.
PERO ADEMAS, esta elección señala, sin duda ninguna, que el tiempo de los cacicazgos ha muerto y que los episodios del fracaso concluyeron. Así, más que la derrota del equipo de Jesús Ortega se está ante la presencia de la caída del liderazgo moral que durante más de dos largas décadas mantuvo el ingeniero Cuauhtémoc Cárdenas.
HAY QUIENES dicen que por fin se quitó un lastre, que se rompió el cascarón y que, ahora sí, el PRD está frente a su propio nacimiento institucional. Esa responsabilidad, la de caminar sin ataduras a la elección presidencial no refiere, desde luego, el nacimiento de una nueva estructura de control, por el contrario, parece abandonar los tutelajes para crear nuevas formas de convivencia partidista que alejen, también, la opresión a la que se vio sometido el partido por sus propias tribus.
Y ES que la derrota fue a dar claramente al centro del corazón de las tribus. En ningún lugar como en el Distrito Federal se manifestó el poder tribal que lo mismo prohijó el clientelismo que consintió el chantaje. Murió el cacicazgo y con el sus tribus.
CUANDO menos así se debería entender de una vez por todas en el PRD. La oportunidad de crear una opción electoral partidista, seria y triunfadora se abre inmensa para conducir a ese partido por los caminos que marque el interés de la gente y no el capricho, el timo o la extorsión de sus algunos líderes.
LAS TRIBUS del PRD -menos la CID- decidieron ir en contra de Marcelo Ebrard. Más que la defensa de una idea de izquierda, que nunca pudo definir con claridad Jesús Ortega, defendían la permanencia de una serie de vicios que asfixiaban las posibilidades de servicio hacia la gente, porque sólo se pretendía la ganancia hacia las tribus.
HASTA HOY, el PRD está convertido en un carromato incómodo y desvencijado, su movilidad aún ahora es difícil porque las tribus son grilletes que le impiden moverse con la rapidez que le marcan los tiempos y que urge romper, para cumplir las necesidades de una población seriamente lastimada por las visiones neoliberales que gobiernan casi todo el país.
LAS TRIBUS -como se llamen- han sido derrotadas, lo mismo Nueva Izquierda, de los chuchos, que la CID de Bejarano. Si es verdad, como se dice, que la votación del domingo superó el medio millón de votantes, es evidente que la contienda llevó a las urnas a mucha más gente que la que integran las tribus, y ese mandato, el de los no integrados a las tribus, esta lección, se debe entender con toda puntualidad. Las tribus están heridas de muerte, deben desaparecer.
MARCELO EBRARD tiene esta vez el doble compromiso de jugar y ganar para el PRD la jefatura de Gobierno, pero además deberá iniciar, cuanto antes, la restructuración de ese partido y no perder esta oportunidad que le brinda la legitimidad del triunfo obtenido ayer en la contienda interna.