Luz verde a la devastación
Cuando el 7 de mayo de 2004 la Secretaría de Medio Ambiente y Recursos Naturales (Semarnat) publicó en el Diario Oficial la modificación a la norma 022 sobre manglares, se dio luz verde a la tercera fase de Cancún, que se construye en la barra arenosa y de mangles, protección natural ante los huracanes.
Este proyecto afectará en total 264 hectáreas del ecosistema, lo promueve el Fondo Nacional del Fomento del Turismo y lo desarrolla la empresa Golf & Resorts; considera la construcción de un campo de golf profesional de 36 hoyos con dos pistas, casa club, un fraccionamiento para uso turístico, hotelero y residencial, y un club de playa en un área total de 377 hectáreas.
La elaboración de la norma original se llevó siete años de trabajo de especialistas, se publicó en 2003, y sólo tuvo vigencia de un año; se modificó para avalar este tipo de proyectos, reconoció la propia Semarnat. Esta etapa de Cancún ya había sido rechazada por la dependencia en marzo de 2000.
Sin consulta pública de por medio, como lo establece la legislación ambiental, se agregó un párrafo a la norma para establecer que con el pago de una "compensación" se podían ignorar restricciones y prohibiciones que esta regulación consideraba en cuanto a la construcción de una obra o el desarrollo de alguna actividad productiva.
De acuerdo con organizaciones ambientalistas como el Centro Mexicano de Derecho Ambiental, Greenpeace y Defenders of Wildlife, se legalizaron todos los proyectos que implican arrasar con los manglares. Las organizaciones calculan que en el mundo existen tan sólo 18 millones de hectáreas de manglares; en México había, en 1999, 660 mil hectáreas, con una desaparición anual promedio de alrededor de 10 mil hectáreas.