Usted está aquí: martes 6 de diciembre de 2005 Opinión ASTILLERO

ASTILLERO

Julio Hernández López

Rótulos

Alianzas Al biento

Abrazos por México

(A) Ve chica del mal agüero

NO GANARIAN un concurso de creatividad los encargados de rotular los nuevos engendros electorales. Alianza para el Bien de Todos ha sido llamada la conjunción de ambiciones menores que forma eso llamado PRD, el muy explotado partido sin trabajadores (PT) y Convergencia (con el hueso): Albiento podría ser la abreviatura del prominente nombre que desde una presunta izquierda retoma el concepto panista del bien común: Albiento, al viento, al rumbo que tracen los aires; primero las pobres alianzas para bien de todos (los aliados). Testigos de honor del primer pacto del día, el realizado con el partido naranja de tianguis: Porfirio Muñoz Ledo, Manuel Camacho, Fernando Elías Calles (miembro destacado del bartlettismo) y, desde luego, un muy agradecido Dante Delgado, que consiguió tres senadurías y 12 diputaciones federales. Más tarde se realizaría la ceremonia de bautizo colectivo con el Partido del Trabajo, que sólo consiguió dos senadurías, pero el mismo número de curules federales. Albiento, palabras de cambio desde ahora mal ventiladas y sin buenos soplos; Albiento, neologismo desgastado para nombrar lo que va dejando de ser albo.

EL MADRACISMO DECIDIO prolongar abrazos con Cuauhtémoc Cárdenas y denominó su nueva aventura política-empresarial Alianza por México, el mismo nombre con que el persistente candidato presidencial michoacano participó en 2000 al lado de respetabilísimos aliados, como la familia Riojas Santana (que para efectos de cobro de prerrogativas se hacía llamar Partido de la Sociedad Nacionalista), una vertiente viscosa del sinarquismo denominada Partido Acción Social (con dirigentes buenos también para el dinero) y el Partido del Trabajo, que va siendo el decano del mercadeo de siglas para fines electorales. Alianza por México que suena a anzuelo concertado para promover que pique el perredismo cardenista, preparadamente indignado por triunfos marcelinos. El nuevo héroe de la congruencia democrática, en esa Alianza por el Cambio II, es el empantanado Bernardo de la Garza, que pone énfasis en convencer a los ciudadanos de que le ha hecho un grandísimo favor a la nación ("¡Por México!", ¡sí señor!) al declinar en favor de Roberto Madrazo (como todo mundo preveía cuando Bernardo y su partido no verde, sino maduramente delictivo, comenzaron la farsa de una candidatura propia).

NADIE QUISO, SIN EMBARGO, retomar la nomenclatura del triunfador de los pasados comicios presidenciales. Lipe Derón en realidad no tuvo ni con quien intentar una nueva edición de aquella Alianza por el Cambio que la señora Marta llevó a final conclusión sólo en cuanto a su estado civil. Pero no es únicamente la falta de un aliado externo, sino que el propio Felipillo busca deslindarse del foxismo cambista aunque sea en términos de imagen (los compromisos y la impunidad, los asuntos de fondo, están convenidos más allá de los posibles incidentes declarativos diarios), convertido en feroz lobo azul disfrazado de pastorcillo enojón que anda por el bosque denunciando caperucitas rojas que, asegura, son pejes.

Y EN ESTA HORA en que se va preparando la temporada de paz que los apóstoles del IFE tregua han llamado (el lema de esta preposada cacahuatera, protagonizada por peregrinos buscadores de bolo electoral, sería "aliaos los unos a los otros"), no puede el presente pateador de teclas menos que dejar constancia de que la increíble voltereta futbolera en que el América fue dejado sin aspiraciones de campeón fue presenciada desde palco de honor ni más ni menos que por el Presidente de la República y su esposa, de tal manera que los malosos ya andan diciendo por allí que el salado es Vicentico, tal cual lo demuestran los casos Julio Frenk (OMS), Luis Ernesto Derbez (OEA), Santiago Creel (candidatura presidencial), Javier USAbiaga (Guanajuato) y ahora el equipo azulcrema, que parecía imparable rumbo a una nueva coronación. ¿Y si algunos aficionados hiciesen cooperación y le compraran un palco de por vida al licenciado Fox para que vaya a todos los partidos de las Aguilas? (Por cierto: ya hasta las mañaneras de Rubencito están en peligro, pues se ha anunciado que el Gran Vicente se alista para complacer al público con su presencia más o menos frecuente en las citas informativas de Los Pinos. ¡Aguas!)

ASTILLAS: Todo está listo para que hoy sea aprobada en San Lázaro la maniobra legislativa inicial (aún faltarían el Senado y los congresos locales) que pretende cercenar facultades y legítima capacidad de maniobra a cualquiera que sea electo presidente de la República, que no sea del PAN o PRI. El propio aspirante panista, Felipe Calderón, ha considerado que los tiempos políticos no son propicios para los afanes autonomistas y, ya sea para quitarse responsabilidad del asunto o porque se da cuenta de la bandera que le es puesta en las manos a López Obrador, cree prudente que esas medidas sean tomadas en otro momento. A esta columna llegan cartas de lectores que preguntan si es posible entablar algún litigio colectivo contra esas medidas (¿controversias constitucionales, amparos?), recordando muchos de esos interlocutores internéticos que el artículo 39 constitucional establece con claridad que la soberanía nacional reside esencial y originariamente en el pueblo, que, por lo demás, "tiene en todo tiempo el inalienable derecho de alterar o modificar la forma de gobierno". Los promotores del golpe jurídico en materia financiera y tributaria deberían considerar, así fuese para bien cuidar de sus intereses, que al tratar de imponer un diseño institucional condicionante al próximo presidente de la República, en caso de que éste fuera del PRD, estarían abriendo la puerta a la posibilidad de replanteamientos jurídicos más profundos y más trascendentes, pensados, impulsados (¿impuestos?) desde el flanco popular y no desde las elites. ¡Uy!... ¡Hasta mañana, luego de las primeras elecciones internas casi suizas en el PRD!

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