Dudas
Siempre es un deleite deambular por el anchuroso campo de nuestra lengua. El Diccionario panhispánico de dudas, obra de la Real Academia Española y de la Asociación de Academias de la Lengua Española, recientemente publicado, baña con luz los muchos escondrijos de nuestro inmenso universo de los hablantes del español.
Muchos de los datos recogidos y elaborados por numerosas instituciones para el examen y estado de las lenguas del mundo toman como fuente la Enciclopedia Británica (Book of the Year), que contiene una sección estadística destinada exclusivamente a las lenguas, y que utiliza, a su vez, para sus estimaciones, gran variedad de fuentes nacionales e internacionales, incluyendo el Anuario demográ-fico de Naciones Unidas. Hay sólo 12 lenguas que superan los 100 millones de hablantes: chino mandarín, inglés, español, hindí, bengalí, árabe, portugués, ruso, urdú, japonés, penyabí, alemán. Según estos estudios, el número de hablantes de español en el mundo ronda los 380 millones de personas. Es la tercera lengua del mundo en hablantes (tras el chino mandarín -885 millones- y el inglés -440-) y en número de países (una veintena) donde es lengua oficial (http://www.cgcnet.org/nuestroidioma).
De acuerdo con Ethnologue (13e édition, Barbara F. Grimes Editor, Summer Institute of Linguistics Inc., 1996) se hablan en el planeta aproximadamente 6 mil 800 lenguas repartidas en más de 220 países. Algunos de éstos (como es el caso de Barbados, Cuba, Corea del Norte, Corea del Sur, Maldivas, Islandia, o Liechtenstein) son monolingües, en tanto que otros albergan centenares, como es el caso de Papúa-Nueva Guinea.
Esta comparación da una idea del peso e importancia del español en el mundo. Es una lengua de cultura, internacional, homogénea, extensa y compacta, dada la proximidad geográfica de la mayoría de los países en los que es lengua oficial.
La última reforma al diccionario de la Real Academia y el diccionario que hoy referimos sobre las dudas lingüísticas en nuestro idioma nos muestra que los académicos de la lengua, en español, otrora de una rigidez análoga a la del Vaticano en su materia, se han vuelto fantásticamente flexibles, dando espacio a una variada formas de decir y escribir que refleja claramente que la lengua la produce la sociedad, y se ubica en esta posición sin hacer a un lado los cánones fundamentales de nuestro medio de comunicación.
Hoy podemos decir, en español, futbol o fútbol como les place a los españoles; basquetbol o básquetbol, jaibol, barman, coctel o cóctel, bafle, baby-sitter, cómic o background. Por supuesto podemos decir chatear para referirnos a la conversación entre personas utilizando la Internet, pero desterremos desde luego el horrible accesar, puesto que contamos con el castizo acceder. Desde luego seguiremos diciendo clip y ya contamos oficialmente con clínex. Podemos escribir cóccix -su forma original-, pero hoy no hay problema si escribimos coxis. Y, ni modo, el uso hizo que optimizar venciera a optimar, caída en desuso, aunque siga siendo correcta.
Algunos plurales que nos estaban haciendo falta, están ya a nuestra mano, como déficits, superavits, y por supuesto (mi estimado amigo Octavio Rodríguez Araujo), debemos decir el campus y los campus, como decimos el paréntesis y los paréntesis, o la síntesis y las síntesis.
Algunos femeninos que ha sido difícil que entren con normalidad en la lengua, al menos en México, son los correctos: arquitecta, abogada, jueza o médica.
Hasta hace pocos años, no existía en México un error en la lengua hablada y escrita, ampliamente cometido actualmente por locutores, reporteros y comentaristas -probablemente tomado de la televisión española-: "hubieron cinco diputados en contra", por ejemplo; como si el sujeto de esta oración fueran los diputados y no, como son, parte del predicado. Es una oración impersonal y, por tanto, lo correcto es "hubo cinco diputados en contra". Del mismo modo "mañana habrán dos funciones"; funciones no es el sujeto de la oración: "mañana habrá dos funciones". Este error lo comete cotidianamente Denise Maerker.
El verbo haber genera muchos más errores. Y la conjugación que parece más difícil es "habemos". Precisamente por su carácter impersonal, dice el Diccionario panhispánico, sólo puede conjugarse en tercera persona: "Habemos muchos a favor de Marcelo Ebrard" (dijo habemos como 15 veces la diputada Barrales en entrevista con López Dóriga, el sábado pasado). Mal: si se quiere expresar la presencia de primeras o segundas personas, no debe utilizarse el verbo haber. En este caso "somos muchos a favor de Ebrard", es lo correcto. Con las expresiones impersonales nos hacemos bolas. No puede decirse: "Hay que esforzarnos mucho más", sino "hay que esforzarse mucho más".
El Diccionario de dudas tiene 848 páginas destinadas precisamente a despejarlas. Si usted tiene dudas, sobra quien pueda ampliárselas, pero el diccionario, en cambio, le será una ayuda decisiva. Bienvenida esta obra indispensable.