El binomio artístico abrirá su exposición Fauna de asfalto en la Casa Lamm
Marisa Lara y Arturo Guerrero retoman el grabado y proponen una zoología urbana
El oficio de grabador es un aspecto menos difundido del binomio artístico Marisa Lara-Arturo Guerrero, más conocidos por su obra pictórica y sus performances. Sin embargo, hace casi una década, durante una residencia artística en Filadelfia, Estados Unidos, el afamado artista pop Roy Lichenstein los invitó a su taller neoyorquino para saber más de las técnicas utilizadas por este par que gusta trabajar al alimón.
Respecto de la exposición Fauna de asfalto, que Lara y Guerrero inaugurarán mañana a las 19:30 horas en Casa Lamm (Alvaro Obregón 99, colonia Roma), la crítica de arte Germaine Gómez Haro ha escrito que en las ocho obras gráficas plasman ''la ciudad de ceniza y tezontle, de asfalto y cemento; el vasto paisaje gris cortado en todas direcciones por las líneas rectas y sinuosas de sus avenidas, por las interminables hileras de postes y sus perpendiculares cables eléctricos que fracturan abruptamente el horizonte. Nuestro origen, nuestra casa, nuestras calles hoy huidas, fragmentadas, desoladas".
La presente carpeta/caja de madera, con una edición de 20, es producto de la estancia de una semana en el taller de grabado del ex convento jesuita, sede del Taller de Formación y Producción Gráfica, coordinado por Derly Romero, en Pátzcuaro, Michoacán.
De acuerdo con Guerrero ''la gráfica es como el antecedente de todo lo visual que vemos en las calles, desde los grandes espectaculares hasta los grafitis. Empleamos una técnica antigua, pero contemporánea a la vez, pues las piezas se hicieron en placas de cobre, y ambos las trabajamos al mismo tiempo".
Lara indica que utilizaron la superficie del cobre como ''una extensión de nuestra piel al grado de que estampamos las huellas de nuestros pies y las huellas dactilares de nuestras manos, así como nuestro propio cuerpo, para lograr mayor expresividad en lo que pretendíamos".
Fauna de asfalto consiste en una zoología urbana en vista de que ''la ciudad siempre está presente en nuestras vivencias: llevamos cargando la ciudad que sale por donde sea". En estos grabados la urbe se transforma de manera constante en diversos animales: una grulla, un conejo, una ballena, un perro, una salamandra, un tigre, un par de cebras y una tortuga, que ''encontramos en estas calles tremendas".
En los grabados se entremezclan las imágenes de sus alter egos, los siameses. Terminados, escribieron ocho textos alusivos. De manera paralela tomaron fotografías del proceso de trabajo que más que documentales, están llenas de metáforas.