El músico californiano promueve su material dedicado a un extinto barrio mexicano en LA

Chávez Ravine podría ser archivo histórico, pero sólo es disco: Cooder

El principal motivo para destruir un lugar como ése fue el dinero; no les importaron los pobres, expresa en entrevista

"Fue afortunado aprender los secretos de esos viejos artistas"

JUAN JOSE OLIVARES

Chávez Ravine era un pueblo de inmigrantes mexicanos de Los Angeles en los años 40 y 50, que fue destruido por la "ambición del gobierno derechista" californiano de ese entonces para construir lo que hoy se conoce como el Estadio de los Dodgers. Proclive al rescate de viejos artistas e historias, el músico y productor californiano Ry Cooder, quien se hizo famoso por desempolvar a los olvidados músicos cubanos de Buena Vista Social Club, retoma la historia de ese lugar para crear un "archivo sonoro" en forma de disco compacto llamado Chávez Ravine, en el que toma la sonoridad méxico-estadunidense con la reunión de músicos chicanos seminales como Lalo Guerrero, Little Willie G. Ersi Arvisu, Flaco Jiménez y Los lobos, quienes junto con Cooder interpretan 15 himnos lúdicos de protesta.

Uno de los últimos recuerdos que tiene Cooder de ese pueblo, con caminos de árboles viejos y ancianos que nunca hablaban inglés, es el de "un lugar hermoso que fue utilizado para construir un estadio de beisbol. Lloro por esa ocasión. Antes era un rumbo donde podías pasear en caballo, ahora es un horripilante estadio deportivo de un deporte que inclusive no me agrada, aunque para muchos estadunidenses sea una religión, algo intocable, de Dios, pues", comenta el artista en la suite de un hotel capitalino donde se entrevistó con La Jornada.

Otros decidieron el futuro

"El principal motivo para destruir un lugar como ese fue el dinero. La gente que estaba en el poder sólo veía ese interés. Un crecimiento comercial que nunca incluye lo social, que no le interesan los pobres. No le importó crear una avenida rápida sobre vecindarios de gente humilde. Lo que ocurrió con Chávez Ravine fue que los políticos de derecha y los hombres de negocios decidieron el futuro de todo".

Cooder recuerda la fotos de las motoconformadoras destruyendo las casas de las familias mexicanas, así como del miedo que la demás gente tenía a los pachuchos. Chávez Ravine estaba localizado a pocos kilómetros del centro de Los Angeles. Nombrado así por Julián Chávez, uno de los primeros supervisores del condado angelino en el siglo XIX; este barrio de inmigrantes era autosuficiente y funcionaba como pueblo, hasta que la mega urbe angelina lo destruyó.

-¿Temía el gobierno a la independencia de comunidades de minorías, como la mexicana?

-Más que un lugar que gozaba de independencia, era un sitio con vida propia. Me refiero a que eran granjeros, tenían sus animales, sus cultivos, su cultura. Era un lugar cómodo para vivir. Me gustaba montar por esos lares cuando era chiquillo. Luego un decreto utópico de construcción de casas en masa, con grandes parques deportivos, jardines, tiendas y escuelas, terminó por ser el estadio beisbolero. Algunos residentes se resistieron a dejar sus hogares; los llamaron "ilegales" y fueron encarcelados; otros, no tuvieron elección y recibieron una pequeña compensación. Fue un conflicto político y social de resistencia civil.

Sonido contestatario

Cooder indaga en viejas canciones hechas por artistas chicanos y muestra otras escritas por él mismo, para enseñar ese sonido popular.

"Pensar en eso del rescate es una pregunta difícil de responder. La idea era encontrar a la gente más vieja que pudiera encontrar, y tratar de aprender algo sobre ellos. Fue afortunado aprender algunos de sus secretos. Más que rescate fue conocer a gente interesante que vivía en el mismo lugar de donde soy. Lalo Guerrero es una efigie que narró un sinfín de historias, por ejemplo.

-¿Cómo está la música chicana hoy día?

-No tengo gran idea, porque si prendes la radio lo que se escucha es música pop mexicana y de acá.

-¿Podemos considerar a la música de California sin la aportación de la chicana?

-Podría ser, pero hay que considerar que en el caso de Los Angeles hay inmigrantes chinos, rusos, armenios, judíos, negros, viviendo cerca los unos a los otros. Esta era la música que escuchabas en algunas cantinas, pero no era comercial, lo que sonaba era Frank Sinatra. Chávez Ravine puede ser un archivo histórico, pero es sólo un disco para recrear una atmósfera. Algo hay de la responsabilidad de recordar esos hechos olvidados por la historia de Los Angeles; me hace sentir bien, porque no puedes retroceder el reloj.

El álbum contiene 15 piezas representativas que narran la vida de esos años. Los UFO (ovnis), los pachuchos, la policía, el ejército, el beisbol (...) Cooder canta y toca la guitarra y el laúd; algunas fueron covereadas y otras interpretadas por los mismos autores, como la del finado Lalo Guerrero, Los chucos suaves, o Flaco Jiménez, Ersi Arvisu y Little Willie G., entre otros.

-¿Extraña la vida campirana alrededor de Los Angeles?

-Seguro. Los Angeles estaba muy bien: demasiados árboles, vecindarios que remitían a la provincia.

-¿Hay alguna diferencia entre el gobierno de ese entonces y el de Arnold Shwarzenegger?

-No, ambos son derechistas y están en favor de las corporaciones. Lo social no les interesa.

Cooder opina sobre la inmigración: "Es algo ilegal, pero es una necesidad de esa gente, que llega a trabajar, sobre todo al campo, en condiciones horribles. Hoy sé que los braceros se organizan para obtener mejores condiciones laborales, y son fuertes esas organizaciones y sindicatos. No obstante es una cuestión ilegal que debería se legal. Debería regularse. Es un juego de Shwarzenegger, que sólo otorga residencia para obtener votos".