Realizó una lectura lenta de Pedro Páramo
En Cóbraselo caro Elmer Mendoza busca acercarse a la estética rulfiana
"Si la velocidad de la luz es de 300 mil kilómetros por segundo, ¿cuál es la de la oscuridad?", se pregunta Nicolás Pureco, Nick, personaje chicano de Cóbraselo caro, la más reciente novela de Elmer Mendoza, con la que éste rinde homenaje a Juan Rulfo y a su celebre obra Pedro Páramo.
Dicha duda se convierte en obsesión para el protagonista de la historia, lo cual lo insta a viajar y reconocer su origen cultural. Nicolás "de pronto se da cuenta que lo que sabemos de la vida y el mundo está enfocado en un solo sentido".
"En la sociedad (estadunidense) en la que él vive, explica el autor, todo tiene que ver con lo grandote, pero a la vez identifica que hay otra cultura de la cual proviene, pues sus padres son mexicanos. Cultura que para él se encuentra en el misterio.
"La velocidad de la oscuridad, pero no de esa oscuridad tétrica, tiene que ver con esa otra cultura, con el otro, con la importancia de que el misterio, el reverso de la moneda es tan importante como el anverso", comenta Mendoza.
En esta narración -"la cual intenta como un homenaje reflejar en su escritura eso que se ha denominado atmósfera rulfiana"- el personaje va en busca de sus raíces, tradiciones, de lo verdaderamente mexicano, pero no de lo que él está acostumbrado, pues Nicolás en la historia es dueño de tres exitosos restaurantes en Chicago, de lo que podría ser comida mexicana.
"Sus padres tuvieron la lucidez de no educarlo en relación con los iconos de una cierta mexicanidad, aquella que habla sobre Benito Juárez o el Tata Lázaro y que de alguna manera serían parte del aspecto luminoso en México."
"Salvo a venerar la Virgen de Guadalupe, cumplir mi palabra y no denunciar a los migrantes, (mis padres) no me exigieron gran cosa", llega a decir el protagonista.
La idea aquí, expresa el autor de Efecto tequila y Un asesino solitario, "es conocer lo otro, los pueblos, los panteones, ese mundo misterioso en el que no se sabe con quién se está hablando, pues igual puede estar muerto o vivo".
Publicada por Tusquets Editores, la novela Cóbraselo caro retoma como punto de partida el final de Pedro Páramo: "Dio un golpe seco contra la tierra y se fue desmoronando como si fuera un montón de piedras".
Y es precisamente la búsqueda de esas piedras, para reconstruir el cuerpo fosilizado de Pedro Páramo -y sus escasos recuerdos familiares-, lo que lleva a Nicolás a deambular de manera desesperada, por Michoacán, Jalisco, Colima y Nayarit, entidades en las que se encontrará con un mundo mágico lleno de aparecidos.
Elmer Mendoza (Culiacán, Sinaloa, 1949) es un escritor que a juicio de Federico Campbell, se dio a conocer no sólo como "el primer narrador que recoge con acierto el efecto de la cultura del narcotráfico en México, sino también como autor de una aguda y vivaz exploración lingüística de los bajos fondos mexicanos".
El ser reconocido en el ámbito literario por ese perfil, "no es de manera alguna una molestia", comenta el propio autor. La trama de Cóbraselo caro no toca dichos temas. "Su escritura, sin embargo, implicó igual un riguroso trabajo lingüístico, el cual intenta acercarse a esa estética rulfiana".
Esa labor le llevo al autor, en principio "una lectura lenta de dos o tres años", de la celebre novela de Juan Rulfo.
Cóbraselo caro, concluye Elmer Mendoza, "tiene que ver más con mis propios recuerdos familiares, con mi propia historia de vida y con mi proyecto narrativo, en el sentido más amplio, que tengo como escritor".