Usted está aquí: domingo 11 de diciembre de 2005 Espectáculos Ofrece Pearl Jam delirante concierto en el Palacio de los Deportes

Durante dos horas y media Eddie Vedder interpretó los éxitos de la banda

Ofrece Pearl Jam delirante concierto en el Palacio de los Deportes

"¡Hermoso... magnífico!", respondió el cantante a la entrega de los asistentes

PATRICIA PEÑALOZA

Ampliar la imagen Pearl Jam realiz� primer concierto en el Palacio de los Deportes, donde el p�o respondi� manera apabullante a la interpretaci� carisma del vocalista Eddie Vedder

La quintaesencia del sonido Seattle, que diera vida al rock más popular de los años 90, se dio cita la noche del viernes para convertir al Palacio de los Deportes en un templo de devoción hipnótica, cuando Pearl Jam arrojó durante dos horas y media sus probados éxitos, ejecutados de deslumbrante manera, para generar a su vez una de las audiencias más entregadas que dicho recinto haya conocido, luego de que a manera de homenaje, permitieran calentar el escenario a Mudhoney, banda que al sentar las bases del grunge, hizo posible la existencia de un género que cambió la vida de millones la década pasada.

Visiblemente conmovida tras su primera visita a México en 2003, la banda central trajo un show mucho mejor armado, el cual implicó que su líder y vocalista Eddie Vedder se expresara casi en su totalidad en español, que apareciera el Hijo del Santo para levantarlo del suelo, que usara como pretexto el cumpleaños 102 de la abuela de su stage manager para pedir al público que cantara Las Mañanitas.

La clave para que el público se mantuviera al borde de la sublimación exacerbada desde el primero hasta el último segundo del concierto, radicó en que el quinteto se fue a lo seguro con un repertorio de hits extraídos, en 80 por ciento, de sus tres primeros discos: Ten (1991), Vs (1993) y Vitalogy (1994). De sus álbumes Yield (1998), Riot Act (2002) y el Lost Dogs, de "lados B", tocaron algunos temas aislados; del No code (1996), sólo Lukin; del Binaural (2000), nada. Claro que el que recurrieran tan sólo a sus días de gloria no les impidió interpretar su música de manera mucho más explosiva, certera y eufórica que en su visita anterior.

Ahora no hubo ni un solo "bajón" de energía, como sí pasó la otra vez, a la mitad del espectáculo. Sin duda, el impecable vozarrón y el carisma entrañable de Vedder, quien se fue poniendo ebrio con varias botellas de vino, hasta casi no poder sostenerse en pie, aportan gran parte de la vitalidad de sus conciertos.

Comenzó el remolino para no detenerse

A las 21:30 horas, los altavoces hicieron sonar el éxito sesentero de J. Frank Wilson, The last kiss, en su versión en español; Por qué se fue, cantada por un tal Polo, y recientemente interpretada por Pearl Jam. El delirio comenzó cuando Vedder apareció haciendo los "oooooh, ooooh" finales. Las luces se apagaron y el remolino ya no se detuvo. Ni el más escéptico pudo dejar de sentir escalofrío ante una respuesta tan apabullante. A lo largo del recital no dejaría de impactar la precisión con la que 20 mil almas ejecutaban una misma acción cada vez, como si lo hubiesen ensayado: prender y apagar encendedores a un mismo ritmo, levantar los puños en puntos exactos, elevar palmas, entonar con mayor volumen un mismo trozo de letra... Tanta acción coordinada llegaba a lucir siniestra, alienada y aferrada a la adolescencia de los presentes, pero también conmovedora, fraternal. De momento, Vedder y su mal español recordaban al Papa, y el acto se sentía tan sacro como una misa.

Así, instalados sin pudor en la nostalgia, con un acto central y ¡cuatro encores!, tocaron 30 canciones; ente otras: Animal, Last Exit, Evenflow, Not for you, Once, Do the evolution, Given to fly, Rearview mirror, I am mine, Black, Love Boat Captain, Corduroy, y por supuesto, Jeremy. Ahí estuvieron los requintos metaleros de Mike Mc Cready, tocados hasta por la espalda. La potencia de Matt Cameron, ex baterista de Soundgarden. Vedder con la voz cortada durante la danza de encendedores expresó: "¡Hermoso... magnífico... Es mejor de lo que recordaba!", para luego cantar un trozo de Daughter en español: "Sabes que te quiero como ayer... todo está bien". Lagrimones en las butacas con la hermosa Better Man. El grito de "México, México" cuando alguien les arrojó playeras futboleras verdes y cada integrante se puso una. El homenaje punk cuando Arm y Turner se unieron para cantar Kick off the jam, de MC5. El momento político cuando, luego de que el Hijo del Santo lo levantó, Vedder dijera: "¡Por favor, pidamos ayuda al Santo para que nos libere de George W. Bush!"

Aún con un concierto que brindar para ayer sábado, Pearl Jam eligió bien sus temas de despedida: Alive, para refrendar que a pesar de todo, canta Vedder, "I'm still alive" ("sigo vivo") y Yellow Ledbetter, cuya última frase, "I don't want to stay" (no me quiero quedar) fue cambiada por "I think we should stay" (creo que nos deberíamos quedar). Dando tumbos, Eddie se despidió prometiendo volver.

 
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