Terrateniente acusado de planear el homicidio será enjuiciado el año próximo
Asesinos de misionera estadunidense empiezan a purgar sentencia en Brasil
En Pará, más de 700 activistas ultimados en 30 años; encarcelados, sólo 9 criminales
Ampliar la imagen En la ciudad de Belem, Brasil, un integrante del Movimiento de los Sin Tierra celebra la sentencia que el pasado fin de semana dict� juez contra los autores materiales del asesinato de Dorothy Stang FOTO Ap Foto: Ap
Belem, Brasil, 12 de diciembre. Dos pistoleros brasileños comenzaron a cumplir el domingo largas sentencias en prisión por el crimen de la misionera estadunidense y activista de la conservación ambiental Dorothy Stang, ocurrido el 12 de febrero pasado, en un proceso visto como prueba de la voluntad de Brasil para combatir a los hacendados acusados de promover asesinatos en el Amazonia.
Familiares y compañeros de Stang sostuvieron que buscarán llevar ante la justicia a los tres hacendados acusados de ofrecer a los dos convictos 50 mil reales (22 mil dólares) para matar a la activista, quien bloqueaba sus avances en ricos terrenos de la selva tropical.
"Esto es sólo el principio, vamos a regresar", aseveró Margaret, hermana de Stang, mientras los activistas lloraban y se abrazaban tras un juicio de dos días que se realizó en la ciudad de Belém, capital del estado de Pará.
"Desde ahora ellos van a pensarlo dos veces antes de realizar amenazas y asesinatos", sostuvo José Amaro, sacerdote católico y activista de tierras, quien trabajó muy cerca de Stang en Anapu y ha recibido amagos de muerte desde el crimen contra la misionera estadunidense.
Los fiscales manifestaron que Vitalmiro Bastos de Mourel, el hacendado acusado de planear el asesinato, podría ir a juicio el primer semestre del año próximo.
El sábado por la tarde, Raifran das Neves Sales fue sentenciado a 27 años de prisión por disparar a la misionera de 73 años.
Clodoaldo Carlos Batista, trabajador agropecuario, fue sentenciado a 17 años de cárcel tras ser acusado de ser cómplice en el homicidio.
Nacida en Dayton, Ohio, Stang pasó los últimos 30 años de su vida luchando por los derechos de los campesinos y fue asesinada mientras establecía una reserva gubernamental en la selva tropical, que permitiría a la familias pobres cultivar.
En Pará, estado que duplica el tamaño de Francia, 772 activistas han sido ultimados a balazos en los pasados 30 años, pero sólo nueve asesinos han sido encarcelados hasta el sábado anterior. Una investigación del Senado de Brasil sobre el crimen planteó que los asesinatos no se detendrán hasta que el gobierno desarticule una red de apoyo que integran ciudadanos, policías y jueces, quienes supuestamente defienden las ejecuciones extrajudiciales.