Usted está aquí: jueves 15 de diciembre de 2005 Opinión La tregua del IFE

Martí Batres Guadarrama

La tregua del IFE

Para los consejeros del Instituto Federal Electoral (IFE) llegó la hora de pagar la factura de su nombramiento. Ni con el país ni con la pluralidad política ni con la democracia es su compromiso. Su deuda moral es con el PRI y el PAN, partidos políticos que los eligieron en un escenario de exclusión del PRD y de otras fuerzas políticas y en el contexto del liderazgo de opinión pública de quien ya desde entonces encabezaba las intenciones de voto en todas las encuestas.

Obligados con el PRIAN, Luis Carlos Ugalde Ramírez, Andrés Albo Márquez, Virgilio Andrade Martínez, Marco Antonio Gómez Alcántar, María Teresa de Jesús González Luna Corvera, Luisa Alejandra Latapí Renner, Rodrigo Morales Manzanares y Arturo Sánchez Gutiérrez resolvieron decretar una tregua de la acción política de los candidatos y de los partidos en la lucha por la Presidencia de los Estados Unidos Mexicanos. Dicho acuerdo señala que "para fortalecer el valor de la equidad, es criterio del Consejo General del IFE establecer del 11 de diciembre del 2005 al 18 de enero del 2006 como periodo para que los partidos políticos se abstengan de realizar cualquier acto o propaganda que tenga como fin promover a sus candidatos para ocupar el cargo de Presidente de los Estados Unidos Mexicanos". Dichos actos implican "la difusión de publicidad y la realización de actos promocionales a través de actos públicos (sic) tales como mítines, giras o reuniones públicas en general para tal fin. La generación de actos de propaganda mediante anuncios espectaculares, bardas y otros similares; la transmisión de mensajes o espots publicitarios de cualquier naturaleza en prensa, radio y televisión, o por cualquier otro medio electrónico, impreso o publicitario, que tenga como fin promocionar a cualquier precandidato o candidato postulado a Presidente de la República".

El acuerdo del IFE busca supuestamente "fortalecer el valor de la equidad". Esto resulta poco creíble porque la precampaña del PRI consumió más de mil millones de pesos y la del PAN otros cientos de millones de pesos más, triturando ambas cualquier sentido de equidad que pudiera darse en la contienda, sin que nada dijera o hiciera el Instituto Federal Electoral. Siendo gobernadores los precandidatos del PRI se promocionaron por doble vía tanto con la obra de su servicio público como en su calidad de precandidatos, sin que nada hiciese, dijese o resolviese el Instituto Federal Electoral.

Llama la atención que la tregua del IFE sea sólo para los candidatos a la Presidencia de la República. El proceso de 2006 también incluye la elección de candidatos al Senado y a la Cámara de Diputados; sin embargo, los partidos aún no concluyen la selección de sus candidatos en estos casos. Al IFE no le interesa paralizar la acción de los partidos, sino de los candidatos a la Presidencia; es más, de un candidato a la Presidencia.

Sin sustento jurídico alguno, el IFE aprobó una aberración autoritaria, pues conculca el ejercicio de los derechos políticos no sólo de precandidatos y candidatos y de sus partidos correspondientes, sino también de los ciudadanos que tienen legítimas simpatías por cualquiera de ellos. En este caso resulta que cualquier expresión de terceras personas podría convertirse en una sanción para el partido político o su candidato. Si un candidato saca una pancarta a favor de un candidato, si un medio de comunicación hace una encuesta sobre los diversos candidatos, ¿qué va a hacer el Instituto Federal Electoral? ¿Castigar a los candidatos? ¿Qué va a hacer el Instituto Federal Electoral con todos aquellos automovilistas que traen calcomanías de diversos candidatos a la Presidencia? ¿Qué va a hacer el IFE con los ciudadanos que porten un botón que manifieste su simpatía hacia un candidato?

La tregua no tiene fundamento constitucional o legal alguno. Es arbitraria y caprichosa, y no tiene como propósito lograr la equidad sino que tiene el objetivo político de ayudar al PRI y al PAN a mejorar sus condiciones de pelea político-electoral. La tregua del IFE busca desactivar al único candidato que está haciendo campaña directamente con la gente. La tregua del IFE busca aumentarle puntos a los aspirantes que van en segundo y tercer lugar y bajar al que encabeza las encuestas. La tregua del IFE pretende abrirle espacio a una campaña intensa del Presidente de la República a favor de su candidato y partido y en contra de su adversario principal. La tregua del IFE pretende facilitar al PRIAN todo tipo de transas, golpes bajos y asaltos legislativos, para que en un ambiente de impunidad puedan hacer reformas como las que intentaron la semana pasada en el terreno financiero o disolver comisiones como la que investigaba a los hijos de Marta Sahagún, sin que el candidato que puntea las encuestas pueda decir nada al respecto. Esa es la tregua del IFE: inmovilizar al que va adelante para ayudarle al PRIAN.

 
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