Usted está aquí: jueves 15 de diciembre de 2005 Capital Ambulantes: somos un gremio incomprendido

Ambulantes: somos un gremio incomprendido

''Ni ganamos un chingo ni estamos aquí por gusto; muchos no tuvimos de otra por el desempleo''

LAURA GOMEZ FLORES

Ampliar la imagen En calles del Centro Hist�o, ambulantes se enfrentaron a granaderos y trabajadores de v�p�a de la delegaci�uauht�c durante una operaci�ara retirarlos y decomisarles mercanc�. Alejandro Encinas, jefe de Gobierno capitalino, anunci�e la SSP se encargar�e impedir que vendedores se apoderen de las calles recuperadas en esa zona Foto: Guillermo Sologuren

La falta de empleos y de preparación, así como la precariedad económica, o simplemente "por tradición fami- liar", convirtieron al ambulantaje en una "válvula de escape" donde se desenvuelven 500 mil personas en la ciudad de México, de las cuales 10 por ciento se concentran en el Centro Histórico.

Los ingresos diarios de los comerciantes en vía pública oscilan entre 300 y 500 pesos durante la temporada navideña, sin descontar el costo de transportación, alimentación y la compra de mercancía. "No es una mina de oro. No ganamos un chingo de lana, ni estamos aquí por puro gusto, sino por necesidad, pero mucha gente no lo entiende", sostienen varios de ellos.

''Exigen nuestra desaparición como si fuéramos una plaga, sin entender que la mayoría sólo tuvimos dos chances: incorporarnos a la venta callejera o a la delincuencia, aunque la primera también la sufrimos y son muy pocos quienes salen de ese ambiente una vez que entran".

En un recorrido por las calles del primer cuadro de la ciudad, los ambulantes reconocen la existencia de "mafias" que utilizan a la gente en épocas electorales o les venden la idea de contar con un trabajo sin mencionar los riesgos: enfrentamientos con granaderos, robo de mercancía y días tan malos ''que ni se persignan''.

La solicitud del gremio para que las autoridades capitalinas creen corredores comerciales en las zonas donde actualmente se ubican, con el correspondiente pago de impuesto, no ha tenido eco, aunque se acepta que esta actividad es una "salida" para enfrentar el desempleo debido al cierre de negocios y recorte de personal.

Samuel tiene una carrera técnica. Desde que inició sus estudios estaba consciente de que no iba a ejercer, porque las empresas continuamente renuevan su producción y desplazan la mano de obra. "Nunca creí que fuera tan duro y tuviera que pedirle a mi tía un chance para vender ropa interior de temporada. Espero que sea temporal y en unos meses se abran oportunidades, porque no quiero pasar la vida aquí".

Ana y Lucía, dos jóvenes madres de 20 años con estudios mínimos, comparten esa opinión. Señalan: "la posibilidad de salir de esto es difícil, porque las empresas no contratan gente con primaria, a menos que sea para limpieza y no te pagan 100 pesos diarios". Por eso, agregan, ''trabajamos duro para que nuestros hijos salgan de este ambiente, donde la maldad, la violencia y el robo son una constante''.

Sus sueños son convertir a sus vástagos en técnicos o profesionistas. ''Tal vez no tengan muchas oportunidades de trabajo, pero sí más que nosotras. Ojalá aprovechen nuestra experiencia, porque la vida en el ambulantaje no es gratificante, es como una pesada losa que día con día te mata, pero donde permaneces porque no tienes de otra cuando la necesidad apremia", coinciden.

Para Silvia, una mujer de unos 40 años, esta actividad es su vida. Ahí nació, creció y mantiene a su familia; tiene un local en Plaza Roldán y paga impuestos y derechos. Sin embargo, la falta de promoción y la lenta entrega de permisos para la temporada navideña la obliga, cada año, a "desdoblarse" en la vía pública, frente a su negocio, ''porque de lo contrario no ganamos''.

Lo mismo sucede con doña Gloria y Amelia, que han convertido el comercio ambulante en su mayor tesoro, en la herencia para los hijos y nietos. Desde hace 75 años, cuando su madre logró un espacio en la calle Corregidora, lo han mantenido con la venta de artículos nacionales diversos. Piratería, contrabando o robado, nada, porque somos gente de bien, aunque muchos piensen lo contrario.

Para ella es un orgullo contar con dos abogados en la familia, cuyos estudios se costearon con la venta de sus productos. En su tiempo libre acuden a ayudarle con el puesto acompañados de sus hijos. "Cuando muera será su herencia y tendrán que cuidarla, como lo hacen actualmente porque, a diferencia de muchos jóvenes, tienen una carrera profesional y siguen en las calles vendiendo, porque no es nada penoso", señala.

Sin embargo, para Elías, a sus 18 años la calle es la salida para los "jodidos", para quienes no tienen estudios ni más perspectivas en la vida. "Si ganas 100 pesos la vas pasando, mientras no haya familia, después ya veremos. Los operativos, los robos y la delincuencia son parte de esta actividad, como de otras. Así que aquí me quedo".

Todos coinciden en que el ambulantaje es la única salida al desempleo, pero ni genera los miles de millones de pesos que aseguran los empresarios, ni evade otros tantos millones por impuestos, si así fuera, la ciudad de México sería un gran mercado, y no lo es.

 
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