Condena que se trate como criminales a indocumentados
Migración, signo universal de los nuevos tiempos: Norberto Rivera
Ampliar la imagen El cardenal Norberto Rivera Carrera al t�ino de la homil�de ayer en la Catedral Metropolitana. El prelado consider�a paradoja que en plena globalizaci�e intente criminalizar la migraci� se obstruya el libre tr�ito de las personas FOTO Cristina Rodr�ez Foto: Cristina Rodr�ez
Luego de criticar severamente las nuevas leyes antimigrantes de Estados Unidos, que plantean la construcción de muros en la frontera con México y tipifican a los indocumentados como delincuentes, el cardenal Norberto Rivera Carrera dijo que resulta paradójico que mientras se promueve en todo el mundo el libre comercio de bienes y mercancías, se erijan barreras al tránsito de personas.
Insistió en que este planteamiento de Estados Unidos de cerrar las puertas a la migración "no es consecuente" con la globalización, más aún cuando éste es uno de los países que más promueve dicho proceso.
Recordó que las autoridades estadunidenses son las que, en el caso de los artículos agrícolas, otorgan mayores subsidios a sus productores, mientras exigen al resto de las naciones -sobre todo pobres y en vías de desarrollo- un comportamiento totalmente distinto y que eliminen todo apoyo.
En el Día Internacional del Migrante, el también arzobispo primado de México manifestó que la aprobación de estas nuevas leyes confirma la existencia de "grupos muy duros" en Estados Unidos, que desde siempre han dificultado la consolidación de los derechos humanos y laborales de los migrantes. "No ha sido fácil llegar a acuerdos, a pesar de que ellos saben que nos necesitan y nosotros también a ellos", expresó.
Consideró lamentable que esos grupos sólo quieran sacar ventajas para su país y no para ambas naciones, aunque el gobierno de México -sostuvo- ha hecho lo posible por encontrar diversos caminos para que los derechos de los migrantes sean respetados.
Advirtió que este problema no es exclusivo de México, sino que está presente en toda América Latina y en otros continentes, lo cual refleja que la migración es signo universal de los nuevos tiempos, en los cuales se debe reconocer el legítimo derecho de las personas a poder migrar a cualquier lugar con pleno respeto de todos sus derechos, tal como señala la doctrina social de la Iglesia.
En un encuentro con los reporteros que cubren la fuente religiosa, con motivo de las fiestas decembrinas, el prelado se refirió a varios temas, siempre a pregunta expresa, entre las cuales destacó ua sobre el avance que ha tenido la izquierda como oferta política viable de cara a las elecciones presidenciales del próximo año.
Consideró que una izquierda que trabaja por la defensa de los derechos humanos, que se preocupa por los más necesitados, que busca una mejor distribución de la riqueza y se compromete a impulsar decididamente la educación, siempre será bienvenida, pero rechazó a aquella "vieja izquierda" que sólo busca el triunfo partidista o pretende imponerse mediante la fuerza o la violencia. "México no quiere transitar por esos caminos de violencia, ya los conoció y sabe que no conducen a nada", manifestó.
Aclaró que la Iglesia católica no tiene candidato ni preferencias partidistas, por lo que "pueden estar tranquilos" todos aquellos sectores que piensan que la institución quiere influir o inclinar la balanza hacia alguna oferta política en específico, a pesar de que tiene el deber moral y cívico de promover la participación política de los ciudadanos.
Señaló que el deseo de la Iglesia es que México avance por el camino de la democracia. Para ello exhortó a los candidatos presidenciales a respetar el resultado de los comicios del próximo 2 de julio, sin importar el ganador, aunque éste obtenga el triunfo por un estrecho margen. "Esa es la democracia y deben respetarse las leyes, por bien del país", subrayó.
Rivera Carrera señaló la necesidad de fortalecer las instituciones electorales y acatar sus decisiones en el marco de la ley, pues el respeto de los resultados el próximo año también dará garantía de que no hubo fraude y de que el ganador -aún cuando haya sido por poco margen- será una autoridad legítima.
El purpurado consideró que los ciudadanos pueden recibir las distintas promesas y propuestas de los candidatos, "y no por eso es un punto malo" sino, al contrario, podrán juzgar y elegir de manera más responsable.