Empieza a dar fruto en las negociaciones para una verdadera ronda de desarrollo
Destacado papel de Brasil en la cumbre de la OMC
Hong Kong, 18 de diciembre. Tras seis días de intensas negociaciones, Brasil emergió de la sexta conferencia ministerial de la Organización Mundial de Comercio (OMC) en Hong Kong como un actor ineludible en el concierto de las relaciones mundiales al hacer frente, con el apoyo del mundo en desarrollo, al completo de las grandes potencias industriales.
El canciller brasileño, Celso Amorim, ha sido, junto al ministro indio de Comercio, Kamal Nath, la estrella indiscutible de esta reunión, cuyo logro esencial ha sido la articulación de los países en desarrollo.
Amorim pergueñó en 2003 el G-20, que reúne a los países emergentes, para preparar lo que se ha convertido en una estrategia decisiva en estas difíciles negociaciones de la OMC para acabar con las "prácticas depredadoras de los países ricos que nos privan de los beneficios de nuestra competitividad", es decir, los subsidios y aranceles.
La alianza perfeccionada en Hong Kong es una pieza del pensamiento del actual presidente brasileño, Luiz Inacio Lula da Silva, fraguada a lo largo de su incansable actividad diplomática por el mundo desde que llegó al poder en enero del 2003 para situar a Brasil en un lugar privilegiado en la actual geoeconomía mundial.
"No queremos un Brasil cerrado en sí mismo, inmune a los vientos del progreso y de la competición", advirtió Amorim el día que tomó las riendas de la cancillería.
El gobierno brasileño ha impulsado una política de círculos: de dentro a afuera aparece Mercosur, la Comunidad Sudamericana de Naciones (diciembre 2004), la Comunidad de Países de Lengua Porguesa (CPLP), una alianza con los pesos pesados del mundo en desarrollo como India, China, Sudáfrica y Rusia, y más recientemente con el mundo árabe.
Su diplomacia activa no dio resultados en la reforma del Consejo de Seguridad, donde aspiraba a un sillón permanente, pero empieza a dar sus frutos en las negociaciones de la OMC para conseguir un buen acuerdo y hacer que la Ronda de Doha se convierta en una verdadera Ronda de Desarrollo.
Con unos indicadores económicos positivos, basta echar un vistazo a la balanza comercial de Brasil para percibir la importancia del comercio en la economía. El déficit de casi mil millones de dólares registrado en 2000, se ha transformado en un superávit de más de 40 mil millones en lo que va de año, gracias a una gran diversificación de destinos y de productos, no sólo agrícolas.
"Esta nueva multipolaridad es importante porque sin ella, la noción de un sistema de comercio 'multilateral', representado por la OMC sería una ficción", señalaba Amorim en un artículo titulado La nueva dinámica en el comercio mundial es multipolar, publicado en agosto del 2004 en el Financial Times.
Su objetivo es combatir la idea de que "las únicas bases para un acuerdo serían un pacto precocinado entre los dos mayores socios comerciales" del planeta: Estados Unidos y la Unión Europea.