Indiferencia hacia la colección permanente
Ampliar la imagen Poca gente se detiene a admirar las obras de la colecci�ermanente FOTO Marco Pel� Foto: Marco Pel�
Custodiadas por elementos de seguridad del Museo Nacional de Arte, las obras de Diego Rivera, José Clemente Orozco, Angel Zárraga y Rufino Tamayo, entre otros, integran la colección permanente que parece olvidada por los visitantes en el recinto del Centro Histórico.
Las salas, casi vacías, salvo por el personal de seguridad que las vigila celosamente -y que a veces también funge como guía al informar sobre la procedencia y valor de las piezas-, muestran el acervo artístico conformado por óleos -en su mayoría religiosos- esculturas y diversos objetos del arte nacional y extranjero.
También en uno de los espacios, ubicado en el segundo nivel, destaca la gran efigie de Cristóbal Colón, además de diversas esculturas talladas en mármol que, al igual que los óleos, se pueden admirar durante un recorrido por el edificio, considerado uno de los principales del porfiriato.
La exhibición del arte nacional, desde el siglo XVI hasta mediados del siglo XX, está representada con la obra de diversos pintores y artistas que integran la colección permanente, que suma alrededor de 3 mil 359 piezas distribuidas en 37 salas y que se dividen en tres apartados:
Asimilación de Occidente: la pintura en la Nueva España; La construcción de una nación, y Estrategias plásticas para un México moderno.
El recinto histórico también propone a los visitantes un recorrido alterno, cuyo propósito fundamental es diversificar las opciones de apreciación del arte y ello se vislumbra en las salas de colecciones especiales, exposiciones temporales, monotemáticas y de orientación, además de los espacios hipertextuales.
Para su apertura, en 1982, el museo fue dotado de un acervo de mil 124 piezas -a iniciativa del entonces presidente José López Portillo se creó el Museo Nacional de Pintura, como se llamó el Munal en un principio-, entre las que se encontraban obras de diversas disciplinas artísticas como pintura, gráfica, escultura, fotografía, además de manuscritos, material documental y arte popular.
A partir de 1989 el acervo inicial del Museo Nacional de Arte se incrementó debido a la política de adquisiciones encabezada por el Instituto Nacional de Bellas Artes, el patronato del museo, así como del Fondo Nacional para la Cultura y las Artes. También artistas, coleccionistas particulares, galerías y empresas privadas contribuyeron con donaciones.
El Museo Nacional de Arte está ubicado en el antiguo Palacio de Comunicaciones, uno de los mejores ejemplos de la arquitectura mexicana de principios del siglo XX.
El edificio fue diseñado por el ingeniero mexicano Manuel Marroquí y Rivera y el arquitecto italiano Silvio Contri para albergar la recién fundada Secretaría de Comunicaciones y Obras Públicas (1891).
Antes, en ese lugar estuvo el hospital de San Andrés, que funcionaba dentro de un antiguo noviciado jesuita donde también estuvo la capilla en la que fue velado el cuerpo del emperador Maximiliano.
El edificio, vecino de la escultura de El Caballito, en la plaza Tolsá, es de estilo ecléctico y moderno, inspirado en los grandes palacios del Renacimiento florentino del siglo XV, en la que la severidad de su estructura contrasta con el lujoso barroquismo de los detalles y decoraciones.
El recinto fue declarado patrimonio artístico en 1987 y es considerado una de las obras más significativas del porfiriato.
El Museo Nacional de Arte, se ubica en la calle Tacuba 8, Centro Histórico, y su página electrónica es www.munal.com.mx.
Ana Mónica Rodríguez