Reconoce que el pederasta Succar Kuri es su amigo; "si hizo algo malo, no es mi culpa"
Esa llorona no se va a salvar, advierte el empresario Kamel Nacif a Lydia Cacho
El empresario textilero Kamel Nacif, avecindado en Puebla, exigirá que a Lydia Cacho, la periodista que publicó un libro -Los demonios del edén- en el que se le relaciona con el pederasta de Quintana Roo Succar Kuri "la metan a la cárcel" y la reta: "Que sea hombrecita; que demuestre lo que dice".
En entrevista telefónica, amenaza: "A la mala, yo soy muy malo. Esa llorona no se va a salvar, ¿eh?" Y admite su amistad con el acusado, preso en Estados Unidos y sometido a juicio de extradición. "Es mi amigo, no lo niego, aunque no meto las manos al fuego por él. Si hizo algo malo, no es mi culpa".
Después de una semana de escándalo público por la detención de la escritora Cacho, Kamel Nacif pide a La Jornada su derecho a réplica. Así inicia la conversación:
-¿Qué le parece la telenovelita?
-Es un asunto grave, dramático.
-Claro, es algo asqueroso que esa señora me mezcle en este asunto. Y que los medios de comunicación le den cobertura a esta señora que miente. Ella dice que tiene 100 denuncias de acoso sexual en mi contra. ¿Qué no sabe esa señora que esa gente se retractó?
-¿Se refiere a las niñas que primero denunciaron al señor Succar ante la Procuraduría General de la República (PGR) y que luego, ante notario en Estados Unidos, dijeron que todo era falso?
-Claro que se retractaron porque es una conjura eso que me hicieron.
-Se dice que fue el señor Kuri el que las presionó para que se retractaran.
-El detalle del señor Kuri no lo sé. Ora sí que yo no soy ni juez ni parte. Solo sé que las jovencitas se retractaron.
-En su libro, Lydia Cacho no lo acusa a usted. Cita a otros, algunas niñas entre ellos, que lo mencionan, ¿por qué la demanda a ella y no a quienes lo mencionan?
-Ella anda por la televisión diciendo que tiene pruebas documentales de que yo tengo que ver con algo tan asqueroso. Ella se queja de sus derechos humanos, cuando lo que es, es una criminal. Lo que dice es denigrante para mí.
-¿La denuncia por lo que dice en su libro o por lo que dice en la televisión?
-Por todo. Lo que pasa es que no sólo se cansó de hacerle publicidad a su libro, sino que ahora todo sale en la televisión, se agarra de nombres famosos -como Gamboa Patrón, como Miguel Angel Yunes- para hacerse fama. ¿Quién le pagó para escribir esa basura? Y para colmo, dice que se siente agredida en sus derechos humanos. ¿Y mis derechos humanos dónde están?
-¿Qué relación tiene usted con Succar Kuri?
-Es mi amigo, no lo niego. Si hizo algo malo yo no tengo la culpa.
-Las niñas que se dicen víctimas del señor Kuri hicieron declaraciones en dos momentos diferentes. Primero, acompañadas por la gente de Lydia Cacho, ante la PGR. De ahí deriva la acción penal contra su amigo. Después se retractan en Estados Unidos, adonde fueron llevadas por la gente de Kuri. ¿En cuál de las dos versiones cree usted?
-No me interesa ni Succar ni las niñas. Me interesa mi persona. Y tengo una demanda porque a mí esta señora me injurió. Si él mató, está bien. Pero esto de las niñas es asqueroso. Y está pagando las consecuencias.
-¿Qué validez le da a las declaraciones iniciales a las niñas?
-Yo oí del caso cuando llegué a Cancún y de inmediato, espontáneamente, fui a declarar ante la PGR.
-¿Por qué incluyó en su demanda por difamación el tema de la retractación de las niñas en Estados Unidos? ¿Cuál es la relación?
-Porque debe ser cierta la retractación. Porque no se me hace que Kuri sea tan repugnante como para hacer eso. Pero, ¿sabe qué? Yo ya no meto las manos al fuego por él. ¿Y sabe por qué? Por lo exagerados que son los medios de comunicación. Hasta un periodista dijo que yo le había prestado un avión para que se fuera.
-Eso se dijo, ¿y le prestó usted su avión a Kuri para que huyera?
-¡No es cierto! Yo a Succar ni lo vi. Me enteré que estaba preso porque salió en la tele. Y lo estuvieron sacando ocho días, ¡un exceso!
-¿Le parece demasiado, para un caso de pederastia?
-Hay que matarlos... a todos los pederastas, ¡hay que matarlos! Si hay alguien que haga algo tan asqueroso como hacer fiestas con niñas -digo, con niñas chicas, porque con niñas grandes está bien, digo yo- hay que matarlo. Yo eso haría, porque tengo hijos, nietos.
-Hace tiempo que salió el libro. Vendió 10 mil ejemplares, ¿porqué hasta ahora demandó a la autora?
-Porque me colmaron el plato. ¿Y sabe qué me colmó? Que me hablaron de la revista Proceso diciendo que iban a sacar algo de mí y que cuánto les daba porque no lo sacaran. Les dije que vayan y tiznen a su madre.
-Volviendo al asunto del libro...
-La gota que derramó el vaso es que esta señora llorona saliera en la tele. Le digo, así son los medios. Por ejemplo, a mí me detuvieron en Las Vegas, no lo niego. Como es verdad me callo la boca. Pero eso fue hace 12 años y siguen sacando lo mismo.
-Los medios también dicen que las condiciones laborales en sus fábricas son muy duras...
-¿Ah, si? Pues, ¿sabe qué?, que yo sí tenía 24 mil trabajadores, ¿y sabe por qué vinieron los líos laborales? Porque tuve que liquidar a 18 mil. Pero si yo no vendo, ¿quién va a mantener a todos esos empleados?
-Además se habla de bajos salarios, nulas prestaciones...
-Que pasen a ver mis fábricas. Son las únicas donde se les da de comer gratis a los trabajadores, donde se les dan uniformes gratis. ¿Y sabe por qué lo hago? Por hacer el bien. Da asco que digan eso, mi distinguida periodista.
-Hoy es la audiencia en el juzgado de Puebla, ¿qué espera usted?
-Que metan a la cárcel a esa señora. A ver, que sea hombrecita y que sostenga ante el juez lo que escribió. Pero si se desiste públicamente, que se vaya y Dios la ayude. Ora que si no... ahí va la segunda demanda por daños y prejuicios. A ver cómo me va a pagar. Para que se siga quejando.
-¿Cuánto va a pedir por esta demanda?
-Millones. No sé todavía, a ver cuántos se me ocurren.