Usted está aquí: viernes 23 de diciembre de 2005 Opinión ECONOMIA MORAL

ECONOMIA MORAL

Julio Boltvinik

Reflexiones de fin de año/ I

El muro EU-México y la lucha del capital por elevar la tasa de ganancia

La economía moral es convocada a existir como resistencia a la economía del "libre mercado": el alza del precio del pan puede equilibrar la oferta y la demanda de pan, pero no resuelve el hambre de la gente

CIERRA EL AÑO con noticias internacionales de signo contrario. Por el lado oscuro, la probabilidad de que Estados Unidos emprenda la construcción de muros gigantescos en su frontera con México como parte de un endurecimiento general de su política antinmigrantes, de su xenofobia. La auténtica cortina de hierro. Como han hecho notar los caricaturistas, tendrán que construirla con trabajo de inmigrantes ilegales. Por el lado luminoso, la victoria de Evo Morales en Bolivia (que al sumarse a los triunfos previos de Kirchner, Tabaré Vázquez, Lula y Chávez configuran un renacimiento de los gobiernos de signo progresista en América Latina, lo que puede culminar en 2006 con la victoria de AMLO), y la huelga de transportes en Nueva York que, aunque defensiva, provocada por el embate contra las pensiones en ese país, podría señalizar el fin de una era de temor sindical.

LA REUNION DE LA OMC en Hong Kong resultó un fracaso casi total. El freno del desarrollo de las reglas del libre comercio simboliza la crisis del movimiento internacional del capital en esa dirección. Los países del ex tercer mundo presionaron, en mi opinión con visión miope, según comento más abajo, por la eliminación generalizada de subsidios a la agricultura en el primer mundo.

EN MEXICO PRESENCIAMOS la insurgencia de la tecnocracia financiera que ha manejado este país por mucho tiempo y que teme que el triunfo de AMLO ponga fin a su largo "reinado". Esta insurgencia se expresa tanto en la iniciativa de autonomía constitucional de cuatro organismos del sector financiero, que terminó frustrada debido a la percepción de Felipe Calderón de que ello beneficiaría electoralmente a AMLO, como en el proyecto de nueva ley de presupuesto que convierte en norma legal el dogma neoliberal del presupuesto público equilibrado (véase al respecto Economía Moral del 16/12/05). Este proyecto (aprobado en la Cámara de Diputados este mes y que espera su discusión en el Senado), fortalece a la Secretaría de Hacienda y Crédito Público (SHCP) y debilita a la Cámara de Diputados. Los tecnócratas saben que no existen recursos humanos con qué sustituirlos. Que así como los bolcheviques tuvieron que gobernar con la burocracia zarista, AMLO tendrá que hacerlo con los tecnócratas de derecha que dominan la SHCP.

EL MURO, EL TRIUNFO DE EVO, la huelga en Nueva York, la insurgencia de los tecnócratas expresan que, en sentido opuesto al mito, la lucha de clases no ha sido sustituida por la colaboración entre ellas, que los intereses del capital y del trabajo no son los mismos en cada país, y que la lucha de clases está viva.

LA IDEOLOGIA DEL LIBRE comercio nació en Inglaterra en los siglos XVIII y XIX como parte de la lucha de la naciente burguesía contra la aristocracia. El capitalismo industrial naciente necesitaba alimentos baratos para mantener bajos salarios y altas ganancias, lo que se podría lograr con el libre comercio, el cual era, sobre todo, libre movimiento de mercancías. Adam Smith y David Ricardo sentaron las "bases científicas" de la ideología librecambista.

EN LA ERA DE LA MUNDIALIZACION, las tecnologías de la computación enlazadas con las de telecomunicaciones, que permiten el control de los procesos productivos en tiempo real desde cualquier parte del mundo, han hecho posible la movilidad plena del capital, su traslado al lugar donde haya mano de obra abundante, barata y dócil, con lo que eleva la tasa de ganancia. Esta movilidad requiere la eliminación de todo tipo de barreras a sus insumos, a sus partes y componentes, al producto terminado, así como la libre movilidad internacional del capital apareada con severas restricciones a la movilidad internacional de la fuerza de trabajo. Necesita la prevalencia mundial del librecambismo.

EL CAPITAL, ANSIOSO por recuperar la tasa de ganancia que había disminuido durante el auge del keynesianismo y de los estados de bienestar, evita la libre movilidad de la fuerza de trabajo que generaría la tendencia a la igualación mundial de los salarios, elevando los de la periferia y reduciendo los del centro, con lo cual desaparecerían los salarios más bajos y, con ello, la plusvalía extraordinaria que permiten. El movimiento mundial de gobiernos y organismos internacionales hacia la libertad de comercio, entendida ahora como libre movilidad ya no sólo de las mercancías (como fue, centralmente, en la primera etapa del liberalismo), sino también del capital, es la expresión de los requerimientos funcionales del capital globalizado que ha fragmentado el proceso de producción en el espacio mundial.

EL TRIUNFO DEL CAPITAL globalizado, que parecía total, se ensombrece cuando muestra que no puede ser consistente con su ideología en el terreno agrícola (véase adelante) y cuando los países periféricos defienden su soberanía sobre los energéticos fósiles.

¿POR QUE EL LIBRE comercio debe suponer la libre movilidad de mercancías y capital, pero no de la fuerza de trabajo? Recordemos algunas de las enseñanzas de Marx sobre estas categorías centrales para la comprensión del capitalismo. Todas las mercancías son la materialización del trabajo humano, la objetivación de capacidades humanas. El capital tiene dos caras y una virtud esencial que lo hace ser lo que es: ser valor que genera más valor, valor que genera plusvalía, lo que sólo puede ocurrir al alquilar la fuerza de trabajo. Una de las caras del capital es la de un conjunto de mercancías poseídas por el capitalista (medios de producción, materias primas, etcétera), todas ellas expresiones del trabajo pasado, muerto. La otra cara es la de una cantidad de dinero, que cobra en el proceso de rotación del capital, cuando el capitalista vende la producción; aquí el trabajo objetivado, muerto, adopta la forma de dinero, que aquí es, por su origen y vocación (volver a repetir el ciclo de compra de fuerza de trabajo y de otras mercancías para producir y vender obteniendo una ganancia), capital. En cambio, el dinero en manos del trabajador no es capital, ya que se origina en la venta de su propia fuerza de trabajo y se destina a sus gastos de consumo. Hay otras formas del capital, como las patentes, tiempo de trabajo intelectual objetivado en conocimientos mercantilmente explotables y protegidos con el derecho exclusivo para su explotación, la llamada propiedad intelectual.

LA MOVILIDAD DEL CAPITAL exigida por sus representantes es la movilidad de todas sus formas. A la par niegan la movilidad de la fuerza de trabajo, porque la movilidad del capital la quieren para ir adonde está la fuerza de trabajo más barata (que quieren que permanezca barata). Marx señala en El capital que la única mercancía en cuyo valor interviene un elemento histórico y moral es la fuerza de trabajo. Por ello, en un mundo jurídicamente parcelado en naciones, sin movilidad internacional de la fuerza de trabajo, prevalecen grandes diferencias en dicho valor: desde un puñado de arroz o de maíz hasta una variada canasta de bienes y servicios que permitan una vida digna. Cuando un trabajador de una empresa trasnacional, digamos en China, se traslada "legalmente" a un nuevo ámbito de "valoración histórica y moral de la fuerza de trabajo", digamos a Europa, eleva enormemente el valor de su fuerza de trabajo. Si se contrata haciendo exactamente lo mismo que hacía en China, el valor de la producción que genera sería el mismo, pero, como su salario sería mucho más alto, la ganancia que el capital obtendría al contratarlo en Europa sería mucho menor. Por ello el capital busca frenar estos traslados. La inmigración ilegal, en cambio, le conviene porque a pesar del traslado físico de la persona, su situación ilegal le impide la pertenencia al nuevo "ámbito de valoración histórica y moral".

CUANDO ESPAÑA, GRECIA o Irlanda se incorporaron a la Unión Europea (UE) ingresaron a un nuevo ámbito de valoración histórica y moral de la fuerza de trabajo, lo cual ha permitido que la brecha entre sus salarios y los de Alemania, Francia y Gran Bretaña se hayan venido cerrando, como resultado tanto de la libre movilidad de la fuerza de trabajo en la UE como del efecto de los fondos que ésta destina para promover el desarrollo de los países/regiones más atrasados. Cuando el gobierno de Salinas de Gortari firma el TLC, los trabajadores mexicanos no se incorporan a un nuevo ámbito de valoración de la fuerza de trabajo. Al contrario, Salinas vende a la nación la idea de que nuestra mano de obra barata es la ventaja que hará que el libre comercio nos beneficie, perpetuando así la necesidad funcional de la pobreza.

CUANDO LOS ALTERMUNDISTAS se oponen a la globalización realmente existente y señalan que "otro mundo es posible", la mayoría no está pensando en un mundo socialista o comunista, sino en un capitalismo mundial con otras reglas. Tres de esos cambios de reglas suelen o pueden ser: 1) la libre movilidad internacional de la fuerza de trabajo; 2) la eliminación de la asimetría entre la prohibición de subsidios a la producción nacional de manufacturas u otros bienes en los países del ex tercer mundo, y la realidad de los subsidios masivos a la agricultura en los países del primer mundo; y 3) la prohibición del comercio de bienes (y servicios) que violen los derechos laborales tal y como han sido codificados por la Organización Internacional del Trabajo.

ESTOY PLENAMENTE DE ACUERDO con los puntos 1 y 3, pero en desacuerdo con el 2. El capitalismo no funciona adecuadamente en la agricultura; la producción agrícola bajo el capitalismo, sin subsidios, produce pobreza generalizada. El argumento deriva del carácter biológico de la producción agrícola, que contrasta con el carácter mecánico de la producción industrial. Las plantas son organismos vivos que para crecer necesitan agua, sol y ciertas temperaturas, nutrientes y tiempo. Esto genera la estacionalidad del trabajo agrícola. En general se siembra una vez al año y se cosecha, en una estación diferente, también una vez al año. El capitalismo contrata la mano de obra sólo cuando la necesita. En la industria esto no es problema porque la necesita, en general, todo el año. Pero una unidad agrícola de trigo o maíz puede necesitar, digamos, 100 personas para la siembra, 200 para la cosecha y 25 el resto del año. Si se trata de una unidad capitalista sólo contratará dichas cantidades por los días que los necesite. Pero los seres humanos, igual que los caballos, necesitan comer diario. El capitalismo es incapaz de resolver el problema de la manutención de la mano de obra en los periodos de inactividad agrícola. Cuando conviven unidades agrícolas capitalistas al lado de unidades campesinas o granjas familiares, como ocurre en todo el mundo, la formación de los precios es dominada por los costos de producción capitalistas, por lo cual en los precios prevalecientes sin intervención estatal, las unidades familiares tampoco recuperarán lo necesario para la reproducción de su fuerza de trabajo durante todo el año. Los subsidios agrícolas en todos los países desarrollados existen porque sus gobiernos, bajo presión popular democrática, han decidido garantizar a los trabajadores del campo una vida digna. En el tercer mundo, donde no existen o son insuficientes los subsidios, los campesinos se convierten en parias migratorios. Si se reconocen estos hechos, se hace evidente que no hay libre comercio en la agricultura mundial. Faltaría derivar todas las consecuencias de esta conclusión y dejar de fingir que estamos construyendo el libre comercio agrícola. Con un nuevo paradigma, las negociaciones tomarían otro rumbo.

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