Usted está aquí: lunes 26 de diciembre de 2005 Opinión Las televisoras, poder sin contrapeso

Editorial

Las televisoras, poder sin contrapeso

El Senado de la República tiene en sus manos la tarea de establecer un marco legal justo en materia de telecomunicaciones, en particular lo referente a los monopolios y a la libre concesión de señales y frecuencias de tv y radio. Por ello es imperativo que este órgano legislativo modifique la reforma a la Ley Federal de Radio y Televisión, la cual fue aprobada hace unas semanas en tiempo récord por la Cámara de Diputados, hecho que fue ampliamente criticado por la opinión pública, pues otorga mayor poder a los grandes grupos mediáticos del país, que de por sí han sido históricamente beneficiados por el Estado mexicano hasta la fecha.

En este sexenio, por ejemplo, tanto Televisa como Tv Azteca obtuvieron enormes beneficios al amparo de una legislación diseñada para esas empresas. Un ejemplo es el llamado decretazo del 10 de octubre de 2002, que descontó cerca de 13 mil millones de pesos de impuestos a la industria.

México es uno de los pocos países donde 80 por ciento de las concesiones de explotación comercial se concentran en dos empresas: Televisa (64 por ciento) y Tv Azteca. Como nunca, esos monopolios han transformado la televisión en un factor de poder real. Su influencia en la vida política y pública del país, sin ninguna alternativa que les haga contrapeso ni supervisión alguna de los órganos responsable del rubro, se ha ampliado peligrosamente, como demuestran los casos de los videoescándalos, la manipulación a que esas empresas sometieron la demanda ciudadana de seguridad, y la campaña mediática de linchamiento contra Andrés Manuel López Obrador.

Incluso, ante ese poder, las figuras públicas y políticas han demostrado tener gran respeto por dichos medios ­que llega al miedo­, a los que no tocan para nada. Después de todo, las televisoras, y en menor medida las emisoras de radio, acaparan totalmente los gastos de publicidad de las campañas electorales, el mayor negocio privado con recursos públicos. Se trata de la "dictadura del espot", como la llama el senador del Partido Acción Nacional Javier Corral Jurado, que "tiene a disposición de no más de 20 personas el 60 por ciento del gasto total extraordinario para campañas en lo federal, lo que luego se reproduce y aumenta en los estados".

Con la propuesta de ley enviada por los diputados, ese poder se incrementará significativamente. Así, por ejemplo, Televisa se quedaría no sólo con las concesiones análogas, sino con las nuevas del espectro digital, lo que le permitirá operar servicios adicionales, como telefonía y la red de voz y datos. Además, como dicha ley señala que las concesiones se den mediante licitaciones, lo que implica que las estaciones se otorgarán a quien tenga más dinero, las nuevas frecuencias estarían prácticamente copadas por esas dos empresas. Ante ese panorama, advirtió el senador Corral Jurado, el Estado "será cada vez más sustituido por el poder mediático y sus intereses monopólicos. Un poder que ha llegado a imponer su propia agenda a la nación".

Por el contrario, el marco jurídico que rige a los medios electrónicos debe buscar una nueva relación entre éstos, el Estado y la sociedad. Es necesario, como puntualizó el senador panista, incorporar elementos básicos de la participación ciudadana, como el derecho de réplica y reglas de competencia económica que limiten la concentración de estaciones y canales en unas cuantas manos. En países democráticos existe una muy importante televisión pública, figura que debería ser una necesidad en un país como México, con tantos problemas y carencias en muchas áreas, evitando así que un par de empresas prácticamente definan el rumbo del país.

 
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