Los hechos religiosos de 2005
Ha sido un año de transición y reajustes. En términos religiosos ha bajado la intensidad de la beligerancia de los fundamentalismos, tanto del islámico como del cristianismo ultraconservador; sin embargo, prevalecen las irreductibles posturas mesiánicas y apocalípticas que permanentemente amenazan la frágil pausa que se vive.
La muerte en abril del papa Juan Pablo II cierra una etapa en la vida de la Iglesia católica, aunque en realidad todavía no existen indicios de cambios ni modificaciones en la estructura del Vaticano; por ello todo apunta a una absoluta continuidad en términos de contenidos y a ligeros ajustes de forma. Particularmente en términos mediáticos, la figura tímida de Ratzinger no aspira ni a la teatralidad de su antecesor ni a la espectacularidad de una Iglesia triunfalista.
El nuevo papa Benedicto XVI, quien a raíz de su viaje a Alemania había despertado tibias esperanzas de que retomara sus aires juveniles como teólogo progresista del Concilio, se desvanecieron muy pronto, ya que envió conservadoras señales al prohibir el ingreso de homosexuales a los seminarios. También redujo el margen de autonomía de la progresista comunidad franciscana en Asís, Italia, provocando un escándalo en los medios.
Otro suceso relevante a nivel internacional, con indiscutibles repercusiones en México, fue que el Tribunal Superior Electoral de Brasil concedió su autorización definitiva para que la Iglesia Universal del Reino de Dios -conocida aquí como Pare de Sufrir- haya creado su propio partido político bajo el nombre de Partido Municipalizado Renovador.
La Iglesia tiene un diseño religioso de mercado, cumple un rol de inclusión al ofrecer espacios de agregación social a miles de marginados; no obstante, prevalecen fines lucrativos y políticos sobre los religiosos. Como señala el brasileño Leonildo Silveira Campo en su investigación Teatro, templo y mercado, más que una nueva Iglesia se trata de una nueva religión, porque ha sido diseñada como un modelo religioso integral de acuerdo o conforme a las necesidades del mercado. Su estrategia es común en los países donde se inserta, usa como estrategia la adquisición de lugares céntricos y conocidos, cines o teatros, para ubicar sus templos. De manera audaz y con fuertes recursos económicos utiliza los principales medios de comunicación, especialmente televisión y radio. En México ha convertido el antiguo teatro Silvia Pinal de la colonia Roma en su centro de operaciones, desde donde se expande uno de los nuevos movimientos religiosos de carácter neopentecostal más exitosos de América Latina.
Desde el inicio de este año, el ámbito católico se conmocionó con la noticia de que el padre Marcial Maciel declinó ser relecto como cabeza de los Legionarios de Cristo. En su lugar quedó el padre Alvaro Corcuera, antiguo rector del Centro de Estudios Superiores en Roma. Más que el tema de la edad y del retiro del fundador de la Legión, la congregación paga los costos y desgastes sufridos por los reiterados señalamientos que pesan sobre el padre Maciel como pederasta. El tema sigue presente y crece en los medios no sólo locales, sino internacionales, ahora principalmente en Estados Unidos.
Por su parte, la Subsecretaría de Asuntos Religiosos de Gobernación estuvo muy activa aplicando su nuevo reglamento, y en abril sancionó con multa de 204 mil pesos a la Iglesia Universal del Reino de Dios, Pare de Sufrir, por sus excesivos fines lucrativos. Ya en marzo, Gobernacioón había retirado el registro como asociación religiosa a la Iglesia católica tradicionalista MEX-USA, que venera a la Santa Muerte, controvertido culto popular que se ha expandido de manera notable en la última década en nuestro país.
Sin duda la mencionada subsecretaría experimenta incomodidad en su ejercicio institucional, pues el propio titular, Carlos Abascal Carranza, provoca desconcierto con su explícita confesionalidad católica que invade las fronteras del carácter laico del Estado.
En defensa de la polémica homilía del cardenal Rivera, en la que evocó la desobediencia civil, el secretario de Gobernación situó el derecho natural y divino por encima del derecho positivo.
Otro hecho que desgarró los sentimientos jacobinos de sus críticos fue su presencia, en noviembre, durante la ceremonia religiosa de beatificación de 13 mártires de la guerra cristera en Jalisco.
Uno de los acontecimientos locales más importantes y poco valorados en términos políticos son los reacomodos y restructuraciones de la Conferencia del Episcopado Mexicano (CEM). Este año se realizaron dos asambleas plenarias y los obispos aprobaron sobre la base de la diversidad cultural, religiosa y pastoral del país la restructuración de las zonas geográficas en que se agrupan las distintas diócesis.
Asimismo, en su 79 asamblea la CEM delineó reconvertir las 27 comisiones episcopales existentes en sólo nueve, anteproyecto que fue votado por 96 votos a favor y cuatro en contra. Entre las nuevas comisiones resaltan las siguientes: espiritualidad y culto, solidaridad; doctrina de la fe y cultura, defensa de la vida, comunicación y diálogo ecuménico interreligioso. La restructuración de la CEM apuntala a un lobby que ofrezca mayores resultados e incidencia pública en el tutelaje de los valores cristianos frente a toda amenaza ideológica y social. También busca fortalecer la imagen pública de los obispos y las estructuras religiosas, tan sacudidas por escándalos de abuso sexual y mercantilización simoniaca de lo religioso y los imprudentes dislates de obispos como Onésimo Cepeda, enfrentándose abierta y públicamente al PRD.
Los obispos han venido anunciando y preparando una intensa presencia política en los comicios presidenciales de 2006; hasta aquí no hay novedad. Sin embargo, hay que recordar que en el proceso electoral de 2000 los prelados entraron muy divididos en la contienda: el cardenal Rivera encabezó el grupo proclive al PRI; en cambio ahora la predisposición mayoritaria pareciera inclinarse por Acción Nacional, opción que veremos registrarse en los próximos meses.