Editorial
Apostar a México
Mientras los ricos desestiman a México y sacan su dinero del país, algo que sólo los beneficia a ellos y debilita la economía nacional, los migrantes, gente pobre que no tiene mayores perspectivas que viajar a Estados Unidos y pasa mil y una penurias en su camino al norte, mandan recursos valiosos para sus familias y la nación. De acuerdo con informes del Banco de México (BdeM), durante los primeros nueve meses de 2005 más de 15 mil 300 millones de dólares fueron enviados por inversionistas a bancos extranjeros. Esta cifra supera en casi 663 millones de dólares al capital ingresado al país proveniente de las remesas de los migrantes.
La cifra del BdeM, la mayor cantidad de dinero enviado fuera del país registrada durante el gobierno del presidente Vicente Fox, demuestra que los empresarios están apostando a su bolsillo y no a México. De hecho, conforme se acerca el fin de sexenio se ha registrado un incremento considerable en este rubro, de tal suerte que en 2005 esa cifra anuló ya el saldo favorable que se tenía hasta el año pasado por la repatriación de capitales ocurrida en 2002 y 2003. En total, los empresarios mexicanos mandaron fuera del país 6 mil 353 millones de dólares más de lo que se repatrió durante los cinco años recientes. La suma de la inversión de mexicanos fuera del país pasó de 111 mil 277.7 millones de dólares en 2001 a casi 134 mil millones en 2005, un incremento de casi 22 mil millones de dólares.
En tanto, la inversión de capitales del exterior en México se incrementó, en el mismo lapso, en 88 mil millones de dólares, con lo cual el saldo de la inversión extranjera en el país da un monto de casi 450 mil millones de dólares, cantidad equivalente a 60 por ciento del producto interno bruto (PIB), estimado en unos 748 mil millones de dólares para 2005. Un dato interesante es que por cada dólar invertido por mexicanos en el extranjero, del exterior llegaron tres para invertirse en México. Es decir, los inversionistas extranjeros ven con mejores ojos al país que los empresarios nacionales.
En contraste, los migrantes no fallan y mandan cantidades millonarias para sus familias y, por consecuencia, para la nación. No solamente dan para el gasto corriente de su gente, que al fin y al cabo es dinero gastado aquí, sino que muchos le apuestan a niveles más altos y ponen negocios, que serán productivos para la economía del país. Con ese dinero, la cifra total de 2005 superaría, según varios cáculos, 20 mil millones de dólares. Los migrantes hacen más por su país que los empresarios, quiene prefieren mandar sus capitales al extranjero en lugar de invertirlos aquí.
Sin duda, el dinero de los empresarios, que genera interes en bancos foráneos o es productivo en negocios instalados en otros países, podría ser de mucha ayuda en el país, urgido de recursos para reactivar una economía paralizada, fomentar el consumo interno y generar empleos mediante la inversión en proyectos productivos locales. Sería deseable que los empresarios mexicanos emularan a los migrantes y le apostaran más a México.