No pudimos ayudar después del paso del huracán pues no teníamos equipo, aduce el edil
Wilma evidenció grietas en la policía de Cancún
Ampliar la imagen Polic� municipales son apoyados por efectivos de la PFP para cuidar el orden en Canc�TO Jos�ntonio L� Foto: Jos�ntonio L�
Cancún, QR, 30 de diciembre. El huracán Wilma evidenció que los policías del principal destino turístico del país no sólo carecían de armas, uniformes, radios, e incluso patrullas, sino que algunos estaban coludidos con el hampa y el narcotráfico.
Por ello, desde hace poco más de dos meses efectivos de la Policía Federal Preventiva (PFP) fueron enviados desde la ciudad de México "para recuperar la seguridad", poner orden y limpiar la corporación.
Dos días después del paso del huracán, la PFP tomó el control de la seguridad, y desde esa fecha, en coordinación con la policía municipal, patrulla diariamente las zonas hoteleras, centro y popular.
El presidente municipal Francisco Alor asegura a La Jornada que "se dijo mucho que fuimos rebasados en materia de seguridad, pero eso no fue cierto. Sí, hubo saqueos de comercios, pero no en casas, ni hubo asesinatos, tampoco violaciones".
Lo que sucedió, dijo, "es que heredamos una policía corrupta y criminal. Tenía años de abandono. La normatividad que los regía era ya obsoleta y no se había legislado para adecuarla a los nuevos tiempos. Un policía que trabajaba 24 horas al día por 48 horas de descanso poco puede hacer en vigilancia".
Agregó: "Lo que ocurrió cuando entró el huracán es que los policías llevaban 72 horas acuartelados, y así no podían hacerle frente a la inseguridad. Tampoco pudieron enfrentar a la turba que saqueó los comercios porque no estaban armados".
La organización espontánea de vecinos en las zonas populares un día después del paso de Wilma, "quienes crearon brigadas de autodefensa ante los rumores de que bandas de asaltantes iban a saquear sus casas, mostró que no tenían confianza en su policía", dice.
El edil justifica la no actuación de la policía: "No había gasolineras abiertas, teléfonos, radios y transporte. Se recibían los reportes y los policías estaban impedidos de acudir de inmediato; por ello hubo saqueos y sí, es cierto, los policías que estaban cerca de los comercios no actuaron porque estaban en desventaja numérica".
Muchos de los saqueos, por hambre de la población
Además, dijo, hay que tener en cuenta que "la gente salió a la calle luego de más de 60 horas de encierro, cuando se les acabaron los provisiones, y como no había tiendas ni centros comerciales abiertos hubo quienes saquearon tiendas para buscar comida, por hambre".
Pero abunda: "No dejo de reconocer que hubo otras personas que robaron centros comerciales y tiendas departamentales en la ciudad; ahí ya fue diferente, pues no fue por hambre, y eso es un delito.
"Hubo gente que violentó la propiedad privada, que cometió pillaje, fueron grupos de delincuentes, y entre ellos hubo también algunos malos policías", señaló.
Ante la situación, aseguró, "el gobernador del estado pidió ayuda a la PFP, pero como estaba cerrado el aeropuerto e inundadas la autopista y carretera federal, ésta no pudo llegar hasta 24 horas después".
Dice que ya han sido dados de baja 100 agentes; algunos, los menos, han sido turnados al Ministerio Público o están bajo investigación de la Procuraduría General de la República (PGR) por diversos delitos, entre ellos por colusión con el narcotráfico.
En tanto, el comisionado de Seguridad Pública municipal, Adrián Ramos Medina, sostiene que la policía no sólo presenta carencias económicas; "son múltiples sus deficiencias: su normatividad era histórica y nunca ninguna administración se preocupó por ella. Lo que había en la corporación eran inconformidades e injusticias".
Un ejemplo, apunta, era que los mandos se entregaban por amiguismo y compadrazgo. "Hoy alguien era comandante y mañana lo ponían en la zona de mayor tránsito vehicular. Con bajos salarios, los policías no tenían estabilidad."
De las patrullas, "sólo 25 por ciento tiene vida útil, pero requieren urgentemente revisión y mantenimiento. Los bajos salarios hicieron que el policía viera de dónde sacaba para comprarse su uniforme, porque hacía cinco años que no se les proporcionaban. Se les adeudaban aguinaldo, caja de ahorros; era una situación muy difícil que tenía que solventarse. Ante ese panorama se les dejó hacer. Había casi como un sindicato de intereses".
En entrevistas por separado, ambas autoridades sostienen que después del huracán Wilma la policía entró en un proceso de modernización. Ahora 21 efectivos de la PFP inspeccionan la capacitación de los agentes y el gobernador obtuvo autorización para destinar 140 millones de pesos para la policía.
Los primeros pasos para mejorar la seguridad ya se dieron: más de un centenar de policías fueron dados de baja y los que están ya no trabajan 24 horas al día, pues ahora tienen turnos de ocho horas de trabajo. "De 250 elementos que se tenían al día, hoy se tiene 900, pero todavía hay mucho para hacer", afirma Alor.
Las brigadas de defensa de la población, experiencia positiva: policía municipal
Tanto el presidente municipal como el comisionado de seguridad asumen que las brigadas de defensa "son una buena experiencia que no hay que desaprovechar. Antes los vecinos no se conocían, había identidades regionales: que la comunidad de Chiapas, que los de Veracruz, que ya los de Yucatán, entre otros, ¿y dónde estaban los cancunenses? Ahora que surgió esa identidad hay que aprovecharla".
Una enseñanza de Wilma, dicen las autoridades, fue que "los habitantes y los empresarios quieren colaborar en materia de seguridad. Los empresarios están rehabilitando algunas patrullas. En las regiones se están recuperando los módulos de policía vecinal que estaban abandonados. Ahora ya empezó el programa piloto en la Manzana 44, ahí donde la gente se organizó para su defensa".
Otro programa de seguridad es el que en breve pondrá en marcha la videovigilancia; es decir, "habrá cámaras alrededor de los municipios que tienen comunicación con esta ciudad, como Mérida, Chetumal, y en puntos como el aeropuerto y la central camionera. En la zona hotelera, en la principal zona de ingresos, se ubicará un centro de monitoreo urbano. Aquí lo costoso es el equipo".
La policía recorre diariamente las regiones, la zona hotelera y el centro de la ciudad. El sector Uno recorre ocho regiones. Calle por calle. En la colonia Corales, donde se ubica una de las más grandes unidades habitacionales, parecida a la de El Rosario del Distrito Federal, el responsable de la unidad, Rafael Alvarez González, dice que "aquí hay un mundo de vándalos. Recibimos reportes de los vecinos de que jóvenes que se reúnen a tomar o fumar droga en una esquina; los quitamos y se van a otro, y así andan, de un andador a otro".
Luego supervisan la colonia Tabachines. Pasan por tres unidades habitacionales y llegan a la región 239, donde unos jóvenes toman en la calle, y al ver la patrulla uno de ellos se mete a una casa. Los propietarios se asustan y salen a pedir ayuda a la patrulla. A los agentes les permiten el acceso para sacar al intruso.
Lo detienen y lo remiten al Ministerio Público por alteración del orden público y consumir bebidas alcohólicas en la calle.