120 piezas muestran las facetas de dibujante, pintor y escultor del artista italiano
Marini, fusión de arte etrusco y contemporáneo en San Carlos
Retratos, teatro, abstracciones, religión, desnudos y temas ecuestres componen la muestra
Considerado en el mundo uno de los escultores italianos contemporáneos más relevantes, Marino Marini (1901-1980) manifestaba: "no me he inspirado en el arte etrusco, soy etrusco".
Y, como tal, el Museo Nacional de San Carlos exhibe una muestra de 120 piezas que ejemplifican su trabajo en sus facetas de dibujante, pintor y escultor.
La exposición se divide en seis núcleos temáticos: Los re-tratos, El mundo del teatro, Las abstracciones, Las composiciones religiosas, Los desnudos y Los temas ecuestres.
La Primera Guerra Mundial sorprendió joven a Marini, pero la segunda comenzó cuando era ya un artista consagrado. Además tuvo la oportunidad de ser testigo de los hechos que definieron el siglo XX.
Su manera permanente de trabajar se basó en el dibujo. Decía que no empezaba una escultura sin un boceto previo.
Son precisamente algunos de esos dibujos los que el visitante encuentra en la primera parte de la muestra, junto a rostros esculpidos de amigos. Entre otros, reconocidos artistas como Marc Chagall, Carl George Heise, Jean Arp y su esposa Mariana, quien ocupó siempre un papel central en la vida de Marini.
El teatro, metáfora de la vida
Los dibujos-retratos que se aprecian en esta parte del recorrido son en su mayoría de Mariana (su abuelo, por cierto, se casó con una mexicana de Sonora), a quien retrató en innumerables ocasiones tanto en escultura como en papel.
"Metáfora de la vida", es así como Marini entendió el teatro, disciplina que lo cautivó desde su adolescencia y que lo llevó a establecer una relación amistosa con Igor Stravinsky.
Esa amistad generó que en 1972, cuando La consagración de la primavera se presentó en la Scala de Milán, Marini realizara los bocetos de la escenografía y el vestuario de la obra. En esta parte de la muestra, arlequines, malabaristas y saltimbanquis re-flejan la conmovedora felicidad del artista italiano.
A estos trabajos siguen obras que enfatizan la forma en que Marini concibió la abstracción. A modo de explicación se lee: "Algunas muestran la alternancia entre figuras geométricas, unas veces agresivas, y el uso de suaves líneas curvas de tipo orgánico".
En la parte de las composiciones religiosas, Marini emplea líneas suaves y rápidamente trazadas que dotan a las composiciones de una impresión de movimiento y volumen. El artista se inspira aquí en la imaginería religiosa cristiana para reflejar el dolor humano.
Más adelante el visitante podrá admirar los dos temas de mayor peso y significado de la obra del italiano: los desnudos y los temas ecuestres.
En el primero, las obras proyectan la belleza del cuerpo femenino y las referencias estéticas de los antepasados etruscos del pintor y escultor.
De ese mundo arcaico Marini retoma la figura mítica de Pomona, diosa etrusca de la fertilidad. En esta parte de la muestra en San Carlos es admirable Las tres Gracias.
La parte final del recorrido se complementa con el mundo del caballo y el jinete, tema que fascinó a Marini y por el que se le conoce más en el mundo.
En estas esculturas se fusionan la estética etrusca y la contemporánea. La idea de Marini era resaltar que no es el hombre quien domestica al animal, sino al revés. No se exalta al jinete fuerte y dominador de la bestia, sino que se muestra -en palabras del autor- "a jinetes que tienen cada vez menos control de su montura, y que a cada segundo se vuelve más salvaje su terror".
Las figuras ecuestres de Marini, que pertenecen al periodo creativo posterior a la Segunda Guerra Mundial, presentan jinetes exhaustos y abrumados por el vigor de sus caballos. "Reflejan una sociedad en decadencia, un mundo -dice Marini- que no tiene esperanza", de acuerdo con la cédula informativa.
La curaduría es de Cynthia Saucedo. Durante el recorrido se proyecta también un video que muestra el arribo del artista a la tercera dimensión, es decir, a la escultura y el dibujo.
La muestra se exhibe en el Museo Nacional de San Carlos (Puente de Alvarado 50, colonia Tabacalera, estación Revolución del Metro), de miércoles a lunes, de 10 a 18 horas.