La muerte de Martínez Rodríguez, trágica, dice vocero
Lamenta EU asesinato y anuncia respuesta a nota
Portavoz de la Patrulla Fronteriza admite que el uso de balas expansivas está prohibido por el tratado de La Haya
A cuatro días de que el migrante Guillermo Martínez Rodríguez, de 18 años, fue asesinado por un miembro de la Patrulla Fronteriza, el gobierno de Estados Unidos expresó ayer su tristeza por lo que denominó "trágica" muerte, e informó que contestaría por los canales diplomáticos conducentes la nota de protesta que le envió la cancillería mexicana el lunes.
''Que se produzca una pérdida de vida en esas condiciones es algo muy triste", indicó el vocero del Departamento de Estado, Sean McCormack, quien, tras asegurar que el Departamento de Seguridad Interior investiga lo ocurrido, manifestó que el deceso del migrante a causa de un disparo de un elemento de la Patrulla Fronteriza ''es trágico para las familias y las personas implicadas''.
McCormack aseguró que la nota de protesta de la Secretaría de Relaciones Exteriores será respondida, porque "a todas las notas diplomáticas entregamos una respuesta por los canales diplomáticos".
En tanto Estados Unidos expresaba su ''pesar'' por la muerte del migrante, el portavoz de la Patrulla Fronteriza en el sector San Diego, Nicolas Coates, admitió que la munición expansiva causante de la muerte de Martínez Rodríguez está prohibida por el Tratado Internacional de La Haya de 1899, pero a pesar de ello el gobierno estadunidense consiente su uso en diversas agrupaciones policiacas, incluida la Fronteriza.
Coates precisó que la bala que mató al migrante mexicano era calibre 40 de punta hueca, conocida como dum-dum. ''El agente en cuestión portaba una Beretta calibre 40... Todos los agentes de la Patrulla Fronteriza portan balas de punta hueca'', dijo.
Según el agente, esta munición está diseñada para expandirse al momento del impacto, lo cual deriva en hemorragias y sufrimiento mucho más severos.
La noche del 30 de diciembre Martínez Rodríguez fue baleado en la espalda por un agente de la Patrulla Fronteriza, luego de haber cruzado una primera malla hacia Estados Unidos. La munición se alojó en el tórax y, herido, Guillermo regresó a Tijuana, donde recibió atención médica en un hospital de la Cruz Roja. A pesar de las dos intervenciones quirúrgicas a que fue sometido, al día siguiente murió.
Por otra parte, la Cámara de Comercio de Estados Unidos se manifestó optimista por las previsiones de crecimiento de la economía de ese país en 2006, pero se opuso al proyecto de ley de lucha contra la migración indocumentada, que plantea penalizar a los empresarios que contraten a personas sin papeles.
La ley de inmigración ''va a relegar a las sombras a los ilegales aún más'', señaló Bruce Josten, vicepresidente de la Cámara de Comercio.