Me negué a trabajar para él, afirma el líder de toreros
Herrerías me amenazó de muerte: Paco González
El presidente de la Asociación Nacional de Matadores, Novilleros y Rejoneadores (ANMNR), Francisco Paco González, denunció que el empresario de la Monumental Plaza México, Rafael Herrerías Olea, lo amenazó de muerte, "porque me negué a ponerme a sus órdenes por un sueldo".
Los hechos, detalló, ocurrieron hace tres semanas en un restaurante de comida argentina junto al coso de Insurgentes. "Herrerías me ofreció 100 mil pesos mensuales y contratos por 40 corridas para este año, si me quedaba callado y le permitía armar los carteles con más toreros españoles que mexicanos, cosa que rechacé, porque soy el representante de los espadas nacionales".
Al recibir esta negativa, prosiguió González, "Herrerías se puso como loco y dijo que iba a matarme; después salió con que no iba a matarme, para no ensuciarse las manos, él personalmente, pero que iba a mandarme asesinar y me recomendó que anduviera con mucho cuidado".
Desde entonces, agregó el torero en activo, "han estado entrando llamadas a mi casa y a la oficina de la asociación repitiendo casi las mismas palabras. Yo no le tengo miedo a Herrerías, pero quiero dejar constancia, porque al ex matador (Antonio) Lomelín también lo amenazó de muerte y ya está tres metros bajo tierra".
El conflicto estalló hace tres semanas, cuando el administrador de la plaza de toros más grande del mundo contrató a los matadores españoles Juan Serrano y David Fandilla para alternar con el mexicano Humberto Flores, lo que está prohibido por el convenio firmado entre las asociaciones de coletas de México y España.
De acuerdo con ese documento, que fue ratificado apenas unos meses atrás, los diestros visitantes no podrán ocupar más puestos de trabajo en una corrida que los locales, y los rejoneadores no contarán al respecto. A sabiendas de ello, Herrerías incluyó al caballista mexicano Rodrigo Santos, alegando que así habría dos españoles y dos mexicanos.
Por decisión de asamblea, la ANMNR suspendió a Humberto Flores, a Rodrigo Santos y al también matador Christian Ortega, que actuó como sobresaliente del rejoneador. Desde ese momento, Herrerías comenzó a ejercer presión contra el comité ejecutivo que encabeza González y a contratar a toreros que lo apoyan incondicionalmente.
Hace unos días el conflicto subió de tono cuando los españoles declararon roto el convenio, pero advirtieron que torearían por la libre en México, lo que no ha sucedido; casi al mismo tiempo renunciaron a la ANMNR los matadores mexicanos Eulalio López El Zotoluco y Leopoldo Casasola, y se rumora que también lo harán José María Luévamo, Alberto Huerta, Manolo Mejía, Humberto Flores, Rodrigo Santos y Christian Ortega.
"Son unos malagradecidos", afirmó Paco González. "A Rodrigo Santos la asociación le ha pagado todos sus percances y medió para que a su papá lo operaran en el Hospital Universitario de Monterrey, gracias a Eloy Cavazos; no obstante, no se cansa de hablar mal de nosotros y del matador Cavazos", dijo.
Por Jorge Benavides, quien toreó el domingo pasado para apoyar a Herrerías, "la asociación pago casi un millón de pesos para salvarle la vida de una cornada tremenda; ahora nos da la espalda". Alberto Huerta "nos pidió apoyo para atender a su papá, Víctor Huerta, y se lo dimos, pero ya no fue necesario porque el señor se curó". A Humberto Flores "le metimos dinero, que no recuperamos, para montarle una exposición de cuadros taurinos, y ahora nos trata como enemigos".
Herrerías, recordó el representante de los matadores, "ha corrido a los seis presidentes anteriores de la asociación y quiere hacer lo mismo conmigo, pero yo no me voy. A mí sólo me quitan los que me pusieron, o sea, mis compañeros en asamblea. Mientras tanto, me voy a morir en la raya defendiendo los intereses de la asociación, a la que hemos sacado del hoyo, porque cuando entré se debían más de 3 millones de pesos, y ahora ya no hay deudas".
A juicio del torero, "Herrerías ha vivido de la fiesta, pero la odia y su obsesión es destruirla. Yo no sé por qué no le paran el alto el Gobierno del Distrito Federal o la delegación. Parece que le tuvieran miedo, pero yo les digo: señores, ya amarren a su perro, ya ha hecho bastante daño. Es increíble que nadie lo frene, ni López Obrador, ni Encinas, ni (el delegado) Akabani".