Política del buen vecino
El canciller Luis Ernesto Derbez se sulfuró cuando los periodistas lo cuestionaron respecto a la mediocre postura federal luego del asesinato del tijuanense Guillermo Martínez, en el cañón Zapata, a manos de un agente de los modernos Rangers, conocidos ahora como migras de la Patrulla Fronteriza.
El secretario de Relaciones Exterio-res, cuya actuación emula la del peluche creado por el comediante Eugenio Derbez, regañó a los imprudentes reporteros y les recordó su "responsabilidad" social de informar de asuntos "importantes", y no fruslerías como la muerte de un mexicano en la frontera. Según la doctrina Derbez, habría que hacer caso omiso de asuntos penosos como el acontecido, no vaya a ser que se enoje el señor Bush...
Por su parte, la migra ya encontró en una supuesta conducta delictiva de Guillermo Martínez la justificación moral del asesinato. Según el vocero de los asesinos, Guillerno era un despreciable pollero y tenía en su cuenta una docena de arrestos previos por esa actividad. Además había osado arrojar una piedra al representante del tío Sam. Recordemos que esta última excusa absurda es similar a la que empleó Estados Unidos en el siglo XIX para iniciar la criminal guerra colonial con la que robó medio país a México. No vaya a ser el diablo. Porque si el gobierno gringo es capaz de ir a asesinar iraquíes en su propia patria, ¿por qué no iba a matar a un muchacho en retirada, por la espalda, luego de que les arrojó piedras en la frontera?
Pero vayamos por partes. Si en verdad fuese cierto que Guillermo tenía en su haber más de diez aprehensiones por tráfico de personas, ¿por qué nunca había sido procesado? Con tantos "peligrosos" antecedentes, bien les alcanzaba a los jueces estadunidenses para recetarle varias condenas perpetuas. Si ya lo habían identificado como pollero y lo habían detenido infinidad de veces, ¿por qué nunca lo condenaron?
La "explicación" es ridícula. Si hubiera sido otro el baleado, para atenuar la monstruosidad del asesinato, ¿también habría sido acusado de pollero?
Argumentan que Guillermo "agredió" (con una piedra) al migra en territorio "de los Estados Unidos". Pero los mismos migras admiten sus correrías allende sus fronteras. Una lectura del texto de Alex Pacheco y Erich Kraus, On the Line. Inside the US Border Patrol, es ilustrativa. Persiguiendo "bandidos" mexicanos en los años cincuentas declaran: "Encontramos al hijo de perra (refiriéndose a un mexicano, claro) a más de un kilómetro y medio dentro de México".
Integrada por sicópatas veteranos de Vietnam, deseosos de acción, la migra se lucía en los setentas, luego de emboscar polleros en la línea: "a pesar de aquellos gemidos angustiosos (de los baleados mexicanos), éste era para el Bandit Team (equipo de la migra) un momento de celebración, pues todos sus miembros estaban vivos. Si un bandido caía en un tiroteo, había siempre mucha alegría".
El testimonio del ex militar y policía estadunidense Manny García, enrolado en la migra en 1984, ejemplifica al típico agente de la Border Patrol: "La culminación de la gloria era tirar y matar a un bandido. Muy en su interior, cada oficial deseaba tener las circunstancias adecuadas, aquellas donde mataban a un ladrón armado".
Bueno, pues el asesino de Guillermo Martínez, un agente de la migra, ya culminó la gloria que busca todo agente de la migra. Para desgracia del peluche Derbez, la opinión pública mexicana es muy imprudente y protesta por el asesinato de mexicanos cuando, dice, hay asuntos "importantes" en los que fijar la atención.
Para mala fortuna de la migra, esta vez el asesinato fue muy visible, porque suelen ser muy cautelosos, según su propio testimonio: "La Patrulla Fronteriza cuidaba de sí misma y manejaba las cosas tan discretamente como le era posible. (...) Las únicas veces que las confrontaciones llegaban a ser noticia" -como ahora en el asesinato de Guillermo Martínez, añado- "era cuando sucedía lejos de la frontera y los medios llegaban antes de que la Patrulla Fronteriza pudiera limpiar la sangre e irse".
Es decir, muchos de los asesinatos atribuidos a ladrones y asaltantes de indocumentados pueden ser obra de la migra. Ellos mismo lo admiten. Pero entendámoslos. A final de cuentas "defienden" su territorio. Lo que es indignante es la actitud del panismo, con Derbez y Fox a la cabeza, prestos a congraciarse con don Bush, para que no se vaya a sulfurar. Poco debe extrañarnos esa actitud entreguista. Así son los panistas.
Un imprudente mexicano al que se le ocurre morir baleado por la espalda no puede echar a perder el montaje del panismo pro estadunidense, con un "presidente" nieto de estadunidense, presto a congraciarse con los estadunidenses, a quienes ve con más empatía que a los habitantes de la nación que prometió "defender".
Por una frase hiriente del presidente venezolano Hugo Chávez, el gobierno mexicano retiró a los embajadores de ambos países, ¿Qué hará en este caso? Si la vara que utilizó la cancillería mexicana para medir a Chávez es la misma para este caso, ¿por qué no pide al gobierno estadunidense el retiro de los embajadores? Por una razón: los verdaderos patrones de los gobernantes mexicanos están en Estados Unidos.