La salida
La otra campaña se ha iniciado en México con 2006, y está planteando algo que muchos no quieren reconocer: que los principales problemas del país vienen de la imposición del proyecto neoliberal que hoy sustenta una tecnoburocracia priísta y panista que respalda al gobierno de Vicente Fox.
1. El arranque de la otra campaña zapatista el 1º de enero en Chiapas, para iniciar un primer recorrido por la república, que concluirá el 25 de junio con una sesión plenaria de información en el Distrito Federal, está permitiendo ya desde un inicio que se plantee la necesidad de impulsar en todo el territorio nacional una mejor coordinación de los movimientos sociales que luchan por rescatar a México del desastre al que lo está llevando el proyecto capitalista neoliberal.
2. La urgencia de impulsar en América Latina nuevas formas de organización social y de resistencia popular, que defiendan tanto los derechos básicos de los pueblos -que están siendo cancelados por el capital trasnacional en aras de sus ambición- como los recursos estratégicos de las naciones -objeto central de la avidez de las corporaciones multinacionales y del proyecto de dominación de Washington-, tiene que ver con el proceso regresivo que se ha dado en los últimos años, impulsado por los centros de poder financiero trasnacional, y el que se está acelerando en estos inicios del siglo XXI, por el cual las instancias estatales, los partidos políticos y los procesos electorales de los países latinoamericanos se hallan acotados en buena medida por las instancias del poder trasnacional haciendo muy difícil el cambio por la vía tradicional.
3. El escenario para cualquier dirigente político latinoamericano que triunfe en un proceso electoral no puede ser hoy en día más complejo y resulta incomparable con el que existía hace tres o cuatro décadas, cuando el premier chino Chou en-Lai advertía a Salvador Allende, que acababa de triunfar en las elecciones presidenciales de Chile de 1970, que "tendría el gobierno, pero no el poder", pues el poder neoliberal logró en las décadas finales del siglo XX desarrollar un discurso seudodemocrático, pero al mismo tiempo cerrar las vías de la transformación democrática y erigirse como suprema autoridad calificadora de los regímenes políticos.
4. El discurso político dominante, impuesto desde Washington, insiste por ello en que en los países de América Latina hay plena democracia cuando los gobiernos en turno siguen imponiendo los programas neoliberales, y que ésta no existe cuando los gobiernos se apartan de éstos, y entonces los califica de "populistas" o "comunistas" y busca aniquilarlos.
5. El proyecto capitalista neoliberal se ha apoderado en los últimos años de manera sistemática de los espacios estatales en América Latina, y ése es el caso en especial de México, haciendo en consecuencia mucho más difícil el cambio democrático, sobre todo cuando no existe un movimiento social vigoroso, pues las instancias estratégicas del Estado se han ido entregando al control de Washington, el personal burocrático estatal está formado por cuadros educados en centros educativos estadunidenses, los organismos y las empresas públicas se han privatizado, los partidos políticos se han sometido al dictado de los organismos financieros internacionales, los tribunales y las instituciones judiciales se han entregado a los sectores más retardatarios, las "clases políticas" locales en general se han corrompido y uncido al proyecto dominante con lo que la representación política se halla en crisis y las elecciones no son más que, con muchas limitaciones, una vía para el cambio, a lo que se agrega el control cada vez mayor que los medios masivos de comunicación ejercen sobre el pueblo. La soberanía de los estados nacionales y la autonomía de los gobiernos constitucionales no existe en consecuencia más que en la letra escrita de las constituciones.
6. El Estado sigue siendo un espacio de lucha, y ahí está como ejemplo el reciente proceso político electoral de Bolivia, que está llevando a la presidencia de ese país a Evo Morales, el dirigente cocalero comprometido con un proyecto antineoliberal, pero aun en este caso, en el que el nuevo presidente triunfó con abrumadora mayoría de 54 por ciento y está cerca de tener una mayoría legislativa, sus posibilidades de éxito no existirían si no hubiese, como sí lo hay, un fuerte movimiento social que le exigiese a su gobierno cumplir con el programa popular, lo que no ha acontecido en otros casos en el continente, desde Brasil hasta Uruguay, donde al no haber una sociedad en movimiento las fuerzas neoliberales han logrado seguir imponiéndose.
7. La otra campaña tiene por esto como una de sus virtudes principales el hecho de que parte del supuesto de que no hay una receta para el cambio y de que las vías para la transformación de América Latina son múltiples, y deben pasar como regla por los procesos electorales, pero no pueden prescindir de un vigoroso movimiento social sustentado en múltiples organizaciones y en una mayor concientización, por lo que es un recorrido para escuchar reclamos y propuestas e ir elaborando las bases de un nuevo proyecto constitucional.
8. Los medios masivos de comunicación, que esperaban cubrir con detalle la otra campaña confiando en que serviría sobre todo para hacerle el juego al nefasto régimen foxista al criticar de manera sistemática a Andrés Manuel López Obrador y a las fuerzas sociales que buscan el cambio por la vía electoral, hasta ahora han encontrado otro escenario y están, por lo mismo, diluyendo el contenido del reclamo y de las propuestas que se han venido expresando.
9. Las críticas que proliferan, y que han venido sobre todo de voceros de las burocracias priísta y panista, centrándose en los adjetivos y buscando descalificar la iniciativa zapatista tildándola de "regresiva" y "difusa" y augurándole un fracaso por la supuesta pérdida de presencia de Marcos y del EZLN, pueden llevarse una sorpresa en los próximos meses.
10. Los zapatistas saben que se hallan ante un desafío histórico, y si actúan con responsabilidad y con generosidad y no caen en la tentación de entrarle al juego electoral de "la clase política" pueden hacer una nueva contribución de enorme importancia a las luchas sociales del pueblo mexicano.