Usted está aquí: viernes 6 de enero de 2006 Sociedad y Justicia Enfermos del Hospital Infantil reciben juguetes de Rudoclós y los Reyes Magos

Médicos regalan "ilusión y magia para que los niños vean que no sólo existe el dolor"

Enfermos del Hospital Infantil reciben juguetes de Rudoclós y los Reyes Magos

CAROLINA GOMEZ MENA

No procedía de Oriente ni venía en camello o caballo. Menos en elefante. Tampoco se sabía a ciencia cierta quién era, ya que carecía de parecido con alguno de los tres Reyes Magos. No obstante, su indumentaria y barba blanca indicaban que era una especie de híbrido de Santa Claus. Era, a "mucha honra, Rudoclós", luchador navideño que acompañó a los muy populares Melchor, Gaspar y Baltasar en su tarea de repartir regalos a los niños internados en el Hospital Infantil de México Federico Gómez de la Secretaría de Salud (Ssa), así como a los de consulta externa.

En contraste con las condiciones de personajes como Santa Claus o los propios Reyes Magos, Rudoclós hizo hincapié en que sólo entregaba presentes a los "niños mal portados", y por eso antes de dar cualquier regalo instaba a los menores a confesar qué tantas travesuras habían hecho durante el último año.

A Cristian, quien padece leucemia linfoblástica aguda, poco le importó si Rudoclós forma parte de la tradición, y le reclamó su regalo, sin querer reconocer o negar si había sido un niño mal portado.

Ante esto Rudoclós, quien en sus momentos de cordura es el médico Luis Juárez Villegas, tuvo que ceder parte de su codiciado cargamento, no sin antes reclamar (más en broma que en serio) la falta de puntualidad materna en las citas médicas. Pero eso no le importó a Cristian tanto como su Señor Increíble.

Mientras, los Reyes Magos y sus conocidas monturas, que debían ser guiadas para entrar y salir de las salas, a fin de evitarles un mal paso en los corredores, no hechos para tales dimensiones, repartían regalos a diestra y siniestra "con la única finalidad de llevar alegría" a los menores de quimioterapia, cirugía general y ortopedia.

En esta visita los Reyes no llevaron oro, incienso o mirra. En cambio regalaron muchas pelotas y muñecos, pero sobre todo "ilusión y magia para que los niños vean que hay cosas buenas, no solamente dolor, y olviden por unos momentos que enfrentan problemas mucho más grandes que ellos". También los instaron a "echarle ganas" con la recuperación.

Sin duda algunos de esos niños recibieron regalos tan preciados como recuperar lo que un petardo de fin de año se empeñaba en quitar: la vista.

Esto fue celebrado por Baltasar, quien en su faceta del médico Manuel Rodríguez Almaraz, jefe del servicio de oftalmología del hospital, el miércoles pasado operó a Leonardo Bautista, de 13 años, originario de Amecameca, estado de México, quien pudo recobrar la vista gracias a la intervención quirúrgica. Baltasar refrendó el éxito de la operación porque "hoy Leonardo ha vuelto a ver".

Wendy, quien fue operada de un tumor en el estómago, con muy pocas fuerzas y paso cansado, no propio de su edad, se acercó a los Reyes y logró saludar a uno; éste, por más que se esmeró en desearle pronta recuperación y hacerle patente el festejo, no pudo arrancar ninguna sonrisa a la menor, la cual intentó hacer ver que agradecía la visita y los presentes.

El hospital infantil tiene más de "mil 700 pacientes oncológicos". La leucemia es la neoplasia de mayor incidencia en la atención. También se brindan en ese nosocomio servicio a menores con cáncer, diabetes y VIH/sida y se realizan trasplantes de riñón, hígado y córnea.

Generalmente por estas fechas sólo permanecen internados los niños que presentan condición muy crítica. A los demás "se les da permiso para que vayan a sus casas a pasar las fiestas de fin de año". Por eso en esta ocasión se presume que los 320 regalos -los cuales fueron donados por una familia- alcanzarán para todos los hospitalizados, unos 250.

Los Reyes, quienes tuvieron apoyo de los médicos y el personal administrativo, de intendencia y de otras áreas del hospital, recibieron con anticipación las cartas de los menores ingresados.

Algunos pidieron juguetes que no estaban en las posibilidades de los Reyes, como caballos y autopistas, pero nadie se acordó de ello, mucho menos porque ayer en la noche (a las 23 horas) los Magos realizaron otro recorrido por los pisos, y hoy se partirá la tradicional rosca.

Después de todo lo importante es que "hagamos felices a los niños con algo tan padre como los Reyes, y lo hacemos con mucho amor", afirmó Aarón Pacheco, jefe de posgrado de la dirección de enseñanza del nosocomio.

 
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