Revive la polémica de más de 20 años: vandalismo o manifestación artística
En Nueva York, cuna del grafiti, buscan acabar con esta expresión
Ya no podemos dejar que estos gamberros tomen nuestra ciudad por un lienzo, fustiga el consejero de la ciudad
Esas leyes no detendrán su carácter rebelde, dice grafitero
Durante mucho tiempo parte emblemática del paisaje neoyorquino, los grafitis -actualmente menos visibles- están en el centro de una nueva ofensiva de las autoridades locales, decididas a darles el tiro de gracia.
Desde el 1 de enero se aplican nuevas restricciones, que elevaron de 18 a 21 años la edad mínima requerida para la posesión de aerosoles y rotuladores. También está prevista una multa para todos los comercios o edificios que no limpien sus fachadas u olviden denunciar el desacato a las autoridades.
La medida que ha sucitado más controversia es que pasearse por un lugar público con herramientas para hacer grafitis y la intención de utilizarlos para pintar una pared o una vereda es ahora serán motivo de castigo para cualquier joven.
"Son decisiones de sentido común que nos ayudarán a luchar contra los grafitis y a mantener nuestra ciudad limpia y hermosa", indicó el alcalde Michael Bloomberg.
Debate de más de 20 años
En el origen de la ley, el consejero de la ciudad, Peter Vallone, va más lejos: "Estas reglas son el límite", dijo al Daily News. "Ya no podemos dejar que estos gamberros que pintan con aerosol tomen nuestra ciudad por un lienzo", sostuvo.
La iniciativa, que alcanza nuevas proporciones, genera polémica, relanzando así un debate de más de 20 años entre quienes defienden el grafiti como forma de expresión y los que lo consideran vandalismo.
"Esta ley es ridícula. ¡Ahora es un crimen para un menor caminar por la calle con un rotulador!", señala Donna Lieberman, directora del NYCLU, asociación de defensa de las libertades civiles.
"Una cosa es castigar las pintas ilegales, otra criminalizar el transporte de un bolígrafo. Esta ley se aplica a todos los artistas. La municipalidad criminaliza actividades legales, apuntando a la juventud", indicó.
Los grafitis, nacidos en Nueva York antes de extenderse a todas las ciudades del mundo, desaparecieron del Metro neoyorquino en los años 90, con la instalación de un revestimiento de acero inoxidable resistente a la tinta. Algunos writers, como se llama a quienes pintan grafitis, fueron rescatados por vendedores de arte o conciben calzado deportivo para grandes marcas.
Pero en toda la ciudad, especialmente fuera de Manhattan, los grafitis todavía son visibles en una esquina, un muro, al final de una vía férrea o en un almacén cerrado, a menudo renovados por jóvenes durante la noche.
Los grafiteros veteranos también lo hacen cada tanto, como explica KET, de 35 años, leyenda del grafiti en la ciudad, y actualmente editor de publicaciones sobre el tema.
"Para muchos es como un hobby", indica.
"La ley no detendrá el grafiti"
"No creo que cada persona que se pasee con un aerosol sea un grafitero. Ninguna de estas medidas detendrá los grafitis y la necesidad de expresarse. La ciudad sigue gastando su dinero sin plantearse la interrogante de si somos artistas o generadores de problemas, como nos llaman", indicó, e hizo un llamado para que se desarrollen espacios de exposición.
"Deberían reconocer que es una forma de arte, tal vez así las personas se concentrarían en el aspecto artístico más que en el vandalismo... Quieren una ciudad limpia, más turismo, pero finalmente las ciudades donde uno no puede expresarse se vuelven asépticas", añadió, estimando que hay una tendencia de los poderes públicos a "eliminar toda forma de resistencia".
Para KET, sin embargo, el grafiti "mantendrá siempre su carácter rebelde".
Como prueba, desde hace un año los grafiteros han encontrado un nuevo soporte: los vidrios del Metros, marcados de por vida gracias a rotuladores de ácido.