Presente en las instalaciones del IFE, la batalla ciudadana contra el desafuero
''¿No que no? Sí se pudo'', expresiones en favor de AMLO, luego de registrarse
''Por ustedes estamos aquí, porque el pueblo es mucha pieza'', expresó el candidato
Un grito con acento norteño -''¿no que no?''- cambió por sonrisas las muy serias caras de la gente reunida en el auditorio del Instituto Federal Electoral (IFE), cuando Andrés Manuel López Obrador, traje negro, corbata amarilla, mostró la constancia que desde ayer lo acredita, finalmente, como candidato a la Presidencia de la República.
''¡Sí-se-pudo, sí-se-pudo!'', gritaban a su vez las tres o cuatro mil personas reunidas afuera, en la explanada contigua al auditorio, cuando el flamante abanderado de la alianza Por el Bien de Todos, primero los pobres, subió a la tarima donde lo esperaban dirigentes y representantes de los partidos de la Revolución Democrática, del Trabajo (PT) y Convergencia, que lo acompañarán por lo menos hasta el próximo 2 de julio.
En esas dos expresiones típicas de la cultura popular mexicana ''¿no que no?'' y ''sí-se-pudo''- estaba presente el recuerdo de la batalla ciudadana contra el desafuero de López Obrador, que tenía el claro y deliberado propósito de impedir a toda costa que sucediera lo que ayer ocurrió a las 12 horas 12 minutos: que el Peje llegara a las boletas electorales, hecho a partir de ahora irreversible.
La brevísima ceremonia comenzó a las 12:02, con el arribo del protagonista central, presentado por un maestro de ceremonias como ''Manuel Andrés'', antes de que Leonel Cota, en nombre de las fuerzas políticas aliadas, anunciara ripiosamente que éstas dejarán de ser ''partidos de oposición para convertirse en coalición que gobierne la nación''.
Acto seguido, López Obrador entregó a las autoridades del IFE su solicitud de registro y su programa; intercambió apretones de manos, exhibió la constancia y la yema del pulgar izquierdo, para después volver a sentarse y escuchar el soporífero discurso de Carlos Ugalde, presidente del organismo, a quien alguien desde el público llamó ''jefe de la campaña de (el candidato panista) Felipe Calderón Hinojosa''.
Y es que, hace unos días, hay testigos y pruebas de sobra, el titular del IFE habló ante un nutrido grupo de representantes diplomáticos y no tuvo empacho en hacerles una apología de Calderón, evocando su ''denominación de origen'', ya que el funcionario fue propuesto para el cargo que desempeña por la ex secretaria general del PRI, Elba Esther Gordillo, quien a raíz de su enfrentamiento con el candidato de aquel partido, Roberto Madrazo, no ha ocultado su simpatía por el panista.
Superbarrio, presente
Un hombre al pie de la tarima donde el ex jefe del Gobierno del Distrito Federal estaba por iniciar su discurso a las 12:21 -hora capicúa- aplaudía debajo de un sombrero adornado con la cabeza disecada de un pejelagarto y estas palabras: ''Sí al Peje''. Y el que hasta el pasado mes de abril era llamado ''señor López'' por el vocero del presidente Vicente Fox, o nada más ''López'' por panistas, priístas y medios afines a esos partidos, abrió su arenga respondiendo al machacón ''sí-se-pudo'' de sus seguidores:
''Sí se pudo, compañeras y compañeros. Esta es una gran victoria. Por ustedes estamos aquí, porque el pueblo es mucha pieza. Sí se pudo y sí se va a poder. Hoy arranca nuestra campaña y vamos a ganar la Presidencia de la República'', dijo, y desató la primera salva de aplausos. Y ya continuaba con la idea de que ''vamos a transformar al país'', cuando un inmenso globo amarillo -color que predominaba en las banderas y semblantes de la concurrencia- cayó a sus pies.
Alguien junto a él se inclinó para recogerlo, pero no pudo con la redonda envergadura y pareció que se había puesto a jugar con ella cuando, ¡pom!, el globo y sus 15 segundos de gloria escénica estallaron al mismo tiempo. López Obrador repitió: ''Vamos a transformar el país, a seguir contribuyendo al engrandecimiento del movimiento ciudadano y a la verdadera purificación de la vida pública'', ofertas que no alteraron el silencio del gentío.
Este no dejaría de ovacionarlo al final de los párrafos posteriores que denunciaron ''el fracaso de la política migratoria es el fracaso de la política económica'', la incapacidad de Fox para oponerse a la construcción de un muro y los asesinatos de migrantes en la frontera, la pérdida de la movilidad social debida al neoliberalismo -''antes era más fácil progresar en México''- y asegurar que gobernará ''para que nadie tenga que abandonar el país por conseguir trabajo''.
Acompañado por los gobernadores perredistas y personajes como Pablo Gómez, Jesús Ortega, Porfirio Muñoz Ledo, Raúl Ojeda Zubieta y José María Pérez Gay y Superbarrio (el héroe popular creado por Marco Rascón), que lo escuchaba y aplaudía desde lejos, López Obrador finalizó a las 12:45 y se retiró sonriete, mientras abajo en los corrillos unos y otras recordaban las predicciones de los politólogos del año pasado, según las cuales ''si el Peje llega a las boletas (electorales) no habrá manera de que pierda las elecciones''.