DESDE EL OTRO LADO
Malos augurios para migrantes
MAL EMPIEZA el año para los migrantes, después de que los diputados en Estados Unidos aprobaron la construcción de un muro en la frontera con México y un agente de la Patrulla Fronteriza baleó a un migrante en el momento en que intentaba cruzarla.
ES CASI SEGURO que algunos de quienes aprobaron la propuesta sabían que no sólo era descabellada, sino difícil de realizar, debido a los problemas económicos y políticos por su construcción. Más que controlar la inmigración, tal vez sea una forma de presión para negociar otra agenda. Y se ha dicho que la propuesta no pasará en el Senado, pero por lo pronto ha generado un clima que complica la ya de por sí precaria situación de los trabajadores migratorios. También es probable que haya influido en el agente fronterizo que disparó en contra de una persona que intentaba cruzar la frontera "porque le lanzaba piedras", según sus primeras declaraciones.
EN UNA SITUACION como ésta no se puede olvidar que una de las armas favoritas de los grupos antimigrantes es culpar a los trabajadores migratorios de los males económicos y sociales que afectan principalmente a los estados fronterizos. El clima de linchamiento que inducen en contra de dicha población tiene frecuentemente resultados funestos, según se puede apreciar.
TAL VEZ UNA de las facetas más lamentables de lo que está ocurriendo es que no se entienda la profunda relación que existe entre los dos países y la necesidad de que ésta encuentre un marco legal ad hoc en la política migratoria estadunidense.
EN ESTE SENTIDO, el mes pasado aparecieron una serie de artículos en el diario San Francisco Chronicle sobre la intensidad de esa relación y la forma en que se cristaliza en ambos lados de la frontera: maquiladoras que satisfacen la demanda estadunidense de infinidad de productos a bajos precios; plantas que producen energía a bajo costo para los estados fronterizos de Estados Unidos; manifestaciones culturales de las que se ha beneficiado todo ese país, pero principalmente Arizona, California, Nuevo Mexico y Texas; miles de trabajadores, muchos altamente calificados, que en el día laboran del otro lado y regresan a México por la noche, sin los cuales sería difícil imaginar el funcionamiento de la economía en esos estados. Son sólo algunos ejemplos que el diario menciona sobre la riqueza y diversidad de esa relación.
NO ES POSIBLE que en el siglo XXI las balas y los muros sean la respuesta a la necesidad de una política migratoria a la altura de las necesidades de ambas naciones, máxime que una ha hecho gala de su respeto a la democracia y los derechos humanos. Sería deseable que en esta ocasión la oportunidad de definir una política migratoria acorde con esos preceptos no quedara atrapada en los jaloneos políticos en Washington y se dejara de usar a los migrantes como rehenes en ese estira y afloja.