2006, año de riesgo para AL
A fines de año la dependencia de la región en el financiamiento extranjero podría convertirse en una carga mayor, que detenga más el crecimiento
El crecimiento del PIB en la región latinoamericana se redujo en 2005 debido a una desaceleración en la economía brasileña, que enfrentó una menor demanda del exterior y una aguda apreciación del real, así como a la desaceleración en Venezuela tras una excepcional actuación en 2004, cuando la economía resurgió de una caída profunda y prolongada. Sin embargo, a una tasa estimada de 4.5%, el crecimiento en toda Latinoamérica fue mucho mejor que el alcanzado a lo largo de la década pasada.
En el futuro cercano se espera que el crecimiento mengüe todavía más, conforme la demanda de importaciones en los mercados claves de Estados Unidos y China se debilita, el precio de las mercancías se estabiliza tras varios años de incrementos súbitos, y las tasas de interés nacionales continúan elevándose. Aún más, la región se caracteriza por tener grandes necesidades de financiamiento, alentadas por la necesidad de subsanar préstamos extranjeros importantes.
Para finales de 2006, la dependencia de la región en el financiamiento extranjero podría convertirse en una carga todavía mayor, que contribuya a detener más el crecimiento. EIU espera que el crecimiento promedio anual del PIB sea de 3.7%, sobre todo el periodo pronosticado (2006-10). Aunque esto último implica un incremento estable más que súbito en los niveles de vida (dado el crecimiento proyectado de la población, de 1.4% al año), representa un mejora significativa sobre el periodo 1994-2003, cuando el promedio real del PIB en Latinoamérica era de sólo 2.3%.
América Latina enfrenta un número importante de riesgos que podrían convertir esta ligera desaceleración en algo mucho más serio. El estrechamiento de la política monetaria de EU conducirá finalmente a una contracción de la liquidez internacional, problema potencial para una región con necesidades sustanciales de financiamiento externo.
En anticipación de las condiciones del mercado financiero internacional, varias naciones latinoamericanas recurrieron fuertemente a los mercados de capital a principios de 2005, y consiguieron préstamos suficientes para salir adelante hasta finales de 2006. Pero después de esa fecha podrían presentarse problemas debido a que muchos países siguen dependiendo bastante del financiamiento exterior y se verán obligados a recurrir a los mercados de capital a intereses mucho más altos.
Para Brasil los riesgos se perfilan grandes, debido a sus dificultades fiscales actuales y a las presiones que el gobierno enfrenta para propiciar el crecimiento económico más que la consolidación fiscal.
El auge económico de China de los últimos años ha jugado un papel significativo en el crecimiento económico de América Latina, en particular a través del impacto en sus exportaciones de bienes manufacturados y de materia prima. Así, los intentos de China por disminuir la demanda en algunos sectores de estas economías podrían desestabilizar la economía de Latinoamérica, sobre todo si el crecimiento en China disminuye de manera más aguda de lo que intenta el gobierno.
Finalmente, el aumento del sentimiento proteccionista en EU y la Unión Europea podría socavar el desarrollo económico de Latinoamérica al desalentar sus perspectivas de crecimiento en sus exportaciones. Perú, Colombia y Ecuador esperan firmar un tratado de libre comercio con Estados Unidos a principios de 2006, con lo cual llegaría a su fin más de un año de pláticas. Pero el tiempo exacto de esta negociación y sus probabilidades de ratificación -sobre todo por el Congreso de EU- son inciertos. Si el tratado no se ratifica y pone en marcha, estos países se arriesgan a perder preferencias comerciales ya existentes que están por expirar.
La comunidad andina continúa siendo la subregión de más rápido crecimiento. Pero el debilitamiento gradual de la demanda de importaciones de los países de la OCDE y China, junto con una baja en los mercados de exportaciones más grandes de Latinoamérica, han obligado a que el crecimiento de las exportaciones de la región andina se reduzca. Las ventas al extranjero podrían elevarse de manera más modesta en los próximos dos años. Condiciones financieras más apretadas también contribuyen al estrechamiento de la expansión de la demanda nacional, con un menor gasto de inversión.
FUENTE: EIU