Concluyó muestra sobre esa corriente en el Centro Georges Pompidou de París
El dadaísmo, multifacética expresión artística que aún despierta pasiones
La gratuidad en los museos para menores de 18 años, paliativo contra la violencia juvenil
París, 10 de enero. Uno de los paliativos que surgieron a raíz de la semana de violencia juvenil suburbana en Francia fue decretar la gratuidad de la entrada a los museos para los menores de 18 años, pues antes el límite era hasta los 13 años.
En este contexto, el pasado domingo, penúltimo día de la exposición sobre el dadaísmo, que se abrió el pasado octubre en el Centro Georges Pompidou, la fila para visitarla medía más de 300 metros con muchos adolescentes entre el público.
Más de 2 mil piezas plásticas y literarias dispuestas en 40 celdas, por autor o por formas de expresión, permiten al espectador usar el orden que desee para visitar la exposición.
La museografía lleva naturalmente a interesarse por los manuscritos originales o los impresos, los cuadros y los objetos, haciendo que el visitante experimente con sentimiento más que con la razón el espíritu de los dadaístas y termine ''comprendiendo", sin explicaciones enciclopédicas, qué fue el dadaísmo y cómo aparece hoy entreverado en el arte contemporáneo, casi un siglo después de creada y ''desaparecida" dicha corriente, aunque en realidad, como dice Max Ernst: ''el dadaísmo es eterno, sólo quedó en estado de inacabamiento definitivo".
Receta de Tristan Tzara
André Breton escribió en el Claro de Tierra (1923) ''...el niño soplaba las flores de la ropa lavada como si fueran velas y se persuadía de la lentitud de la vida"; Philippe Soupault: ''¡Oiga usted, señor, psst! Tenga la bondad de ver la vida como flor / la libertad se llama hoy / los cabellos son las cifras de los pobres / abra los ojos para no ver nada"; y Jean Crotti: ''No es visible lo invisible más que para los ojos de vidrio/ No es comprensible lo incomprensible más que para el cerebro de porcelana. Entre dos tormentas se encuentra lo bello y con demasiada frecuencia la verdad cambia de camisa".
Teodoro Fraenkel usaba dos tarjetas de visita que decían ''Maestro desilusionista" o bien ''Artista descompositor".
Paul Dermée, ''dadaísta cartesiano", escribió en 1920: ''¿Qué es dadá? Todo es dadá. Cada uno tiene sus dadás. Usted venera sus dadás, a los que hizo dioses. Los dadaístas conocen sus dadás y se burlan de ellos. Es su gran superioridad sobre usted (y más adelante) Dadá no es una escuela literaria ni una doctrina estética (...) dadá nos descascara la espesa costra de escoria que se ha depositado en nosotros desde hace siglos".
Tristan Tzara propuso en 1921 la siguiente receta ''para hacer un poema dadaísta": ''Tome un periódico. Tome unas tijeras. Escoja un artículo de la extensión que quiera dar a su poema. Recorte el artículo y luego corte cuidadosamente cada palabra. Métalas en una bolsa y agite suavemente. Saque cada recorte y acomódelo uno tras otro en el orden en que van saliendo. Cópielos concienzudamente. El poema se le va a aparecer y he aquí que se convirtió en un escritor infinitamente original y de encantadora sensibilidad, aunque incomprendida por el vulgo..."
Marinetti escribió en 1915 a este último: ''Le envío no versos libres que ya no sirven, sino palabras en libertad, liberadas de toda prosodia y sintaxis, en un lirismo absoluto".
Libertad de palabras que usa Alfred Stieglitz (1915) para trazar con ellas un dibujo intitulado Mujer: querrás leerte en este retrato, entregándole las siguientes frases: ''...sin forma... atrofia cerebral causa de la materialidad pura... placer hasta destruir su ser social"; y Georges Herbiet (a) Christian conforma su Huevo podrido (1921) con las palabras ''pederasta, viruela, Picasso, mierda, Bataille, Dada, Moisés, judíos, comerciantes de carnes humanas, surrealismo, impotencia, neurosis, política..." para poner fuera del huevo la palabra ARGENT (dinero) y ''aquí está el resto del mundo, más de 3 mil millones de habitantes a quienes les vale".
Con mínima participación femenina, esta corriente nació en Zurich (Tristan Tzara) y en Nueva York (Man Ray: ''Todo Nueva York es dadá y no tolera ningún rival"). En Berlín el dadaísmo fue compromiso político antinazi con Georges Grosz, quien decía: ''Mi arte debía ser sable y fusil: las plumas para dibujar eran fetos de paja si no tomaban parte en el combate por la libertad"; Otto Dix pintaba sátiras coloridas que recuerdan las de nuestro Diego Rivera; Raoul Haussman hizo el emblema dadaísta: un objeto de madera y metales llamado Cabeza mecánica y espíritu de nuestro tiempo y John Heartfield creó de un cerdo volante vestido de nazi, entre otras obras.
De París a Tokio
En París el dadaísmo alcanzó su máxima frivolidad y provocación con teatro, exposiciones, y ediciones literarias que ''espantaban a los burgueses", los autores principales, Francis Picabia, Jean Arp, Marcel Duchamp, Max Ernst y Man Ray, entre otros, fueron abandonados por arrogantes por los ''Tabu-Dadá'' encabezados por Jean Crotti y Suzanne Duchamp, en 1921.
En Tokio, el pintor Murayama Tomoshi fundó el grupo Mavo y el poeta Takadashi Shinkchi incorporó al dadaísmo el budismo zen. Húngaros, checos, rumanos y yugoslavos dadaístas terminaron por orientarse hacia el constructivismo. El ruso Ilia Zdanevich creó un estilo basado en la sonoridad de la palabra. Los italianos Julius Evola y Marinetti se decidieron por el futurismo. Los dadaístas Paul Citroen, en Holanda, y Paul Joostens, en Bélgica, hicieron collages y objetos espectaculares.
Pero fue en Hannover, Alemania, donde apareció uno de sus mejores exponentes: Kurt Schwitters (1887-1948), quien inventó los merz: objetos exquisitos y originales que terminó extendiendo a la arquitectura, el teatro y la poesía; para esta última usó un seudónimo femenino: Anna Blume (Ana Flor), con una ''movilidad interior" que también usó Marcel Duchamp al travestirse como Rrose Selavy (cuyo sonido en la erre es deliberadamente fuerte y el apellido es homófono de la frase ''así es la vida" en francés).
Inventó además un frasco perfumero con su propia efigie femenina, al que llamó La belle haleine (el bello aliento, que suena como la bella Elena), pero el genio de Duchamp se expresó sobre todo en lo que llamaba ready-made, objetos de desecho comunes y corrientes elevados al rango de arte por una elección del artista fundada ''en la indiferencia visual y en la ausencia del buen o del mal gusto". También fue gran poeta e inclusive compuso música para piano para acompañar las palabras.
Entre los hispanohablantes, el madrileño Joaquín Edwards Bello, autollamado ''representante del Salsifí Trust", escribió a Tzara: ''querido Presidente: tengo el honor de informar a su excelencia que Nicaragua, Guatemala y Perú reconocieron la República Dadá. Nos empavonamos por ello", y los latinoamericanos Jorge Luis Borges y Vicente Huidobro participaron activamente en su momento.
El Nobel Octavio Paz estuvo próximo a Duchamp y escribió de él y con él. Mientras que el gran poeta Guillermo Apollinaire pintó una acuarela sobre cartón intitulada Las fresas de México, con la que empieza la muestra de esos creadores multifacéticos, plásticos y literarios, que todavía despiertan pasiones.
Como la que experimentó al parecer un visitante hace días ante Fuente (1917), urinario de porcelana glaseada con su firma, que le provocó emprenderla en su contra.