Usted está aquí: lunes 16 de enero de 2006 Estados Con apoyo de la UNESCO y ONG alfabetizan indígenas en Chiapas

El programa ha beneficiado a 489 mujeres que también reciben microfinanciamientos

Con apoyo de la UNESCO y ONG alfabetizan indígenas en Chiapas

El plan funciona en Zinacantán, San Juan Chamula, Teopisca y San Andrés Larráinzar

ELIO HENRIQUEZ CORRESPONSAL

Zinacantán, Chis., 15 de enero. María Pérez Pérez está a punto de cumplir 50 años y, como la gran mayoría de mujeres indígenas, no asistió a una escuela cuando era niña, pues debió cuidar a sus hermanitos y a los pocos animales domésticos que poseían sus padres, con quienes vivió en pobreza extrema.

Sin embargo, esta mujer tzotzil de los Altos de Chiapas tuvo la oportunidad de aprender a leer y a escribir, experimentar la sensación de tomar lápiz y cuaderno, de recorrer renglones para descifrar su contenido.

"Yo no fui a la escuela cuando era niña porque tenía que cuidar los animales (ovejas y vacas) que teníamos y hacer otras cosas para ayudar a mis padres, que eran muy pobres. Ahora me arrepiento de no haber hecho el esfuerzo por aprender desde entonces", dijo María, quien como otras muchas mujeres indígenas sólo habla su lengua materna.

"Pensé que nunca iba a aprender a leer y a escribir", apuntó.

La ocasión de obtener instrucción le llegó a María y a otras indígenas hace poco más de tres años, cuando la Organización de Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (UNESCO) aportó 8 mil dólares para un programa de alfabetización en los Altos de Chiapas.

María es una de las 498 mujeres que aprendieron a leer y escribir o están en ese proceso, gracias al apoyo otorgado por la UNESCO a Alternativa Solidaria Chiapas (Al Sol Chiapas), organización no gubernamental (ONG) que ofrece "servicios de microfinanzas a mujeres de muy escasos recursos económicos, para que por medio del autoempleo logren mejorar su situación y la de su familia", según indica la directora ejecutiva de la institución, Katia Corroy.

Uno de los 47 grupos de mujeres beneficiados con el programa de alfabetización recibe clases en la cabecera de Zinacantán, municipio tzotzil ubicado a 10 kilómetros de San Cristóbal de las Casas.

Cada 15 días las mujeres, junto con sus hijos, se reúnen para recibir una hora de clases.

El grupo de María se conforma por 12 personas, a quienes atiende la instructora Rosalinda Bolom, quien habla la lengua tzotzil, condición indispensable para realizar su trabajo.

Se imparten las clases sin pizarrón y con muchas ganas

Las clases se imparten en el patio de la humilde vivienda de una integrante del grupo, sin mesas ni sillas. Las alumnas escriben paradas o sentadas en el piso de tierra.

Pero ignoran esos detalles. Al llegar la instructora ríen nerviosamente porque tienen que entregar la tarea que les dejó 15 días antes.

Olvidar lápiz o cuaderno, o que una alumna no escriba letras correctamente, es motivo de risas y cuchicheos en su lengua.

Aprender nuevas letras u oraciones les causa emoción y alegría.

En una cartulina blanca que le sirve de pizarrón, Rosalinda Bolom escribe sílabas que sus estudiantes repiten mientras gallinas y perros atraviesan el patio.

Los hijos pequeños de las indígenas se les cuelgan de sus largas faldas oscuras, al tiempo que ellas copian la lección y completan la plana.

"No se puede avanzar con la rapidez que quisiéramos porque las condiciones no son las óptimas y las clases son una vez cada dos semanas, pero muchas han aprendido a leer y escribir", dijo la instructora, quien aseguró que María es una de sus alumnas más avanzadas.

Ella y otras compañeras que han pasado el primero de los tres niveles que se plantean ya reciben clases de matemáticas para aprender a sumar, multiplicar, dividir y restar.

"Yo no sabía firmar ni poner mi nombre, pero ahora ya sé, por eso me siento muy contenta", dijo María.

"Quiero seguir aprendiendo para leer y escribir más cosas; para hacer mejor las cuentas de mi negocio y vivir un poquito mejor", comentó.

Añadió que su esposo y sus cuatro hijos la apoyaron para superarse. Destacó que con un pequeño crédito que Al Sol le otorgó cosecha flores para vender.

En cada clase, un promotor de Al Sol acompaña a Rosalinda para cobrar y entregar créditos a mujeres solicitantes. Con esta estrategia, las alumnas no faltan a clases.

El promotor que acompaña a Rosalinda a Zinacantán, el tzotzil Domingo Hernández Díaz, explicó que la idea de que las mujeres debían alfabetizarse surgió porque cuando entrega algún crédito Al Sol no acepta que las beneficiarias pongan huella digital, como se acostumbra cuando alguien no sabe leer ni escribir, situación relativamente común en zonas indígenas.

"Aunque sea sólo sus iniciales tienen que aprender a escribir para recibir el crédito, y esa exigencia las ha llevado a hacer un esfuerzo", indicó Domingo.

"Al principio muchas se niegan a recibir clases, pues dicen que ya están muy viejas y que su cabeza está muy tonta, pero poco a poco van tomando confianza", subrayó.

El programa de alfabetización, que llamó la atención en la UNESCO, se da en cinco municipios indígenas de Chiapas: Zinacantán, San Juan Chamula, Teopisca y San Andrés Larráinzar. Actualmente participan 498 mujeres.

Katia Corroy, directora ejecutiva de Al Sol Chiapas, explicó que la idea del programa de alfabetización básica surgió porque 80 por ciento de las 4 mil 679 mujeres que forman parte de la ONG no saben leer ni escribir.

"El principal problema que teníamos era que no contábamos con dinero para llevarlo a cabo, pero en 2002 conseguimos algunos recursos de la fundación Gills, de Bélgica, y luego contactamos a la UNESCO. La solicitud que le hicimos fue aprobada en 2002 y nos dieron 8 mil dólares para empezar; en noviembre de 2003 nos dieron otros 4 mil", indicó.

Corroy indicó que la UNESCO tiene participación directa en apoyo económico y técnico.

En este último aspecto, el organismo revisa la metodología que se aplica y sugiere cambios que considere pertinentes.

Añadió que los recursos aportados por la UNESCO se utilizan para salario de instructores, materiales y visitar las comunidades donde se ofrecen clases.

Por su parte, Al Sol proporciona transporte a promotores.

Señaló que quienes ingresan reciben créditos de mil pesos, pero con el tiempo pueden obtener 15 mil para financiar proyectos como tiendas de abarrotes, compraventa de frutas, verduras y pollo, producción de artesanías y flores.

 
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