El cumpleaños del arzobispo ortodoxo congrega a elites políticas y empresariales
"Estamos hartos de promesas", sentencia el jerarca Chedraoui a Calderón y Madrazo
"La silla grande es para servir, no para servirse de ella", dice ante el azoro de candidatos
López Obrador, gran ausente de la celebración, en la cual el jabalí fue platillo principal
Personajes del mundo político, religioso, diplomático y empresarial se dieron cita en el fraccionamiento Bosque del Real, una de las zonas más lujosas del estado de México, para festejar el cumpleaños 74 del arzobispo ortodoxo, Antonio Chedraoui.
El gran ausente fue el candidato perredista a la Presidencia de la República, Andrés Manuel López Obrador. El panista Felipe Calderón y el priísta Roberto Madrazo acudieron a la celebración, que reunió a más de 500 personas, convencidas de que su presencia en el lugar no constituía una violación a la tregua pactada con el Instituto Federal Electoral, que hoy concluye.
Primero llegó Calderón, acompañado de su coordinadora política, Josefina Vázquez Mota, al final de una ceremonia religiosa que compartió el jerarca con el arzobispo primado de México, el cardenal Norberto Rivera Carrera, para colocar las primeras piedras de otra catedral ortodoxa en el país y de una casa de retiro de la tercera edad en el municipio de Huixquilucan, teniendo como testigos al jefe de la Oficina de la Presidencia para la Innovación Gubernamental, Ramón Muñoz; la esposa del jefe del Ejecutivo, Marta Sahagún, y los secretarios de Hacienda, Comunicaciones y Transportes, y Turismo, Francisco Gil Díaz, Pedro Cerisola y Rodolfo Elizondo, respectivamente, así como el presidente de la Comisión Nacional de Derechos Humanos, José Luis Soberanes, entre otros.
Respetuosos, el cardenal Rivera y el también arzobispo católico Emilio Berlié se cuidaron de persignarse para no ir en contra del rito ortodoxo, en el cual algunos movimientos de la mano, al hacer la señal de la cruz, se realizan de manera diferente.
Al final de la ceremonia, a cuya cita se convocó a las 14 horas, Calderón recibió saludos de varios de los presentes. Entre ellos el arzobispo primado de México, quien le dio un fuerte abrazo y le preguntó:
-¿Amaneciste bien hoy?
-Bien -respondió el panista.
-¿Dormiste bien? -insistió el jerarca religioso,
-Sí, seguí su consejo.
-Qué bien; dormir sí sirve.
Contrario a este intercambio afectuoso, Marta Sahagún sólo saludó a su correligionario, pero evadió a Vázquez Mota, quien hizo lo propio. Con el pretexto de estrechar la mano a más personas, ambas se daban la espalda.
Terminada la celebración religiosa, el arzobispo Chedraoui pidió a sus invitados, para quienes dispuso hasta de un helipuerto, pasar al club de golf del fraccionamiento para la comida. Allí se sumaron, entre otros, el jefe de Gobierno del Distrito Federal, Alejandro Encinas; el gobernador del estado de México, Enrique Peña Nieto; el procurador general de la República, Daniel Cabeza de Vaca, y Madrazo.
Este último saludó a Calderón, y cuando se dirigía a ocupar el sitio que le indicaron, le dio una palmada en la espalda a su contendiente a la Presidencia de la República. Entonces el panista dijo: "Me está golpeando", y ambos políticos bromearon durante segundos, para luego darse un abrazo, como fin del momento.
-¿Es el abrazo de Judas, Felipe?
-Todo bien, todo bien.
A la hora del entremés libanés-mexicano, el arzobispo Chedraoui planteó a los candidatos que los mexicanos "estamos hartos de promesas, de ofensas, de descalificaciones, acusaciones y golpes bajos que sólo producen decepción y menor número de boletas en las urnas: abstencionismo".
Les recordó que en este país, la "silla grande es para servir y no para servirse de ella, y que el que se siente allí se olvide de sí mismo, porque antes de su bienestar está el de más de cien millones de mexicanos que esperan un periodo de trabajo y avance. Que esto no se pierda por curar, cicatrizar heridas y resolver diferencias egoístas que sólo conducen a la parálisis del país".
Al final, los dos aspirantes a la Presidencia coincidieron en que agradecían la admonición del religioso y rechazaron decir otra cosa para no violar la tregua pactada.
El gobernador mexiquense Peña Nieto manifestó que ya no quería hablar más del asunto de las investigaciones sobre su antecesor, Arturo Montiel, mientras el procurador Cabeza de Vaca reiteraba que continúan las indagatorias en contra del priísta para determinar si cometió fraude fiscal o financiero. Repitió que no conoce a Manuel Bibriesca. Mientras, la fiscal especial para Delitos Electorales, María de los Angeles Fromow, aseguró que las autoridades harán su máximo esfuerzo para garantizar la legalidad de los comicios del 2 de julio.
Para la comilona, cuyos platos principales fueron jabalí y borrego, se colocaron 56 mesas con diez sillas cada una, además de la principal, con unos 20 asientos, donde se ubicaron los principales funcionarios y empresarios, como Carlos Peralta, y jerarcas religiosos, incluido el controvertido obispo Onésimo Cepeda. Abajo, al frente de ésta y en medio del salón, quedaron las número 46, 36 y 26. En la primera, Calderón con otros panistas; en la siguiente, Madrazo y más priístas, excepto la secretaria general del partido, Rosario Green, quien departió con otro grupo. En la tercera sólo se ocuparon cuatro sillas, pero en ninguna de ellas estaba sentado algún perredista.