CIUDAD PERDIDA
PRD-DF: triunfo del corporativismo tribal
Jornada casi en calma
La institucionalización puede esperar
PODRIAMOS DECIR que la elección interna del PRD transcurrió, pese a los barruntos de violencia, casi en calma. Esta, sin duda, es una buena noticia que, a los ojos de muchas personas, significa un rasgo de civilidad que ese partido ha mantenido oculto durante los años que lleva de vida, que ya se acercan a las dos décadas.
PERO ESE casi impidió que todo fuera miel sobre hojuelas. Los comentarios, desde luego extraoficiales, que han corrido por ese partido, señalan que, una vez más, en la elección interna, la fuerza del corporativismo, el acarreo y, en fin, las malas mañas de los integrantes de las tribus perredistas hicieron que nada nuevo sucediera, es decir, no se logró romper la estructura viciada que mantiene a ese partido dividido en grupos de interés.
PARA DECIRLO más claro: cada tribu conservó su territorio mediante las peores prácticas de esta democracia electoral, que asumen sin la menor intención de cambio, y que elección tras elección lastima la credibilidad del organismo.
CUAUHTEMOC Y Coyoacán, para René Bejarano; Iztapalapa y Venustiano Carranza, para René Arce, y así sucesivamente hasta delimitar el territorio de cada cual, y todos conformes. Para eso sirvieron los escándalos previos al domingo de la elección, para medir fuerzas y para que todos estuvieran ciertos de la capacidad destructora que tiene cada tribu.
ASI, LA elección bajo amenaza no podría tener otro resultado que el obtenido. Cualquier final de proceso que cuestionara los poderes territoriales corría el riesgo de llevar al PRD a un suceso poco deseable para estos tiempos de elección federal, como el que se efectuará a la mitad de este año.
POR ESO es que en Coyoacán, que vivió el último trienio bajo el sino de Miguel Bortolini, no existe una explicación razonable para entender que la gente de esa delegación reiterara su aprecio por otro títere de René Bejarano, pero todo indica que así será.
ES COMO si en el país, después de conocer a Vicente Fox y saber cómo gobierna el PAN hubiera alguien en sano juicio que pretendiera volver a comer de la misma sopa. No habría una explicación razonable para tal desastre.
DE CUALQUIER forma, hasta muy entrada la noche de ayer no había resultados de la elección, aunque éstos ya estuvieran en la boca de casi todos los dirigentes de ese partido.
LA LECCION que deja este proceso es que el PRD no tiene ninguna fuerza para enfrentar a sus tribus y, cuando menos por el momento, no hay forma de perforar el caparazón del corporativismo que impide la institucionalización de esa organización política.
DE ESE modo, que nadie se llame a sorpresa cuando se digan los nombres de los triunfadores de la elección. El PRD no se atrevió, otra vez, a transformarse y, seguramente, aguantará en silencio y lleno de oprobio un resultado que más bien parece el camino seguro a la autodestrucción.
POR LO pronto, hay que señalarlo otra vez, el fantasma de la violencia interna parece haber desaparecido, y eso, desde luego, obra en su beneficio. Los dos últimos ejercicios de voto en la ciudad transcurrieron sin novedad y eso puede detonar el cambio. Ojalá y así sea.
Y ESTO porque, como ya se ha dicho en reiteradas ocasiones, la responsabilidad del ese partido frente a las elecciones federales de este año crece cada día con la aceptación popular que su candidato a la Presidencia de la República, Andrés Manuel López Obrador, va recogiendo por todo el país.
TERMINO ASI, por fin, la elección interna. Tal vez la más dura, y viene otra tal vez más fácil por las condiciones de ventaja que se han creado en la capital a favor del PRD, pero lo que nadie debe hacer es dormirse, por ello, en sus laureles.